Frente a esta realidad, es necesario que las organizaciones adopten estrategias que los conlleve a emparejarse con las exigencias de su entorno. Es allí cuando entra en juego la habilidad y liderazgo del gerente de la empresa, quien enfocado en la misión y visión de su organización, aunado con el recurso más valioso que tiene, como lo es el recurso humano o los miembros de la empresa; toma decisiones en las que orienta a la organización hacia un proceso de cambio.

En este orden de ideas, los autores resaltan la importancia que tienen la participación gerencial en un proceso de cambio no solo operacional o administrativo, sino también cultural. Es necesario tomar en cuenta los valores, las costumbres, los hábitos y las conductas de los miembros de la organización y revertirlos en el firme compromiso de involucrarlos y hacerlos parte de los objetivos de mejoras de la empresa, brindándoles la seguridad que los llevará a formar parte de una organización estable y que a su vez esto será parte de su crecimiento profesional y personal, es decir beneficios mutuos.

Este paisaje es un medio motivador que el gerente puede usar para hacer fluir sus intereses y evitar o minimizar los factores de resistencias al cambio, considerando que uno de los objetivos principales del profesional contemporáneo es mantenerse a la vanguardia de su entorno.

En este caso Alfonzo y Ventocilla (2008) a lo largo de su artículo Gerencia del cambio cultural, perfila dos cambios culturales los cuales son:

• Pasar de la Cultura del Incumplimiento a la Cultura de Cumplimiento.
• Pasar de la Cultura de Cumplimiento a la Cultura del Mejoramiento Sistemático de los Procesos.

Cultura de incumplimiento

Desde el punto de vista del autor del presente post, la cultura del incumplimiento es una práctica arraigada a las excusas de no poder llevar a cabo las metas previamente definidas por la organización y tienen su originalidad en el poco esmero y en la poca atención hacia el cumplimiento de los objetivos. Siendo esta cultura muy poca competitiva frente a otras organizaciones que pueden asegurarle al cliente el fiel cumplimiento de sus requisitos.

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Cultura del cumplimiento

Surge la necesidad de pasar de la cultura del incumplimiento a la cultura del cumplimiento. En la práctica de esta cultura se tienen bien definidas y claras las metas y los objetivos que puede cumplir la organización, es decir no se exaltan a comprometerse con un requisito o especificación del cliente que de antemano se conoce que no están en capacidad de cumplir; así mismo se asignan dueños de procesos, dejando claramente establecido y delimitado las responsabilidades y funciones de una persona frente a una actividad, haciéndole reconocer el compromiso que tiene con el cliente. De igual manera, el proceso es monitoreado estratégicamente con la finalidad de mitigar errores o desviaciones que pongan en peligro el cumplimiento.

Esta cultura persigue la finalidad de convertir a la organización en competitiva y ocupar un posicionamiento merecido en el mercado en el que se desempeñe; sin embargo, alcanzar este título “Competente” no es eterno ni garantía de rentabilidad, esto exige un esfuerzo cada vez un mayor para “Mantenerse”, considerando que la organización está rodeada por competidores que en su mayoría buscan el mismo fin (posicionarse en el mercado).

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Cultura del mejoramiento sistemático de los procesos

Emerge la necesidad de pasar de las prácticas de la cultura del cumplimiento a la cultura del mejoramiento sistemático de los procesos, donde a pesar de que previamente se establecieron metas durante el proceso, se busca superarlas con la finalidad de establecer nuevos estándares, en este caso prevalece la mejora continua.

Esto puede fácilmente visualizarse en los indicadores de gestión que deben efectuar la organizaciones, para lo cual es recomendable que en sus primeras prácticas el establecimiento de la metas sean soportadas por lineamientos que la empresa esté segura que pueda cumplir y luego de un periodo prudencial según la frecuencia de su estudio y de reconocer que es mantenido el cumplimiento de la meta, se adopte la mejora continua del proceso medido, ajustando progresivamente los requerimientos del indicador siempre a favor de establecer un proceso exitoso con un margen pequeño de incertidumbre en cuanto a su desviación.

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Es válido y congruente asimilar que los procesos de mejora continua en una organización se dan por el apoyo que el mismo entorno les ofrece en forma de oportunidades, tal es el caso de la aplicación de innovaciones con las que se pretenden asumir los cambios y superar los retos del entorno empresarial.

Finalmente, los gerentes de la organizaciones deben estar conscientes del mundo tecnológico y del bombardeo informativo en el que se encuentran sumergidos como dirigentes de una empresa; lo cual debe servir como impulso para el uso de: métodos de trabajo actualizados, nueva maquinaria con avanzada tecnología, poner en práctica un programa de adiestramiento y formación de su personal enmarcado en mejorar la capacidad intelectual que posee.

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Este post fue realizado con la intención de aportar mejoras en tu ejercicio como gerente o responsable de una organización frente al mundo cambiante en el que vivimos.

@rosange

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Referencias Bibliográficas

• Alfonzo, R. y Ventocilla, E (2008) Gerencia del Cambio Cultural. Instituto latinoamericano de organización y sistemas. Rogelio Carrillo compilador, (pp.1-9).
• Beckhard. R. y Harris, R. (1988) Transiciones Organizacionales, (2da ed. pp. 1-10, 120-123) México: Addison-Wesley.
• González, I. (2008) La Sociedad de la Información y El Conocimiento (Desarrollo Organizacional, Gestión del Cambio, Innovación y Cooperación en la Nueva Economía). Caracas. Universidad Nacional Abierta. (pp. 1-12).
• Heifetz, R., Linsky m. (2002) Una guía de supervivencia para líderes. En. Harvard Business Review. Desarrollar la resistencia de las personas y las organizaciones. Barcelona, Edit. Deusto. (pp. 71-96).