Soñando libertades.

Un domingo igual que otros tantos. Una quietud soñada, una tranquilidad que alimenta el alma y un silencio que me reencuentra con mis pensamientos.

Pero no basta que yo esté bien. Todos deberíamos estar bien. Es imposible no mirar la desgracia al rededor.

Recordé aquella vieja bandera de 7 estrellas que se solía poner en la ventana los días Patrios. Sabía que estaba en algún lugar guardada. Y no me llevo mucho tiempo encontrarla. Tenerla entre mis manos me llevo a mi infancia, donde ver ondear aquel tricolor me hacia sentir que era un día especial para todos los venezolanos.

De inmediato mi mente y mi corazón se llenaron de nostalgia. Recordar a una Venezuela diferente. Con tropiezos, pero sin duda una Venezuela mejor. Donde mi mayor preocupación como niña, era cumplir con mis tareas escolares, del hogar y esperar el fin de semana para salir a jugar. Una Venezuela donde la flojera de cocinar un domingo te hacia comprar pan, jamón, queso amarillo, y completabas con un café con leche una cena rápida. Hoy tan sólo el pan es un lujo que muy pocos se dan.

La Venezuela de mi infancia era diferente. Hoy los niños de mi país tienen mucho en que pensar y que sufrir antes de ir a dormir.

Me encontré soñando con una Venezuela mejor. Parecida a la de mis viejos tiempo, pero mejor. Y cuando me percaté de lo acabada y desgastada que estaba mi bandera de 7 estrellas, me dije, !Así está mi Venezuela actual! El tiempo ha pasado por sus colores, por sus estrellas, ha dejado huecos que hay que zurcir y trozos inservibles que hay que quitar.

Saqué mi también vieja maquina de cocer y decidí poner manos a la obra. Renovar mi bandera, así como sueño que se renueve mi país. Unos cortes por aquí, otros pos allá. Retiré la parte ahuecada de la tela. Pinté nuevas estrellas. El resultado: Una bandera más pequeña, pero sin heridas abiertas. La misma esencia pero de los trozos sanos. La misma tela pero con nuevos aires. Así sueño a mi Venezuela.

Quizá algún día pueda ondear mi vieja-nueva bandera en la ventana de mi casa, con el mismo vigor que alguna vez lo hizo. Por ahora sigo soñando libertades.