Almas empañadas por eventuales tristezas, que se escapan de nuestras manos, evitar tenerlas, lidiando todos los días con la nostalgia de lo que se fue, con la típica pregunta que se viene a nuestra mente ¿Por qué?.

La vida se encarga de poner todo en orden, ella es sabia y encuentra las respuestas de ese porqué a lo largo del camino, dejemos que la experimentada vida con la sabiduría del tiempo, tome las riendas de aquellos amargos momentos, seamos como un velero, navegando por un mar desierto, tomemos el timón y apoyémonos con el viento.

Mientras todo empieza a tomar orden en la vida, me sentare en una cafetería ¡vaya vista la mía! me encuentro a los pies de la hermosa torre Eiffel, entretanto mis ojos disfrutan de esta hermosa estructura, me tomo un café para endulzar mi cordura, esperando pacientemente que se materialice nuestro anhelado encuentro, acordado en un momento dado entre conversaciones y risas.

Disfrutemos juntos ese café en París, una ciudad que no conoce el dormir, las luces en medio de sus noches, nos invita al derroche, merecemos disfrutar de ese momento que nos brinda la vida y relajarnos con la brisa parisina.