Reflexiones sobre la cadena de bloques

in #spanish6 years ago (edited)

Tras tres meses como usuario de la plataforma Steemit, he decidido compartir mis reflexiones sobre las cadenas de bloques (blockchains) en general y en una entrada futura lo haré sobre la plataforma Steemit en particular.


Ante todo advierto que no me considero un entusiasta de las criptomonedas, pero tampoco un detractor. He repasado tanto los argumentos de quienes las defienden y de quienes las atacan. Si bien en ambos lados uno puede encontrar posturas que desde mi punto de vista adolecen de cierto fundamentalismo, quiero decir con esto que en sus exposiciones se alejan en ocasiones del razonamiento objetivo dando lugar a afirmaciones que no se sostienen más que en la propia creencia del expositor, también se encuentran argumentos sólidos que a mi juicio deben tenerse en cuenta. En ellos me enfocaré.

Sobre la utilidad de la cadena de bloques

A mi juicio una de las principales objeciones de los detractores de las criptomonedas que hay que tener en cuenta refiere a su utilidad. Y es que ciertamente al día de hoy no tienen verdadera utilidad. No es mi propósito (y no estoy capacitado para ello) definir cuánto debería valer hoy el bitcoin, el ether o la que fuere; pero debe decirse que, en efecto, el valor actual de todas ellas está definido casi en su totalidad por la especulación y no por su uso genuino.

De manera que esta objeción es totalmente válida si uno se limita a observar la foto al día de hoy. Pero, claro, de lo que se trata es de saber si en el futuro (algunas de ellas al menos) serán realmente útiles.[1]

Aquí hay que tener en cuenta que el amplio espectro de criptomonedas que existen se justifica en muchos casos por diferencias entre ellas en relación a lo que ofrecen, de manera que la posible utilidad de cada una está relacionada con la finalidad con la que fue ideada. Pero me enfocaré en los dos aspectos útiles que hoy por hoy se presentan como más importantes y que a mi juicio son los que deben valorarse en primera instancia.


1. Utilidad como medio de pago

El primero es el más básico, el que está como fundamento del bitcoin desde un principio, el funcionar como moneda de intercambio.[2]

En principio nada impide que cualquier criptomoneda se utilice para realizar pagos de productos y servicios. Es algo que en rigor se está haciendo actualmente, si bien a un nivel todavía muy escaso. Es evidente que uno puede vender un producto o un servicio por lo que quiera. Es cuestión simplemente de querer aceptar criptomonedas en lugar de monedas Fiat. Y en ese querer entra la disputa. ¿Se aceptará o no en el futuro el pago en criptomonedas? Esto en principio debería depender tan solo de su aceptación por parte de la gente. Y si bien es cierto que un gobierno podría declarar ilegal el uso de criptomonedas (así como algunos prohíben el dólar), hay que ver que eso no le quita utilidad, simplemente podría provocar un uso clandestino de la misma (tal como sucede con el dólar prohibido).

2. Utilidad como soporte de Contratos Inteligentes

Con la llegada de la plataforma Ethereum, ideada por Vitalik, se abrió la posibilidad de utilizar el sistema de las cadenas de bloques para realizar contratos inteligentes o Smart Contracts. Esta para muchos pasó a ser la utilidad con mejor futuro en el mercado criptográfico. Y es que la gestión de contratos inteligentes a través de la cadena de bloques acabaría con la necesidad de un árbitro entre las partes contratantes.[3]

De todas maneras, resulta difícil imaginar que con la cadena de bloques ya no habrán en absoluto jueces, abogados, o intermediarios de algún tipo. Imaginemos, por ejemplo, un contrato de alquiler de un inmueble. Su complejidad suele ser tal que no parece factible que pueda en su totalidad depender de un Smart Contract. Pero no solo por su complejidad, también porque como ser social el ser humano dejará siempre alguna instancia de intervención humana aún en la cosa previamente acordada, porque se reconoce mutable tanto él mismo como su entorno y bien pueden las partes querer modificar algo de lo escrito. Y recordemos que la cadena de bloques es por definición inmutable.

Pero sí parece más razonable imaginar la posibilidad de contratos híbridos, en los que algunas cláusulas se ejecuten con la cadena de bloques (como podría ser el pago en término y la eventual liquidación de intereses por mora) y para otras se siga contratando como hasta ahora con una instancia de intermediación arbitral (judicial llegado el caso). Sobre todo en aquellos casos en las que contemplar de manera anticipada todas las circunstancias posibles se hace imposible y que por lo tanto pueden dar lugar a nuevas negociaciones o bien, dada la falta de acuerdo entre partes sobre las implicancias contractuales, a uno o varios profesionales (corredores, abogados, escribanos, jueces) para lograr una interpretación adecuada (o negociada) de la letra del contrato en cuanto a intención y consecuencias.


Consumo energético

Otra objeción para atender es la del alto consumo energético necesario para que funcione una cadena de bloques. Esto se debe a que para validar las transacciones es necesaria una red de computadoras que realicen complejos algoritmos. Pero además las cadenas de bloques utilizan un sistema de criptografía asimétrica, lo que quiere decir que se utilizan dos claves (una pública y una privada) para la validación de las transacciones. Esto claro es lo que hace posible que el sistema funcione, pero trae aparejado un trabajo computacional considerablemente mayor, lo que lleva entonces a todavía una mayor demanda energética.

De manera que el costo de eliminar, gracias a la cadena de bloques, la intermediación de un agente central en el que los implicados depositan su confianza (por ejemplo, el banco en el caso de una transferencia de dinero) es significativo en términos energéticos. Y aunque hay algunas que buscan con distintas estrategias reducir ese impacto, lo cierto es que la necesidad de un mayor consumo energético reside en el corazón mismo del sistema empleado.

Análisis del Costo-Beneficio

Aquí entonces pasa a ser clave un concepto básico implicado en la toma de decisiones que más temprano o más tarde termina imponiéndose: el análisis costo-beneficio. Es decir, un mayor costo no puede justificarse si no implica a su vez un mayor beneficio.[4]

Cabe advertir que al menos desde la revolución industrial el progreso tecnológico ha demandado siempre un mayor consumo energético. La propia aparición de Internet y el incremento de su uso implica un consumo energético cada vez mayor. Sucede que el que Internet exista ha devenido con el tiempo en beneficios tales que el mayor costo energético que requiere se ve ampliamente justificado.

Ahora bien, con las criptomonedas sucede que es una tecnología en desarrollo, todavía en su etapa experimental, sin una utilidad real considerable. De manera que hoy tienen un costo considerablemente mayor que sus beneficios. El tema entonces pasa por decidir si esta tecnología en el futuro arrojará o no beneficios que justifiquen el mayor costo energético que requiere.[5] Claro que allí es donde aparecen las discusiones y, sobre todo, las especulaciones. Por el momento sabemos que es una tecnología por la que cada vez más empresas se están interesando en investigar. Y también a nivel gubernamental se ven casos de interés en investigar sobre sus posibles usos (y no me refiero a Maduro).

Alta volatilidad

Una última objeción que considero digan de atención es la gran volatilidad que muestra el mercado. Evidentemente, una moneda con tan amplias variaciones en su valor no puede ser tranquilizador para quien la acepte a cambio de un producto con un valor cierto. Pero además esta volatilidad extrema hace que sea difícil, sino imposible, adjudicarle valores en alguna criptomoneda como el bitcoin a los productos y servicios. Hoy por hoy si se quiere pagar algo con bitcoins es necesario valorar primero el bitcoin en términos de cotización en dólares, euros u otra moneda fiat para realizar luego la correspondiente conversión.



Hay que ver, no obstante, que la volatilidad es inevitable en una tecnología incipiente como esta en la que los valores están dominados por la especulación. Además se reconoce actualmente una alta centralización de las criptomonedas, lo cual facilita una mayor manipulación del mercado por parte de las llamadas ballenas.

Es de esperar que en la medida en que el valor de las criptomonedas vaya determinándose por su utilidad y no por su especulación, esta volatilidad tenderá a disminuir y con ello se irá descentralizando más; ya que con valores más estables y tasas de crecimiento moderadas los poseedores de grandes cantidades que vayan vendiendo ya no hallarían oportunidades de compra a precios menores que el de venta.

También la llegada de cada vez más actores que saben interpretar los mercados de dinero (todo parece indicar que es esto lo que viene sucediendo) debería ayudar a una moderación de su volatilidad. Puesto que saben leer las señales para comprar barato y vender caro, acción esta que redunda en una corrección (sea a la baja o a la alza) del mercado.

¿Cadena de bloques sí, criptomonedas no?

En conclusión, considero que hay razones tanto para pensar en términos positivos como en términos negativos acerca del criptomercado y su tecnología.

Sin embargo, el concepto de cadena de bloques parece estar ganando cada vez mayor unanimidad (sobre todo en relación a los contratos inteligentes), y las voces disidentes se focalizan en objetar con más énfasis la utilidad de las criptomonedas.

Pero, según lo entiendo, la cadena de bloques requiere de las criptomonedas, porque su justificación está en la descentralización, es decir en que la validación de las transacciones la haga una red de nodos descentralizados. Una cadena de bloques centralizada, como la que proponen los detractores de las criptomonedas, es desde mi punto de vista una contradicción, algo inútil, porque si los nodos de la cadena serán centralizados, ¿con qué fin se apelaría a la cadena de bloques? La confianza en un ente central seguiría siendo necesaria en la validación de tales transacciones y para eso, como vimos antes en relación al mayor consumo energético, más valdría continuar como hasta ahora. Es decir, habría un mayor costo energético y aparentemente ningún beneficio añadido.



[1] Steemit pareciera una excepción a esto, toda vez que su plataforma se encuentra en pleno funcionamiento y cumple actualmente con el fin para el que fue creada, por eso creo que su evaluación particular amerita una entrada aparte.

[2] Algunos hablan del bitcoin en términos de reserva de valor, pero es necesario advertir que únicamente de manera derivada puede alcanzar ese cargo, es decir, solo si antes demuestra ser útil como moneda de intercambio.

[3] Tras Ethereum aparecieron otras muchas plataformas (como la de NEO, EOS y ADA entre las más populares) que soportan contratos inteligentes y que intentan mejorar algunas falencias que parece arrastrar la primera en su código.

[4] Debe tenerse en cuenta que el beneficio puede no ser en su totalidad cuantificable, puesto que evidentemente muchos avances tecnológicos se justifican por su beneficio cualitativo.

[5] También es cierto que el propio avance tecnológico y técnico le va permitiendo a la humanidad generar la energía que consume de un modo progresivamente más eficiente.

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