Ese increíble azul que degrada y define el cielo del mar...

Inspirador paisaje, qué siento cuando te veo, cuando te observo detenidamente, no hacen falta filtros para darme cuenta de tu belleza en medio de tanta imperfección, la grandeza que se nota es reflejo de años y años de pequeños movimientos que van dando forma a tus increíbles relieves.

El amor y la felicidad, ¿cómo he de encontrarlos sola? y de encontrarlo tendría que compartir mi gusto por tus paisajes y por tus relajantes atardeceres, no es cuestión de encontrarlos o no, es cuestión de saber apreciarlos, allí estan frente a mí a través de estas simples fotografías, allí es donde se encuentra la felicidad y el amor, en lo simple de cada día, en lo pequeño o grande, que más detalles que poder observar estos paisajes, que más regalos que los que nos ofrece la naturaleza.

Del que quiera compartir su vida conmigo, no solo será conmigo, sino también con mis errores, con mis defectos, con mis amores y mis tropiezos, tendrá que saber que prefiero un jardín que florece y muere cada cierto tiempo a una flor que al arrancar de su raíz muere con el tiempo. No exijo mucho pues no soy perfecta, no doy mucho pero doy con el corazón o con el estomago por decir algún otro órgano del cuerpo.

Les regalo estas palabras que surgen cuando veo estas fotografías, ya que me hubiese encantado poder quedarme sentada a mirar como cambia el día a la noche como ese destello de luz clara va bajando hasta indicarnos la división entre el cielo y el mar, como se va enrojeciendo, es el cielo que se apena con las miradas enamoradas de los terrestres como yo, indicando que ya el día muere y que la noche nace.

Las pocas nubes hacen una sombra como de pájaro o de avión indicando que ahora es queda por volar, que son muchos los paisajes que faltan por admirar y que sola o acompañada ahora es que queda por andar.