Concurso Cervantes: Fase Final - Todos Somos Quijotes

in #spanish7 years ago (edited)

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La maestra suplente de tercer grado, “de cuyo nombre no quiero acordarme”, mandó a hacer el día anterior una tarea que consistía en desarrollar un cuento, éste debía ser escrito de forma original por cada alumno usando sólo su imaginación.

Después de la lectura de varios estudiantes, la maestra le pide a Rafael que lea su relato, el niño de nueve años se levanta contento de su pupitre, no es la primera vez que hace un cuento, pues ya anteriormente ha escrito algunos en un pequeño cuaderno que casi siempre lleva consigo, así que para él la tarea ha sido una oportunidad de mostrar sus dotes de escritor.

Ya ha escuchado a algunos de sus compañeros, él piensa que ninguno de los leídos por ellos es mejor que el suyo, así que en voz alta y con gran entusiasmo procede a narrar su historia; a medida que lee se da cuenta que logra captar la atención de todos los estudiantes del salón, incluyendo a los más descuidados y traviesos. Al terminar su lectura baja orgulloso el cuaderno y mira a sus amigos, algunos incluso comienzan a aplaudir, pero repentinamente la maestra detiene la celebración con un golpe en su escritorio y reprimiéndolos a todos dice, – Yo les mandé a hacer un cuento original, inventado por ustedes, ¡no que se lo copiaran! -, y luego enérgicamente le dice a Rafael que se siente.

Al escuchar la queja y ver la expresión de enojo en el rostro de la maestra suplente, Rafael sentía que su cuerpo se empequeñecía hasta desaparecer, y un sentimiento de vergüenza e impotencia cayó sobre él como el golpe de un mazo en su cabeza. Lentamente se fue sentando, miró en el papel el escrito que acababa de leer y puntos húmedos mojaban cada palabra que parecía derretirse ante sus húmedos ojos; luego con mucha rabia tomó con su mano la hoja y furiosamente la dobló hasta arrancarla de las grapas del cuaderno, se dijo a sí mismo que jamás volvería a escribir nada.

Con el pasar del tiempo el frustrado niño poco a poco olvida esa experiencia tan desagradable y comienza, no a escribir, sino a leer todo libro de aventuras que cae en sus manos. Estos libros despiertan de nuevo en él ese deseo de inventar y escribir historias, esta vez en los personajes de sus cuentos involucra a sus amigos del barrio, se atreve a escribir de nuevo y en una oportunidad hace un relato que le cuenta a sus compañeros. Sin embargo, a sus amigos no le gustan sus cuentos, le dicen que son muy tontos, que no pierda tiempo escribiendo esas tonterías y se ponga a jugar con ellos, que se divierta corriendo, haciendo deportes y pueriles travesuras; una vez más Rafael se decepciona y piensa que eso de escribir es realmente algo sin sentido, así que buscando la aceptación de sus amigos decide, esta vez con menos trauma, olvidarse de leer y escribir cuentos.

Al terminar la primaria Rafael desea seguir sus estudios de bachillerato, pero debe ponerse a trabajar para ayudar a su muy humilde familia, y de esta manera rápidamente sus hermanos le consiguen trabajo en un mercado de la ciudad. Allí se encargará de llevar en una carretilla todo tipo de productos que se guardarán ordenadamente en un almacén, como este era un oficio bastante exigente el joven no tiene tiempo para leer, llega agotado a su casa, así que cena y se acuesta dormir dominado por el cansancio.

Un día en el bullicio y tumulto del mercado ve a un joven barrigón que vende libros, no puede evitar su curiosidad, se acerca y ojea algunos que están sobre el suelo. Luego de regatear con el vendedor compró dos novelas de Julio Verne y dos cuentos de Gabriel García Márquez; el joven trabajador sabe que su presupuesto no alcanza para comprar libros pero la tentación fue más fuerte que él, - luego veré como compenso el costo de los libros – decía Rafael para excusarse y justificar su compra.


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Al llegar a casa Rafael se reunió como siempre con sus hermanos mayores para evaluar y sacar las cuentas de lo que se había ganado entre todos. Entonces notaron que el ingenuo joven tenía menos dinero que de costumbre, este último no consiguió una buena excusa ante las preguntas inquisitivas de sus hermanos quienes lo regañaron fuertemente; el asustado joven confiesa haber comprado algunos libros, a lo que sus hermanos le reprimen diciendo, - Rafael, no hay dinero para eso. Debes entenderlo y madurar, ya estás bastante grande. No lo vuelvas a hacer - .

A pesar del mal rato, Rafael logró conservar sus libros, cosa que lo contentó bastante. Los leía en sus tiempos libres emocionándose con todas las extraordinarias historias experimentadas por los personajes de sus libros, se deleitaba imaginando ser un Axel que con su tío Otto Lidenbrok y Hans entraban en las entrañas de la tierra, en Viaje al Centro de la Tierra; también sufría escalofríos con los Espantos de Agosto y sentía el viento enloquecedor de La Tramontana, en los Doce Cuentos Peregrinos. Todo esto despertó nuevamente en el joven las ganas de escribir, pero esta vez, lo haría solo para él, conservaría sus escritos sin mostrárselos a nadie, sus experiencias pasadas no eran buenas cuando leía sus cuentos a terceros.

Con el pasar del tiempo el joven lector se convirtió en adulto. El trabajo duro lo había convertido en un hombre muy brusco y de rostro ordinario curtido por el sol, su trabajo seguía siendo en el mercado en donde las cosas son difíciles y duras, sin embargo en su mente seguía ese gusto por la lectura y escritura.

Había querido ir a las bibliotecas de la ciudad pero su exigente horario de trabajo no se lo permitía, sin embargo pudo conseguir otros libros donde había escogido a sus autores favoritos, entre los que resaltaban: Julio Verne, Rómulo Gallegos, Horacio Quiroga, Edgar Allan Poe, Franz Kafka, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Por las noches se ponía a escribir historias inventadas por él, acumulaba papeles tras papeles, hojas tras hojas llenas de palabras que trataba de articular para tener un estilo propio.

Un día llegando como siempre muy temprano al mercado observó que había un gran alboroto en su lugar de trabajo, a tal punto que la policía y la guardia tuvieron que intervenir para disolver el tumulto de personas; hubo varios heridos y mucha gente detenida, el gobierno había cerrado el mercado, lo iban a demoler y remodelar por completo para hacer un grupo de edificios modernos. Después de tantas protestas y luchas por parte del inmenso grupo de trabajadores, estos perdieron esa querella y tuvieron que marcharse, Rafael, al igual que muchos, se había quedado sin trabajo. La situación social y económica del país era muy difícil y conseguir un empleo era casi imposible.

Rafael logra comprar un vehículo usado, era un oxidado y destartalado Escarabajo Volkswagen, bastante deteriorado y humeante por el escape, para poderlo encender debía golpear el arranque con una larga barra de hierro que siempre conservaba dentro del carro; el frustrado escritor usaría este vehículo para transportar y vender artículos de limpieza a domicilio. Al principio este negocio le daba apenas lo suficiente como para comer y pagar el alquiler de la pequeña habitación donde vivía, pero esto no le limitaba las ganas de seguir comprando libros, para él esto era necesario, quería aprender a escribir como esos gigantes de la literatura y trataba de entender cada línea de sus obras. Pensaba que en esas palabras habían cosas profundas y ocultas que se debían descifrar, dedicaba horas enteras de vigilia tratando de comprender cada párrafo que leía con detenimiento.



El asiduo lector escribía cada vez más, sus narraciones estaban relacionadas con sus experiencias, pero no conseguía que su prosa lo satisficiera, hojas tras hojas escribía y rompía sin parar en sus noches de insomnio. Cansado de no lograr nada, deja de escribir, pero nunca de leer. Sale a distraerse un poco, toma su carcacha y va a un parque donde camina por las grises y deterioradas caminerías. Sigue pensando en qué y cómo escribir, esperando que una musa le aclare su angustia.

Entonces en ese andar ve en un banco a una mujer inclinada a un lado y totalmente dormida, se le acerca, la mira detenidamente, se le parece a una de las descritas por García Márquez en uno de sus cuentos, El avión de la bella durmiente; la mujer despierta y le sonríe diciendo, - disculpe, me he quedado dormida -. Rafael le dice que se veía hermosa dormida y que no podía dejar de mirarla, se le presenta y ella le dice que se llama Dulce María, luego de esto tuvieron una conversación donde el lector de novelas y cuentos citaba textualmente algunas líneas románticas de Cortázar y Borges; la chica quedó encantada y luego de muy poco conocerse y llevar un corto noviazgo deciden casarse.


En la pequeña habitación Rafael y su Dulce María viven muy humildemente, pero él le ha prometido a su esposa que prontamente se mudarán a una casa propia, espaciosa y bonita. Al pasar los días Dulce María no ve mejoras en la situación, Rafael sigue con sus ventas de productos en su cada vez más deteriorado vehículo; decide que para mejorar necesita buscar a un socio, le preocupa que cada día tiene menos tiempo para leer y escribir. Algunas veces mete en su carro algunos libros y hojas para dedicarse a su pasión, sus asientos traseros dejaron de llevar parte de los productos de venta para dar espacios a libros y cuadernos.

Yendo por la carretera repartiendo su mercancía a los clientes, Rafael observa en una esquina a un hombre que vende libros y para su sorpresa es el mismo que vendía libros en el antiguo mercado donde trabajaba años atrás, más gordo y viejo que antes pero sin duda es el librero a quien Rafael le compró sus primeros libros.

Alegre de verlo Rafael detiene su carro y bajándose se aproxima al vendedor que tiene una improvisada mesa llena de distintos tomos y volúmenes, lo saluda y comienza a mirar las obras que vende. Le prometió a su mujer que no compraría más libros, con los que tiene en casa ha ocupado bastante espacio en esa pequeña habitación donde vive, de hecho tiene columnas de éstos que llegan casi al techo; sin embargo al ver los libros del vendedor logra notar que varios son de autores como Kafka y Poe, la tentación es muy grande y decide comprar al menos uno de cada escritor, ha leído muy poco de ellos y no puede evitar querer husmear en sus escritos.

Al comprarlos entabla una emocionante conversación con el librero cuyo nombre es Sandro Parra , los dos comparten de alguna manera su amor por los libros, Sandro es un hombre muy elocuente pero un poco disparatado en su forma de hablar.

Rafael y Sandro se hacen muy buenos amigos, - ya nadie compra libros en esta época- dice Sandro con cierta nostalgia. Las ventas de sus textos han estado muy malas, de hecho la compra de Rafael es la única que ha tenido en días. Los hombres son dos soñadores, uno quiere ser escritor y el otro quiere tener una casa editora, - se llamará Cervantes - le dice Sandro entusiasmado a su amigo de sueños, - ¿por qué ese nombre? -, pregunta Rafael. Entonces asombrado y casi con la boca abierta contesta Sandro con otra pregunta -¿no sabes quién fue Cervantes? - , increíblemente a pesar de todos los autores de libros que había leído, Rafael nunca se topó ni con una obra, ni con el nombre de Cervantes, - Miguel de Cervantes Saavedra es el más grande escritor que ha parido la tierra -, le dice vehemente Sandro a Rafael alzando las manos al cielo. Éste último oyendo la forma tan emotiva como el librero se refería a Cervantes no pudo disimular su emoción y curiosidad, - pero, Sandro, ¿tienes alguna obra de este hombre?-, entonces el vendedor comenzó desesperadamente a buscar entre todo el desorden de libros que tenía en su mesa, consiguió uno de pasta dura y con borde de dorado, - mira esta belleza de libro Rafael, este es nada más y nada menos que el Don Quijote de la Mancha - y extendiendo sus brazos se lo puso frente a sus ojos.

Rafael no podía contener la emoción, un entusiasmo sin igual se apoderó de él, observaba el libro y parecía no querer agarrarlo, lo miraba como algo sagrado. Toda una serie de entusiasmos y ansiedades invadían a Rafael a pesar de no tener idea de qué se trataba el libro, pero su intuición le decía que era un verdadero tesoro lo que tenía frente a él, - tómalo Rafael, es un obsequio. Se que tu valorarás más que nadie este libro-, decía Sandro todavía con los brazos estirados y el libro en sus manos, el soñador de escritor tomó suavemente el libro y lo acarició con sus manos dándole las gracias al librero. Rafael se fue feliz con su preciado regalo y su compra, y montándose en su carcacha se dispuso a volver a casa sin haber hecho ninguna venta de sus productos. Colocó el libro de Cervantes en el asiento de al lado, como si fuera su compañero de viajes, en el camino lo miraba y estaba desesperado por empezar a leerlo, pensaba que en ese libro estaban todos los secretos de la vida y que este era lo que le faltaba por leer para convertirse en un gran escritor.

Al llegar a casa Rafael se bajó de su vehículo con los libros en sus manos. Su esposa no lo esperaba tan temprano, y dando cualquier excusa entró a su casa pasándole por un lado a su mujer, quien le reclamó diciendo - ¿qué?, ¿más libros?, ¡madre santa! Ya no caben más libros en esta casa, necesitamos dinero para poder vivir, y tu lo que haces es comprar libros - . Al escuchar el reclamo Rafael se metió rápidamente en el cuarto y cerró la puerta, esperando que su muy enojada esposa se calmara. Se relajó y colocó a Kafka y a Poe en la pila de libros que ya llegaba al techo, se sentó en la cama y con mucha calma y sutilmente con sus dedos abrió el Cervantes. La esposa le daba golpes a la puerta y le gritaba toda clase de improperios, pero a medida que leía cada línea de la obra los gritos de Dulce María parecían atenuarse, y él se aislaba de todo a su alrededor.

Al cabo de un rato su esposa se calmó, Rafael no podía dejar de leer el Quijote, leía este libro con tanta concentración y pasión que él se sentía levitar. Era tanta la satisfacción que le daba la lectura del libro que pensó en que debía parar de leerlo para poder seguir disfrutando de su contenido el día siguiente, era como alguien que consume algo que le da tanta satisfacción que no quiere que se acabe y entonces reprime sus ansias para seguir disfrutando de ese algo después.

Entonces Rafael dejó el libro y salió del cuarto a hablar con Dulce María, tuvieron una conversación aparentemente conciliadora, se fueron a la cama y acostados seguían hablando. Sin embargo, al cabo de un rato la conversación se había convertido en un soliloquio de Rafael, le decía a su esposa que él sería un gran escritor y que vendería muchos libros, que tendrían dinero para vivir cómodamente, hablaba de viajes y conferencias en grandes academias de la lengua; su mujer trataba de dormir y preocupada pensó que su esposo había perdido el juicio.

En la mañana siguiente Rafael sale a tratar de vender sus mercancías, pone a su amigo Quijote como copiloto, enciende como siempre su carro dándole golpes al arranque con su barra de hierro y se dirige a la calle aparentemente a vender sus productos, pero su primera visita no es a uno de sus clientes, no, sino que va al encuentro de su amigo el librero, quiere contarle sobre lo que ha descubierto del libro y lo mucho que le ha gustado. Al llegar a la esquina del vendedor se baja con su Quijote y se dispone a charlar con su amigo Sandro, los dos hablan emocionados sobre las experiencias del aprendiz de caballero de la obra de Cervantes, discuten sobre varias interpretaciones que le dan a ciertos pasajes del libro. Entonces Rafael le dice a su amigo que al terminar el Quijote piensa escribir su propia obra maestra, y que ella es inspirada por todos los autores que ha leído, pero principalmente por Miguel de Cervantes Saavedra autor del mejor libro que ha leído en su vida.



Un día da paso a otro día más y Rafael ha terminado de leer el Quijote, pero siempre lo lleva consigo a todas partes al igual que su papel y lápiz. Ha comenzado a escribir su libro, y piensa que una vez terminado, éste lo llevará a la fama; de vez en cuando llega a hablar con su amigo Sandro, para discutir y afinar su obra, la cual escribe en su vehículo deteniendo su carro en medio de la carretera cada vez que tiene una oportunidad. También escribe al llegar a casa, bajo la mirada de su inquisidora esposa que le hace preguntas que él no responde, se le ha metido en la cabeza que la única solución a todos sus problemas económicos es terminar su obra y darla a conocer a las editoriales.



Luego de varias semanas, un día dentro de su singular vehículo y bajo de un árbol, Rafael termina su libro, es una novela que narra la destrucción de una ciudad y de los cambios psicológicos sufridos por sus habitantes. Está feliz y orgulloso de haberla terminado y más aún con el visto bueno de su amigo, el librero Sandro Parra.

Se dirige entonces contento a su casa para contarle a su esposa que al fin ha terminado y de las cosas buenas que vendrán de ahora en adelante, pero al llegar a casa se encuentra con una mujer desesperada quien llena de ira le hace una serie de reclamos y lo saca de la habitación donde viven. Ella ya no puede aguantar más pasar tantas necesidades y le exige que se marche, que ella irá a buscar un trabajo de verdad para poder vivir dignamente y que no puede vivir con un hombre que se ha vuelto loco de tanto leer y escribir. Está cansada de esa eterna espera de que las cosas mejoren.

Rafael trata de calmarla, entra a la habitación y se da cuenta que ya no están sus libros, - Los he vendido todos, ¡necesitaba el dinero para poder comer! - , le grita Dulce María con lágrimas en sus ojos, Rafael aparenta tranquilidad, una de esas que oculta la impaciencia; trata nuevamente de consolar a su esposa diciéndole que entienda que todo esto es pasajero, recuerda haber leído situaciones semejantes en sus libros, trata de actuar y hablar como esos personajes, pero todo es en vano.

Rafael sale de la habitación dejando a su mujer totalmente decepcionada y cansada de tanto pelear, le dice que la ama como a nadie en el mundo, pero ella le dice que él ama más su locura por lo libros y la escritura.



Entonces Rafael no puede evitar sentirse triste y avergonzado, pero le promete que regresará triunfante y le dará todo lo que no había podido darle nunca, que lo perdonase y lo espere. Rafael observa por el retrovisor de su carro a una Dulce María acodada en la ventana mirándolo con su triste mirar, él ve cómo se aleja de ella, pero confía en que regresará triunfante. Al poco rato llega a buscar a su amigo Sandro y le cuenta todo lo sucedido. Después de una larga conversación su amigo le dice que lo acompañará a buscar una editorial que le compre su novela. De esta manera los dos locos soñadores salen por toda la ciudad a buscar alguna casa editorial a la que le puedan vender la obra maestra de Rafael.

Después de ir a varias editoriales e instituciones que podrían financiar la publicación de la novela de Rafael, no consiguen convencer a ninguna. Sandro entonces le dice al escritor que deben irse a otras ciudades, que no se deben rendir, entonces Rafael le dice que él jamás se rendirá, que le ha prometido a su amada Dulce María que no regresará hasta haber triunfado, - además, muchos editores han rechazado grandes obras y después se han arrepentido - decía Rafael llenándose de ímpetu para seguir adelante en su empresa. De tal manera que el escritor y su fiel amigo salieron de la ciudad en su carro destartalado que dejaba una estela de humo blanco por toda la carretera con la esperanza de que editoriales de otras ciudades le dieran el verdadero valor a su obra maestra.

Luego de varios días de viaje por todo el país, su novela había sido rechazada por quince editoriales. Ellos dejaban el manuscrito en las oficinas de las casas editoras quienes les decían que pasaran en dos días y luego lo rechazaban, - algo pasa con mi obra que no les gusta y no sé qué es-, decía su autor con tono preocupante, - no le pasa nada, es perfecta. Tengamos paciencia- decía Sandro para tranquilizar al escritor.

Agotados y sin mucha comida, Rafael había adelgazado casi hasta el hueso, Sandro no rebajó tanto ya que se comía el alimento que Rafael rechazaba. La depresión estaba haciendo mella en su apetito; entonces una noche de intenso calor en medio de una carretera larga y solitaria su destartalado carro de detuvo y no quiso encender más, no hubo manera de que el motor funcionara, a pesar de los golpes que le dieron al arranque con la barra de hierro, de tal manera que los dos aventureros quedaron varados en aquella oscura soledad. No se veía un alma en kilómetros, sólo a lo lejos en el horizonte se levantaban inmensos silos de maíz de una fábrica cuyo plateado metal resaltaba en el negro entorno. Luego de hablar un poco los dos amigos, ignorando en sofocante calor, decidieron dormir dentro del carro y esperar a que llegara el amanecer.



Acostado boca arriba y mirando el oxidado techo de su vehículo Rafael pensaba en el porqué de tantos rechazos de manuscrito, se paseaba mentalmente por todos los párrafos y desarrollo de su novela y no podía encontrar algo contradictorio o sin sentido. Luego comenzó a pensar en Dulce María, en lo tanto que la amaba, -quizás sea mejor dejar todo esto-, pensaba en su mente casi dormida, cerraba los ojos y supo que se dormiría.

Repentinamente se interrumpió su ensueño al escuchar un ruido muy extraño y fuerte. Levantó su torso rápidamente y miró por la ventana del carro, a lo lejos veía que los silos de maíz parecían moverse, bajó del vehículo y miraba asombrado lo que sucedía: los inmensos cilindros metálicos parecían desfigurarse y convertirse en gigantes humanos que comenzaban a avanzar rápidamente hacia donde él estaba. Parado allí, casi paralizado, Rafael observaba cómo los titanes se acercaban con pasos amenazantes, trató de despertar a Sandro, pero este no se movía de su profundo sueño. Tomó su barra de hierro para intentar defenderse, ya frente a él estaban tres gigantes y a pesar de la poca luz con una inquietante sorpresa Rafael pudo reconocer a dos de los colosales hombres, uno era Julio Cortázar y el otro era Jorge Luis Borges, el tercero al principio no lo reconoció, pero al ver su extraña vestidura y la falta de su mano izquierda supo que era Miguel de Cervantes Saavedra.



Sin saber qué hacer ante lo que sus ojos veían tuvo miedo y trató de alguna manera de defenderse ante lo que él no sabía era una verdadera amenaza. Entonces el asustado escritor tomó su barra de hierro y comenzó a moverla de un lado a otro frente al gigante de la literatura, éste con su inmensa mano derecha tocó la barra y la transformó en una larga y extraña pluma estilográfica; Rafael quedó estupefacto de asombro y entonces el gigante le dijo, - Rafael, cambia el desenlace de aquello has escrito y todo se aclarará como el amanecer que está por venir. Sigue con tu sueño, sigue escribiendo y no te rindas jamás -. Repentinamente los gigantes comenzaron a desvanecerse y Rafael sentía que todo su cuerpo se movía.

Abrió los ojos y vio frente a él a Sandro que trataba de despertarlo, - Rafael, despierta. Parece que tienes una pesadilla, estás hablando dormido -, le decía su amigo dándole empujones. - No es una pesadilla, Sandro. He tenido una revelación -, entonces Rafael le contó de su aventura fantástica a Sandro, quien supo que el sueño tenía relación con la aventura del Quijote con los molinos de viento. Luego Rafael sacó el manuscrito de su novela y usando el techo de su carcacha en esa noche calurosa bajo la luz de la luna, el incansable soñador de escritor comenzó a escribir un nuevo final para su obra, él miraba a lo lejos aquellos silos de maíz que en su sueño se transformaron en esos titanes de la literatura mundial.

Terminando de escribir las últimas palabras de su obra, el inspirado escritor y su amigo veían cómo en el horizonte salía el sol y sus rayos entraban entre los gigantes silos y aclaraba todo a su alrededor, - parece ser una buena señal, Rafael, ¿no crees? – le dice Sandro a Rafael que daba punto final a su renovada novela, - sí, Sandro. Es una buena señal -. Entonces los dos amigos entraron a su vehículo, al intentar encenderlo increíblemente y por primera vez encendió sin problemas, rieron como nunca y salieron a toda marcha por aquella carretera buscando su destino. Parecían dos locos llenos de felicidad, dos Quijotes en busca de aventuras, ellos eran Quijotes como usted y yo querido lector, porque en realidad todos en este mundo somos Quijotes.



Nota: Muchísimas gracias por permitirme participar en esta última etapa del concurso y le agradezco igualmente a todo querido lector que ha llegado al final de este largo relato.

Como pueden observar para hacer visualmente más atractiva la lectura empleé el uso de fotografías propias y de mi esposa, mi siempre dulce María (María Urdaneta), así como también imágenes de la internet y un poco de photoshop.


Fuente de la Imagen del Volkswagen azul
Fuente de la Sombra de un Volkswagen
Fuente de la Sombra de un Caballo (Rocinante)
Fuente de la Ilustración de Quijote y Dulcinea
Fuente de la Ilustración de Quijote leyendo
Fuente de la Sombra de un Bolígrafo Tipo Fuente
Fuente de la Sombra de una Espada
Fuente de el Silo de Maíz
Fuente del Molino de Viento
Fuente de la Ilustración del Quijote Luchando contra los Molinos
Fuente de la Sombra de Quijote y Sancho Panza


Imágenes hechas por edición en Photoshop CS4:
Fuente de la Sombra de Cervantes (Editada para Cuadrar con la Descripción)
Fuente de la Sombra a la Izquierda, (Cortázar)
Fuente de la Sombra a la Derecha, (Borges)
Fuente de la Sombra de Rafael, (Editada para Cuadrar con la Descripción)
Fuente de la Imagen de un Volkswagen Utilizada para la Sombra (Editada para Cuadrar con la Descripción. La Carretera, Rafael y Sandro están Hechos a Mano)


Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses

Sort:  

Excelente historia @rnunez09. Es Usted todo un escritor. Felicitaciones!. Qué sigas deleitándonos con tus relatos!. Saludos.

Gracias hermano.

Excelente historia querido amigo @rnunez09, como siempre haciendo una espléndida demostración de sus dotes de escritor. Felicitaciones y muchos exitos!

Gracias por el apoyo Urania.

Tremendo relato, la estructura es muy buenaaa te felicito por ese gran talento y creatividad para imaginar una historia tan bella con un mensaje lleno de esperanza que motiva a luchar por nuestros sueños, nunca es tarde para lograrlo , .... mucha suerte en el concurso y que los éxitos abunden para ti @rnunez09...saludos...

Gracias por el apoyo amiga, se que siempre cuento contigo. Un abrazo.

Todos somos quijotes... cuanta sabiduría en esta frase, solamente comparable con la emoción que me ha producido leer este maravilloso relato, digno del concurso en el que participas, digno de la imagen que has recreado de manera tan rica, y, especialmente digna de tu vida, de tu talento, que con perseverancia has enriquecido día tras día como el infinito amor que se trasluce en la mirada de tu Dulcísima María.

Más allá del resultado del concurso que reúne tanto talento desde muy diferentes enfoques, evidenciados en las cinco publicaciones que he podido ver hasta hoy, quiero expresar mi más sincero reconocimiento por este conmovedor relato que expresa la esencia de la vida.

Creo con fervor que vinimos a este plano , a dar, pedir y recibir, a vivir encuentros y desencuentros, alegrías y tristezas, y en cada uno de esos instantes, a tener la entereza y claridad de aprender a tomar, a veces de manera expedita y en ocasiones, con pinzas quirúrgicas, lo mejor de cada ocasión, a veces envuelto en un ramillete de espinas.

Y en ese trajinar compartido, Todos somos quijotes: sonamos, nos sentimos pequeños, tenemos epifanías, encontramos a muchos Sandros que nos acompañan en el camino solicito a mantener la fuente de nuestra esperanza y especialmente, aunque no lo creamos siempre tenemos cada quien según su propia característica una Dulce María que nos inspira a seguir y nos contrasta con intensidad, de manera permanente, lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, la agonía y el éxtasis.

Estoy muy complacido de esta maravillosa obra, que cuando compendies tu cien primeros cuentos, espero contar con la calidad de estilo y contenido para prologarla y seguir caminando a tu lado, siendo testigo de tu felicidad definida en instantes cada vez más frecuentes al lado de tus seres amados.

Dios te bendice.

Tus palabras me motivan a seguir escribiendo porque se que siempre cuento con tu apoyo incondicional. Gracias hermano.

Mas que maravilloso! Le quedo excelente y se siente cada palabra.
Muchas veces los comentarios de las personas nos desaniman y por un momento nos hacen pensar que no lo lograremos, que nuestros sueños son puras tonterias... Pero realmente no es asi, todos tenemos distintas formas de soñar, todos tenemos distintas metas!

Me encanto y deseo de todo corazón que salga bien premiado en este concurso se lo merece @rnunez09

Gracias por el apoyo. Soñar como dicen no cuesta nada y nos ayuda a olvidarnos un poco de los problemas de la vida diaria.

Amigo, leí tu relato lo mas despacio posible (para disfrutarlo como lo hice) porque sabía que NO era tan largo como un libro; te felicitó por el amor y la humildad que reflejan tus líneas, indistintamente del resultado del concurso, para mi y sé que para muchos que lo lean: ya eres un ganador en la vida.
Nunca hay que desistir en perseguir los sueños, lo mas probable es que el próximo intento, sea el último para alcanzarlo, pero de NO ser así... lo mejor es: seguir intentándolo :)
Te deseo mucha suerte en el concurso.
Un gran abrazo. @rnunez09

Gracias por siempre estar atenta a mis post con tu apoyo. Yo nací soñador y no se si sera un defecto o una virtud y lo reflejo en mis escritos. Un abrazo amiga.

Felicidades grandioso escrito @rnunez09

Gracias por el apoyo. Un saludo.

Excelente como siempre. Mucha suerte, ;)

Gracias por el apoyo. Un abrazo.

Excelente relato amigo!!! Éxitos!

Gracias por el apoyo amiga.

Hermano @rnunez09, magistral y conmovedora interpretación de la esencia de El Quijote. Conmovedora por la manera en que nos llevaste por episodios duros y triste de la vida, de los cuales gracias a la ayuda de Dios, de la familia y los amigos, logramos salir muchas victoriosos; y magistral, por el brillante símil con la aventura quijotesca.

Te deseo mucha suerte en el concurso, en el cual, estoy seguro tu excelente relato dejará una huella indeleble en los corazones de los lectores que forman parte del jurado, y de todos en general. ¡Un abrazo!

Hermano usted es un Quijote. Un abrazo.

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