Las teorías conspirativas

in #spanish6 years ago

“¡Aplaudid, vivid y bebed, creyentes celebérrimos de la Estulticia!”
Erasmo de Rotterdam

La luz eterna

Circula por el mar cibernético, desde hace ya unos años, un video de más de una hora de duración que, con el formato de documental, comienza hablando de una supuesta conspiración de los grandes fabricantes de bombitas eléctricas para limitar la duración media de estas a mil horas y así obligar al cliente a reponerlas con cierta periodicidad; lo que redunda, según allí se menciona, en un mejor negocio para estos fabricantes. Con un ejemplo se pretende demostrar que es posible fabricar bombitas eléctricas que duren cien años; enseñan entonces al espectador una lamparita en un cuartel de bomberos de alguna ciudad estadounidense que ostenta ese majestuoso record. Pero a la bombita se la muestra de día, cuando la luz que esta emite no es observable ya que queda opacada por la claridad diurna, y es que si se hubiera ido a observar aquella bombita de noche, en el dominio de la oscuridad, habría quedado en evidencia que no lograba su cometido de iluminar, sino que apenas conseguía mantener su ancho filamento tenuemente encendido.

En este documental no solo se evita mencionar las vicisitudes que hay detrás de la fabricación de una bombita eléctrica (si lo hiciera, aparecerían las razones fácticas que determinan la vida útil de estas), sino que tampoco se preocupa por anticiparse, para dar respuesta, a las preguntas básicas que a un espectador medianamente avisado le salen al cruce tras atender a las razones que allí se exponen, como por qué, siendo que es factible fabricar bombitas eléctricas que duren cien años que bien podrían reemplazar a las actuales de mucho más escasa vida útil, no ha habido ninguna persona en todo el mundo que haga uso de ese conocimiento para fabricarlas y así enriquecerse con ello. ¿Acaso se piensa que aquellos conspiradores, dueños de las compañías líderes en la fabricación de bombitas, son las únicas personas a los que mueve el afán de incrementar su riqueza?

La verdad de las teorías conspirativas

A las exposiciones argumentativas de esta clase se las conoce comúnmente como teorías conspirativas. Estas abundan; hay algunas que por el tema que tocan han tenido gran notoriedad, como la que pretende negar que el hombre haya llegado efectivamente a la luna en julio de 1969, las muchas elaboradas en torno al ocultamiento de extraterrestres por parte del gobierno de Estados Unidos o de la NASA (también se han hecho documentales “exitosos” que apoyan estas tesis) o las que niegan el holocausto judío.

Las motivaciones que hay detrás de la formulación de este tipo de teorías suelen ser de orden ideológico o político. No se trata en ellas de argumentar para brindar una explicación objetiva de la realidad tal como esta se presenta, pues en el primer paso niegan la verdad de esa realidad al definirla como un engaño perpetrado por una minoría poderosa contra una mayoría indefensa e ignorante. De esta manera, la teoría coloca de un lado a los conspiradores (magnates capitalistas, corporaciones internacionales, gobiernos poderosos) y del otro a sus víctimas (la población o ciudadanía "crédula").

Debe advertirse que al negar la realidad visible adjudicándola a un engaño, al producto de una conspiración, se rechaza también toda la intrincada maraña que conforma esa realidad, lo que tiene para los adherentes a este tipo de teorías la gran ventaja de evitarse el tener que entrar en conocimiento de las complejas nociones de orden físico, biológico, económico, social, psicológico, etcétera, que la humanidad viene elaborando hace siglos para comprender un poco más su entorno y conocerse mejor a sí misma. Es decir, toda la explicación que se daba hasta entonces de lo real resulta eliminada de un plumazo, quedando así la vía libre para elaborar una explicación novedosa y al propio gusto. De esta manera se pasa del terreno científico, donde lo que importa es la evidencia, al terreno retórico, en donde impera el discurso. Ya no se trata de comprender la compleja y abierta realidad, sino de abarcar un discurso que partiendo de unas pocas y simples premisas se cierre en sí mismo. Así el adherente a estas teorías logra presentarse como una suerte de ser hiperlúcido, sin necesidad de ahondar en las arduas cavilaciones que implica toda aproximación comprensiva a la realidad.

Es evidente que la penetración que logra este tipo de teorías en tantas personas no puede deberse a su fuerza racional, sino que resulta clave su componente emocional. En efecto, la definición de un enemigo (es decir, del grupo conspirador) como causante, en lugar de invocar explicaciones objetivas e impersonales, implica una apelación directa a los sentimientos que pudieran guardar ciertos grupos de personas contra ellos. Como se dijo antes, la elaboración de este tipo de discursos suele tener un móvil ideológico o político, por eso la elección del grupo conspirador nunca es azarosa, sino que coincide indefectiblemente con aquellos que la ideología de que se trate, o la finalidad política, establece como enemigos.

Condiciones para el éxito de una conspiración

Acaso haya que advertir que denunciar la falsedad de las teorías conspirativas de ningún modo implica negar que de hecho existan conspiraciones. Pero las conspiraciones basan su éxito en cumplir con ciertas pautas que son diametralmente opuestas a las que surgen al considerar una teoría conspirativa.

Un parámetro clave a la hora de conspirar es la composición del grupo conspirador. Para que el secreto que une a los conspiradores tenga mejores posibilidades de ser salvaguardado, es necesario que el grupo de conspiradores sea homogéneo y reducido. Cuantos más individuos participen y cuanto más heterogéneo sea su extracto, tanto más difícil será lograr el hermetismo necesario.

Otro factor vital es el tiempo. Las conspiraciones suelen realizarse con un objetivo a alcanzarse en el corto plazo, ya que en cada instante se corre el riesgo de que el secreto sea descubierto, ya sea a causa de un conspirador arrepentido, de la averiguación de un tercero, de circunstancias no previstas por los conspiradores, etc.


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Pero las teorías conspirativas, por lo general, se sostienen sobre la idea implícita de un número elevado y de muy diversa índole de partícipes. Hay que ver, por ejemplo, la cantidad de individuos de diferentes extractos que debieran estar implicados en la puesta en escena que significaría la transmisión al mundo de una falsa llegada del hombre a la luna: astronautas, directivos y técnicos de la NASA, políticos, expertos en efectos especiales, operadores de cámaras, técnicos en luz y sonido, incluso algún director de cine (una de las versiones sostiene que Stanley Kubrick fue el encargado del rodaje). Además, se requiere que cada uno de estos partícipes necesarios guarde un absoluto y eterno hermetismo, sin dar el mínimo indicio en toda su vida de ser parte de una conspiración tan extraordinaria. Y es que las teorías conspirativas se fundamentan en la presunción de que un determinado grupo de complotados ha logrado engañar al resto del mundo de una vez y para siempre.

Cuando el relativismo engendra ignorancia

Lo que hace de asiento de estas teorías es la idea de que todo es relativo, que nada puede conocerse de una manera cierta. Se presume que lo que se llama realidad no es otra cosa que uno de tantos discursos posibles. Por eso, tanto más entusiasta resulta la recepción de un nuevo discurso por parte de los cultores del relativismo si este se opone a lo que se presenta con solidez incuestionable. Hay sociedades en las que, por prevalecer este espíritu relativista, las teorías conspirativas ocupan un lugar preferencial. No siguen la suerte de simples desvaríos, sino que son admitidas como valiosas revelaciones. Y cuando esto sucede, cuando una sociedad se muestra incapaz de distinguir la estupidez de la sensatez, termina gobernada por la ignorancia.

Sort:  

Muy buen post. Los creadores de las conspiraciones conocen muy bien la psiquis humana. Pienso que muchas personas desconfían de la realidad en que se vive. Quizá por eso resulten tan atractivas ese tipo de historias donde alguien despierta sospechas sobre cualquier acontecimiento.

Pd. Me llama la atención las etiquetas que usas. ¿Haz chequeado eso?

Gracias, Perseo.
Respecto del uso de las etiquetas es posible que no le esté sacando el mejor provecho. Pero ¿qué es lo que debería chequear? Suelo poner spanish, a veces cervantes, y después algunas que lo relacionen con la temática de que trate. En este caso puse science y teorías conspirativas. Supongo que las últimas dos no son muy provechosas en relación a conseguir votos, pero imagino que en el futuro alguien interesado en este tema en particular podría googlearlo escribiendo teorías conspirativas y entonces podría suceder que entre las opciones que le arroje google le aparezca esta entrada.

Saludos. Me refiero al uso de etiquetas que existan en steemit, por ejemplo, teorías y conspirativas no son de uso común. Otras etiquetas más usadas en el contexto español pudieran hacer el post más visible, digo yo, no sé. Un abrazo

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