Reflexión sobre la obra artística
Una obra artística que desde su origen se subordina a los lineamientos y valores que definen una determinada postura ideológica tiende a perder universalidad.
Podrá ser una buena creación en tanto que resulte atractiva como aditamento de la ideología que la sustenta, lo mismo que un adorno apropiado para un determinado ambiente, pero se tratará siempre de creaciones cuyo valor quedará relegado a aquel reducto que les sirve de fundamento, fuera de él se nos presentarán como superfluas, inútiles, vacías.
Una verdadera obra de arte, a mi juicio, solo podrá ser aquella que halle su motivación en la propia realidad del ser humano, que tenga su raigambre en la confrontación irresoluble entre el artista y su circunstancia laberíntica y que, por tanto, se oriente no a ensalzar una idea o un signo determinado, sino a alcanzar lo inaprensible.