Los Ojos Del Bosque- El Monstruo de Acero (relato original)

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“Escudos arriba y lanzas al frente, eso era lo que el capitán repetía constantemente mientras cubríamos la retirada del jefe supremo Manogar. La misión fue un éxito logramos capturar con vida al príncipe Firor, hijo del rey de aquel lugar y pretendíamos perder a las tropas enemigas en la espesura de aquel extraño bosque, creo sinceramente que ese fue nuestro peor error. Solo soy un soldado pero sé lo que vi y definitivamente aquellos monstruos no era de este mundo.”

Esas fueron las palabras de un ex soldado llamado Byor, ahora granjero quien contaba en una taberna sus travesías cuando surcó el océano hacia una lejana tierra de la que no recordaba el nombre 60 años atrás. Era parte de un gran ejército encabezado por Monagar el Jefe Supremo, grandes jefes y guerreros de su clan quienes junto a otros clanes emprendieron un lejano viaje a un continente desconocido en busca de gloria y riquezas pues esa era la tradición de sus tierras.

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Nos llamaban bárbaros y saqueadores, pero a nadie le importa la opinión de personas débiles que no saben cómo luchar, la conquista fue fácil, apenas llegamos a sus playas encontramos poca resistencia, no fue hasta pasado un mes que los “Señores regentes” Que era así como llamaban a sus jefes pusieron resistencia, sus casas eran enormes bloques de piedra y sus ejércitos eran débiles, solo jóvenes y hombres endebles que jamás vieron la hoja de una espada, pocos eran los que realmente sabían luchar. Capturamos sus fortalezas con gran facilidad pero luego las cosas se pusieron difíciles con la aparición de lo que ellos llamaban la “Legión Dorada” El ejército imperial, eran los soldados más capaces de esas tierras, uno solo de ellos valía por seis de los nuestros pero nosotros éramos numerosos y nadie podía oponérsenos. Ellos eran comandados por un hombre al que llamaban “Príncipe” Usaban palabras muy elegantes para dirigirse a sus jefes.

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El nombre de aquel príncipe era Firor y nunca vi a nadie con tal dominio de la espada, el arco y la lanza que aquel hombre, muchos de los nuestros perecieron ante sus soldados y muchos de nuestros jefes de clanes encontraron el fin bajo el filo de su espada, su armadura y la de sus ejércitos eran brillantes como el sol sus espadas parecían finos y delgados bastones de acero pero eran rígidos y resistentes como un roble, fríos como un témpano de hielo y de un filo que jamás imagine que existiera, la puntería de sus soldados era digna de un héroe como los de las leyendas antiguas, sus flechas pasaban a través de nuestros escudos como el agua filtrándose por la roca y sus caballos eran veloces como un destello y no tenían miedo a morir…

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Mientras en viejo ex soldado Byor miraba perdido las brasas de la hoguera que abrigaba la taberna los jóvenes aspirantes a guerreros y otras personas se acercaron a él para escuchar su relato, muchos creían que la guerra y la perdida de sus amigos y de la gran parte de su clan había torcido su mente pero él fue un guerrero y sobrevivió a aquella travesía y se ganó el respeto y el honor entre su gente, no le importaba si alguien estaba escuchando lo que decía, era como si contara la historia para sí mismo.

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Pasaron los años y nuestras fuerzas menguaron pero nuestros jefes para mayor gloria de nuestra nación decidieron que el príncipe Firor debía perecer ante nuestra fuerza, ningún guerrero de honor se marcharía de aquellas tierras hasta no ver cortada la cabeza de Firor pero no podíamos hacerle frente directamente en el campo de batalla así que se optó por ir a mitad de la noche hasta su morada de guerra, la fortaleza de Paso Rojo sin mal no recuerdo su nombre, ahí era donde Firor dirigía sus planes y trazaba sus estrategias, decían que la fortaleza era inexpugnable y que estaba ensombrecida por una magia antigua y siniestra. Veinte de los más valientes guerreros se infiltraron en el castillo y sacaron a rastras a Firor, pocos minutos después se escuchó la voz de alarma y sus soldados salieron a su rescate como lo habíamos predicho, el plan era ocultar nuestras tropas en las inmediaciones de un bosque que se encontraba a unos pocos kilómetros de aquella fortaleza, nos adentraríamos en lo más profundo del bosque y ahí derrotaríamos a nuestros perseguidores pues nuestros espías informaron que poco y nada sabían ellos de aquel lugar ya que jamás había sido explorado pero creo que haber sabido la razón ni nuestros mejores hombres se hubieran adentrado a aquel infierno….

—¿Qué paso ahí en ese lugar señor Byor? — preguntaba un joven impaciente y excitado por la historia pues esperaba tener edad suficiente para poder blandir su espada contra un enemigo.

—Ni toda la gloria ni el honor valen lo suficiente para ver morir de una manera tan deshonrosa y vil a tus camaradas, nos adentramos sin saberlo a las fauces del infierno, eso fue lo que pasó— Dijo el ex soldado con una mirada severa dirigiéndose al joven que ya hacia sentado a su lado junto con otros más.

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El viejo ex soldado tomo un largo trago de cerveza, cerró los ojos y suspiro profundamente al abrirlos fijo su mirada en las brasas del fuego y prosiguió.

Cuando Firor se dio cuenta de a donde lo llevábamos suplico ser asesinado en el acto, sollozaba del terror, suplico una muerte rápida, jamás vi a un hombre perder en segundos la compostura de esa forma, nuestro enemigo le tenía miedo a un bosque. Cuando nuestros guerreros llegaron con el premio nos adentramos en la espesura del bosque, escuchamos sus flechas silbar en nuestros oídos, escuchaba y veía como mis camaradas caían alcanzados por las mismas. Comenzó la persecución dentro de aquel bosque yo formaba parte de la primera línea de defensa, cuando ya nos habíamos adentrado en la espesura del bosque, formamos una muralla de escudo para evitar que su caballería y su infantería siguiera avanzando, teníamos arqueros apostados en las copas de los árboles, árboles tan altos como sus torres de piedra, ahí los contuvimos durante un tiempo pero sus soldados poco a poco nos hacían retroceder más y más en la espesura del bosque, el jefe del clan Garra de Sangre que era el que comandaba la línea de defensa dio el aviso de retirada pues nos veíamos ampliamente superados, los arqueros en los árboles y los que estaban en tierra ocultos por la noche y las sombras nos dieron cobertura. Nos persiguieron hasta que de pronto a lo lejos cerca de un claro se alzó una siniestra niebla gris, en ese momento las tropas de la Legión Dorada dieron media vuelta y emprendieron la retirada dejándonos solos en medio del bosque.

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La niebla era fría y despedía un extraño olor como a madera quemada, nuestros jefes dieron la orden de agrupar a la horda ya que en el aire se presagiaba un mal augurio, el príncipe Firor a quien conseguimos mantener cautivo había perdido el juicio por completo y no dejaba de repetir estas palabras “el bosque nos devorará, el bosque nos devorará”, avistamos una luz en la parte más este del bosque, en ese momento nuestros capitanes ordenaron la formación de falange “Escudos arriba y lanzas al frente” eso era lo que decía nuestro capitán “arqueros al fondo” “todos estén atentos” decían los jefes, la luz se tornó más intensa y escuchamos una voz clara y sonora que repetía extrañas palabras en un idioma que jamás había escuchado. La voz se hizo más intensa y la luz también, el Jefe Supremo Manogar ordeno prender fuego a las flechas y envió la primera hondonada de disparos hacia la luz y así fue, la luz quedo ahí inmóvil y la voz dejo de percibirse pero no pasaron unos pocos minutos cuando oímos un estruendo ensordecedor, no sabría cómo describirlo pues jamás escuché nada igual, vi como el soldado a mi lado caía fulminado al suelo, eso llenó mi corazón de miedo pues no sabía qué lo había matado, segundos más tarde se repitió el mismo estruendo varias veces y nuestros hombres comenzaron a caer desagrados al suelo uno tras otros, eso genero pánico en las filas quienes se abalanzaron iracundas hacia la luz, el grueso del ejercito comenzó el ataque entre alaridos de guerra con gran furia pero de pronto una enorme bola de fuego apareció entre nuestras filas, parecía algo de magia negra el sonido que produjo y la fuerza quemo mi cara y me aventó por los aires, fue como si un rayo hubiese impactado contra la tierra y ahí fue que lo vi, hombres acompañados de un gran monstruo de acero.

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Sus armas eran enormes varas que escupía fuego y trueno, se comunicaban con señas extrañas, solo asesinaban, no se decían nada los uno a los otros y tampoco eran numerosos, no conté más de treinta individuos vestidos de verde, negro y gris con enormes ojos negros como calaveras donde aquel hombre señalado con sus varas caía al suelo hecho pedazos pero lo más tenebroso era el monstruo que los acompañaba, un enorme bloque de acero con un cuerno gigante del cual salía fuego, no había flecha que lo atravesara ni espada que dejase marca en su coraza, una de sus armas me tocó y destrozó mi brazo izquierdo, logre cubrirme con mi escudo pero de igual forma lo volvió trizas, dejando tres enormes agujeros que ardían como fuego… Herido, débil y dejando todo el honor de lado me escondí dentro de un tronco caído y vi como aquellos extraños hombres y aquel monstruo se perdían en la neblina del bosque, lo inusual es que mientras estaba escondido pude notar que esos individuos tampoco sabían exactamente donde se encontraban y parecían estar tan atónitos de encontrarse con hombres como nosotros como de nosotros encontrarnos a hombres como ellos.

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Pasaron tres años de aquella masacre donde perdí a casi todos mis compañeros, al último año volvimos a nuestra tierra, nos enteramos en el trascurso de los dos primeros años que aquel bosque se le conocía como el Bosque Negro Del Este, estaba embrujado y era la razón por la que solo los tontos se atrevían a adentrarse en él, el príncipe Firor ahora emperador había sobrevivido al ataque y ahora gobernaba con tiranía y con puño de hierro y estaba dispuesto a cobrar venganza de lo ocurrido, el jefe Manogar se había obsesionado con el extraño poder oculto en aquella tierra y buscaba planear otra incursión esta vez mucho más grande y con muchos más hombres y barcos…

Quería que yo fuera su segundo al mando pues fui uno de los pocos sobrevivientes de esa contienda pero me rehusé, ese hombre negó lo que ocurrió en ese lugar y olvidó a nuestros fallecidos a manos de aquella bestia que duerme en el bosque y me negué a enviar a mas guerreros a ese lugar.

El anciano se levantó de la silla en la que se encontraba aun mirando las brasas del fuego como si estuviera hipnotizado por el mismo, sus ojos estaban vacíos y parte de su rostro hecho girones por el calor de aquella bola de fuego años atrás, miro a los jóvenes que aún permanecían sentados y dijo.

—No hay riquezas ni gloria que valgan ese infierno. Escudos arriba y lanzas al frente si deciden ir a ese lugar, escudos arriba y lanzas al frente….

Repitió las mismas palabras hasta que salió de la taberna y nadie volvió a verlo ese día ni ningún otro día...

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Gracias por leerme, espero te haya gustado.