El pobre señor Eugenio, un vecino de mi casa, el cual camina con muchísima dificultad ya desde hace mucho tiempo, él es una persona que lamentablemente vive solo, tiene 3 hijos los cuales viven en el exterior, hasta hace un par de años lo acompañaba su amada esposa, lamentablemente ella falleció de un infarto, la muerte de su amada esposa lo golpeo de una manera inesperada, ya que ella falleció justo el día cuando cumplían 50 años de casados, esa mañana él se levantó muy temprano y fue a comprar las frutas que le gustaban más a su esposa para hacerle un desayuno sorpresa, al llegar a su casa prendió la radio de la cocina y realizaba el muy apreciado desayuno para llevárselo a la cama, al entrar al cuarto y darle la sorpresa, el sorprendido resulto ser el, su esposa había fallecido.

Un par de años más tarde, mejor dicho actualmente el señor Eugenio realiza la misma caminata hacia la frutería, donde a diario compra las mismas frutas y realiza un desayuno para dos personas, aún no ha podido olvidar a su amada esposa, ya no puede casi caminar, el dolor de una de sus rodillas ya es casi insoportable para él, aunque él no diga nada todos por mi cuadra lo podemos notar, hace una semana aproximadamente, mientras paseaba a mi perro logre alcanzar al pobre señor Eugenio mientras lo acompañaba hacia la frutería, ya estando en la frutería realizamos unas compras en común, el señor Eugenio me ayudo a escoger las mejores frutas, ya todos en ese lugar lo conocían debido a que iba a diario.

De regreso lo ayude con las bolsas y al llegar a su casa me hizo pasar para invitarme un delicioso jugo, sinceramente era uno de los mejores jugos de frutas que había probado en mi vida, tenía un poco de cada fruta, entonces ya estando en confianza me hizo referencia a su dolor en la rodilla derecha, el cual para poder aliviarlo tenía que ponerse bolsas de hielo durante las noches y tomar muchos analgésicos, en ese mismo lugar sabiendo que no era mi consultorio decidí evaluarlo, donde pude notar que tenía mucha limitación para flexionar la rodilla y a medida que forzaba su limitación se podía escuchar como crujía su rodilla, por lo cual en ese mismo momento lo invite al hospital donde yo trabajo, y sin pensarlo mucho decidió ir conmigo en mi carro, ya estando en el hospital de una vez lo hice pasar a la sala de Rayos X donde se le hizo una radiografía de ambas rodillas, al observar las radiografías pude notar que tenía una osteoartrosis severa degenerativa, era tan severa que no me explicaba como el señor Eugenio aun podía caminar, me imaginaba que el dolor debería ser insoportable, entonces yo ya había pensado en el plan para ayudar al señor Eugenio, tenía en mente realizarle un reemplazo articular de ambas rodillas, evidentemente en 2 tiempos primero se opera la rodilla que más le duele y luego de que se recuperara de la cirugía le operaria la otra.

Cuando le planteo lo que pensaba hacer al señor Eugenio, el solo me dijo:

• Rómulo si eso me va a quitar el dolor, has lo que tengas que hacer.
• Confió plenamente en ti para mi sanación.

De verdad me dejo sorprendido, ya que la mayoría de los pacientes a los cuales le planteo el acto quirúrgico siempre suelen darle muchas vueltas al asunto, ya que una cirugía de este tipo denominada una cirugía mayor tiene sus riesgos y más a la edad del señor Eugenio el cual tiene 79 años, de esa manera entonces lo ayude a canalizar todos sus estudios pre operatorios, los cuales se logró realizar ese mismo día, 5 días después, el señor Eugenio estaba ingresando al hospital para su cirugía, yo lo leve ese día en mi carro y a medida que entrabamos al hospital me quede observándolo y me di cuenta que estaba muy sereno, yo en su lugar estuviera muy asustado, ya estando en el quirófano el señor Eugenio fue pasado a la mesa operatoria, yo me le acerque para decirle que todo iba a estar muy bien y le presente a cada uno de las personas que conformaban el equipo quirúrgico, unos minutos después el señor Eugenio estaba totalmente anestesiado, la cirugía iba a empezar y decidí poner la música que más le gustaba al señor Eugenio que era nada más y nada menos que música clásica especialmente de Mozart, la cirugía duro unas 3 horas, al finalizar pudimos notar que el resultado había sido excelente.

Unas horas más tardes el señor Eugenio ya estaba en su habitación, al entrar el señor Eugenio estaba viendo la TV como si nada, de verdad no tenía ni dolor, se veía muy tranquilo y con una gran sonrisa, entonces le explique cómo había sido la cirugía y el tiempo que nos llevó, el simplemente llego me estrecho la mano y luego me abrazo con dos lágrimas en sus ojos agradeciéndome todo lo había hecho por él, entonces me dijo:

• Ya tú me contaste lo que hiciste en la operación.
• Ahora te voy a decir yo que me paso mientras me operabas.
• Aunque no me lo creas, logre ver nuevamente a mi esposa, y los podía ver a ustedes mientras me operaban, yo sé que todo había quedado muy bien, siempre lo supe ella me lo había dicho, te quiero decir que eres un hombre con un gran corazón.

Yo de verdad totalmente sorprendido con las palabras del señor Eugenio, cuando escuche lo que había dicho de su esposa me dio un escalofríos por todo el cuerpo era algo raro lo que paso en ese momento, de verdad sus palabras me llenaron de emoción y un par de lágrimas brotaron de mis ojos, al día siguiente lo di de alta el señor Eugenio prácticamente estaba muy bien ya podía caminar y lo mejor es que era sin dolor, ahora ya él se encuentra en su casa y todos los días lo visito para levarle las frutas que el siempre compra mientras se recupera, sin darme cuenta gane una gran amistad, lo cual me llena de muchísima satisfacción, ya que hacer el bien no tiene precio, y solo sabes que hiciste algo bien cuando ese algo te llena el corazón.

"A veces hacer algo que nos parezca muy sencillo para otros es algo inmenso, hay que ayudar siempre a nuestro prójimo en sus distintas maneras".