Ok, esto que les voy a contar hace referencia a una anécdota muy personal, resulta que yo hace un año mientras realizaba mi rotación por el mejor hospital ortopédico del país y uno de los mejores de Latinoamérica llamado el “Hospital Ortopédico Infantil” ubicado en la ciudad de caracas en mi maravilloso país Venezuela, mientras rotaba por la pasantía de miembros inferiores con uno de los maestros el Dr. Rafael Arcia tuve la experiencia de ser invitado a un maravilloso taller de prótesis total de cadera donde tuvimos la oportunidad de aprender cosas nuevas de la mano de grandes especialistas en el tema, además de eso también pudimos realizar prácticas con modelos anatómicos óseos, pero lo importante de esta historia radica en que muchas veces cuando creemos que el día inicia muy mal puede terminar muy bien.

Ese día pasaron muchas cosas desde su inicio hasta el final, mientras dormía muy placenteramente un pequeño rayo de luz entro por la ventana y se poso sobre mi ojo derecho, lo cual fue suficiente para despertarme, no obstante me puse muy nervioso porque cuando logro ver el reloj de mi celular pude notar que ya eran las 7:00 am, era lo suficientemente tarde como para llegar al hospital donde estaba rotando, para llegar al hospital tarde quizás unos 30 minutos debido al gran trafico que había ese día, debido a la hora en que había llegado intente entrar al auditorio donde estaba dando clases el Dr. Arcia quien pudo notar mi presencia y rápidamente alzo su voz para decirme:

• Doctor le agradezco y no se esfuerce por sentarse, hágame el favor y se sale del auditorio, es una irresponsabilidad de su parte llegar a esta hora.

De verdad casi se me cae la cara de la pena, recibí un regaño delante de todos los pasantes de ese hospital, rápidamente salí de ese auditorio y me senté en las escaleras de afuera a esperar que la clase terminara para luego ir a desayunar y después ir a la consulta, al sentarme en la escalera sentí un frio que rápidamente corrió por mi trasero hasta mis piernas, les cuento que me había sentado encima de un charco de agua sucia, entonces rápidamente me levante pero lo peor fue que ese día yo tenía un pantalón color beige el cual se había manchado por completo, entonces conté hasta 10 y respire profundamente, en ese momento que me volteo se abren las puertas del auditorio y todo el mundo salió de ese lugar logrando observar mi gran mancha en mi trasero, las risas retumbaban en todo el hospital y mi cara era tan roja que de seguro no tenía sangre en otra parte del cuerpo, creo que la palabra “pena” se quedo pequeña para ese momento, entonces me coloque la bata y fui a desayunar con unos compañeros.

Al llegar al cafetín solo dure unos 5 minutos esperando para poder pedir mi desayuno, entonces pido unas empandas de queso y jamón las cuales se veían deliciosas, al sentarme a comer no podía esperar darle un gran mordisco a mi delicioso desayuno, al morder mi gran empanada pude notar que no había relleno, era solo masa, no podía creer que de todas las empanadas que habían vendido ese día la mía era la única que habían hecho sin relleno, rápidamente fui a la caja a reclamar y no me la pudieron cambiar porque ya las habían vendido todas, por lo cual tuve que comerme mi empanadas de pura masa sin relleno, sinceramente me sentía medio frustrado.

Luego de eso voy con mis compañeros a la consulta con un grupo de especialistas en miembros inferiores, ese día me puse a pasar la consulta con un maestro el Dr. Alvarado, el cual tiene gran reconocimiento internacional, cuando veo sobre mi escritorio la lista de la cantidad de pacientes que iba a valorar me sentí con un poco de suerte, solo eran 10 entonces empecé a planificar mi día de inmediato porque como eran pocos pacientes seguro iba a salir temprano ese día, no había terminado de planificar el resto de mi día cuando entra la secretaria y me arranca la lista de los pacientes de mi mano y dándome otra lista, pues resulta que se había equivocado y había confundido las listas, al ver de nuevo la lista nueva logro ver que no eran 10 pacientes sino 85, casi me da un infarto , entonces empecé a ver los pacientes la mayoría venían por primera vez por lo cual había que realizarles historias de ingreso a la consulta eso significa más tiempo con cada paciente, al finalizar la consulta me di cuenta que no había ni almorzado, mi estomago rugía como el león de Narnia, estando bien cansado decido ir al baño ya que me estaba orinando y el baño que me quedaba al lado estaba cerrado porque lo estaban limpiando y de verdad no aguantaba por lo cual tuve que entrar al baño de mujeres el cual se encontraba solo, cuando iba a salir iban pasando un grupo de pasantes bastantes burlistas los cuales evidentemente me vieron y se burlaron de mi como no tienen idea.

Ya pensando que mi día había terminado decido ir a mi carro el cual se encontraba en un estacionamiento privado sin embargo al entrar al estacionamiento logro verlo cerrado ya que el vigilante había salido y no se encontraba en la institución, mientras esperaba logro ver que el Dr. Arcia estaba en la misma situación de espera que yo, entonces se me acerca para preguntarme como había estado mi día, cuando le cuento el muy asombrado me dice que muchas veces tenemos días pesados y otras veces días buenos, entonces se mete la mano en su bolsillo y saca una invitación la cual me entrega, era la invitación para un taller de prótesis totales de cadera que él había organizado para todos los pasantes del hospital pero en vista de que yo estuve muy ocupado no me di cuenta de retirar mi invitación, al llegar al lugar donde era el taller pude ver grandes ponencias, y luego acudí a la parte practica la cual pude realizar con éxito, de verdad estaba pasando un momento estupendo en compañía de mis compañeros y grandes especialistas, después de tanto traspié mi día había terminado de una forma estupenda.

“Muchas veces tenemos días malos y otros buenos, considero que la cuestión es saber cómo llevar cada uno de esos días, y darles las vuelta para que de esa manera no nos afecte”.