Juego de Estaciones - Temperatura corporal y su regulación (parte 1)

Todo el mundo tiene una estación favorita. Y no me refiero a estación de trén, donde quizás alguno decida bajarse antes para luego caminar un par de kilómetros, hablo de las estaciones del año.

La discusión eterna acerca de cual es la mejor estación del año, se divide en dos grandes grupos opuestos: La Horda Veraniega (LHV) y La Alianza Invernal (LAI), (cuántos entenderán la referencia?). Como autor de este artículo, científico, exponente y vocero de la importancia del pensamiento y método científico y objetivo, por supuesto no voy a tomar partido por ningún lado en particular; sólo voy a mencionar a modo de comentario que LHV es la peor clase de ser humano que existió jamas. No tengo nada en su contra eh! De hecho, tengo un par de amigos en LHV. Muchos... bueno, todos. TODOS ESTÁN EQUIVOCADOS, desde mi científico punto de vista.

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De antemano, demos una mirada a las máximas de LHV:

Pechos: Por supuesto, a todo el mundo le gustan (o cualquier atractivo físico que prefieran). Ya sea mirar o exhibir. Pero, si LHV tiene que esperar hasta el verano para ello, que hacen el resto del año?

Vacacionar: Si, porque siempre es mejor opción que tener que trabajar, a menos que te guste el trabajo (en cuyo caso se es PEOR persona que el miembro promedio del LHV). Descansar es genial: pero, eso te hace una persona miserable el resto del año!

CALOR: La peor y la última, horripilante, la que le dió nacimiento a este artículo. CALOR, mi criptonita. Como puede cualquier ser pensante disfrutar altas temperaturas? Ni siquiera LHV lo disfruta realmente, cuando esos días CALUROSOS atacan y comienzan a sudar, confiesan que dudan de su membresía a tal aberrante club, mientras desean que los días mas fríos regresen, En un punto dado: todos sudamos como cerdos.

Dejando las diferencias a un lado, hay algo que siempre me llamó la atención: Sabemos que nuestra temperatura corporal es de 36.7°C, cuando la temperatura ambiente se acerca a este punto los aire acondicionados comienzan a encenderse, salen las remeras de los cajones, junto a vestiditos (tenemos que admitir que LHV tiene un punto a favor con este último) y TODO EL MUNDO quiere sumergirse en cualquier cuerpo de agua disponible (rio, lago, mar, océano, pileta, pozo lleno de agua, manguera... CUALQUIER CUERPO DE AGUA!) Cuando hay, digamos 30°C, no deberíamos sentir frío? Cómo aguantamos temperaturas mas altas que las de nuestro cuerpo?? más importante aún, DE DONDE SALEN ESOS CAPRICHOSOS "36.7°C"?

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Cocinado de a poco

Como toda historia que se aprecie, la cosa empezó en un sauna. Allá por 1775, un científico Inglés de nombre Charles Blagden estaba obsesionado con querer comprender como los seres vivos responden a las altas temperaturas. Entonces, hizo lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho: Metió un perro, un corte de carne, dos huevos y a si mismo en una cámara construida especialmente para ese experimento. Durante 45 minutos ese grupo tan particular fue expuesto a temperaturas de hasta 127°C. El científico y el perro salieron intactos (un poco transpirados, nada grave); pero, las otras dos cosas salieron listas para salar y servir. Con un simple y arriesgado experimento, Charles verificó que, obviamente, los seres vivos poseen la habilidad de regular su temperatura, no como el corte de carne que terminó un poco sobre-cocido.

Somos unos debiluchos

Si nos ponemos a pensarlo, somos muy enclenques en cuanto a nuestra tolerancia de amplitud térmica. La verdad es, el rango de temperaturas en el cual nos sentimos cómodos es MUY chico. Por suerte, no somos los únicos. Si miramos alrededor (del planeta) la mayor parte de cosas vivas lo hacen en lugares que no superan los 50°C, ni bajan de 0°C, considerando que vivimos en un Universo con una temperatura mínima de -273°C a millones de grados centígrados... Tenemos una razón mas para cuidar de nuestra pequeña perla azul cerca del Sol.
Este pequeño margen bajo el cual podemos existir tiene mucho que ver con lo que nos hace funcionar, nos da forma y su historia. Estamos hechos, entre otras cosas, de proteínas. La forma en las que estas moléculas se doblan en el espacio tomando su forma en tres dimensiones depende de la temperatura. Sobre cierta temperatura, una proteína decae, se descompone (como diríamos: "desnaturaliza") y entonces le resulta imposible cumplir con si tarea estructural. El problema comienza incluso antes que eso, porque las proteínas no son solo los ladrillos con los que estamos construidos, muchas son enzimas, jugadores estrella de la vida, éstas catalizan (apuran) una larga lista de reacciones químicas que suceden en todo momento en la células de nuestro cuerpo. La velocidad de estas reacciones enzimáticas cambia acorde a los cambios en temperatura (se multiplica por 2 o 3 cada 10 grados... mas o menos), por lo tanto, una pequeña variación térmica es lo único necesario para arruinar la cosita esa que llamamos "estar vivos".

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MANTÉNGANSE SINTONIZADOS

Para la siguiente parte de éste artículo mañana!

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