El Chico De los Dibujos
Era media noche y Miguel seguía sentado frente a un montón de papeles con diferentes formulas, estudiar ingeniería no era nada sencillo, bien que lo sabía antes de graduarse y comenzar la universidad pero jamás se imaginó que el cálculo le daría un golpe tan duro.
“Aguanta, unos años más y tendrás tu titulo” se repetía constantemente cuando se tomaba unos segundos para darle un respiro a su cerebro. Faltaban diez horas para su último parcial del semestre, estudiaría unas dos horas más, dormiría unas seis y luego se iría con la esperanza de obtener los puntos suficientes para no reprobar, no era un sueño imposible pero sí muy difícil. A las dos y cuarto terminó de lavarse los dientes y se acostó a dormir, su espalda le dolía y sentía malestar, para empeorar las cosas la gripe estaba comenzando a menguar; Miguel suspiró agotado y tardó pocos segundos en caer dormido dejándose inundar por el mundo de los sueños. Frente a él una enorme pared azul estaba repleta de dibujos, sus dibujos, los reconoció a todos a pesar de que algunos eran de años anteriores, había superhéroes, personajes de libros y películas, una gran cantidad de “Feliz Cumpleaños” hechos de modo artístico y mucho más. Lo único raro era que parecían moverse, justo como las imágenes en Harry Potter, era realmente impresionante.
-Miguel- alguien susurró su nombre.
Miró a todos lados pero era el único en esa habitación vacía.
-¡Miguel!- ahí estaba de nuevo, pero era una voz distinta.
-Miguel, Miguel, Miguel- lo que había sido una voz se convirtió en distintas voces.
Además de confundido se sentía algo mareado, buscaba a tientas a los dueños de esas voces pero nadie aparecía.
-Voltea- escuchó a sus espaldas.
¿Cómo podía haber alguien a sus espaldas si allí solo estaba la pared con los dibujos? A menos que… No, eso no era posible ¿o sí? Entonces volteó encontrándose con un gran número de ojos animados que lo miraban con atención; se asustó retrocediendo unos pasos pero todavía los dibujos lo seguían mirando.
-¿¡Qué diantres!?- preguntó en voz alta, casi en estado de shock.
-No te espantes- dijo el dibujo de Katniss.
-¿Cómo no se va a espantar? ¡Mírennos! ¡Somos dibujos que se mueven y hablan! El pobre debe estar a punto de desmayarse- comentó el pequeño Iron Man a su izquierda.
-¿Esto es un sueño?- fue lo único que Miguel logró preguntar.
-Obviamente lo es- agregó un terrorífico payaso-. Lo bueno es que no podemos hacerte nada.
-Miguel, sólo queremos desearte suerte en tu parcial- dijo Sam con una amable sonrisa.
El chico de los dibujos comenzaba a sentirse más seguro estando ahí, después de todo era un sueño y aunque los dibujos pudieran hacerle daño (algo obviamente imposible) el susto de estar en peligro lo haría despertarse y volver a la realidad. Era inmune en aquel lugar. -Muchas gracias- musitó Miguel lleno de confianza, ya le estaba comenzando a gustar su sueño, después de todo nada era mejor que tus creaciones cobraran vida y te desearan suerte. -¿Sabes qué? Déjame darte un abrazo para la suerte- articuló el Sombrerero Loco. ¿Cómo un dibujo podría darle un abrazo? Estando dormido ¡obviamente! Fue tan fácil para el Sombrerero Loco salir de su página irguiéndose frente a Miguel en tamaño real, lo único bueno era que se podían apreciar mejor los detalles hechos con lápices de color. La ilustración se acercó a su creador dispuesto a abrazarlo, pero éste volviendo a espantarse retrocedió. Fue ahí cuando todos los otros bosquejos imitaron al primero, saliendo de las páginas para estar cerca de su ilustrador. Sí, era el sueño más raro que Miguel había tenido en su vida.
-¡Vamos, Miguel! No te alejes de nosotros- gritó uno de los muchos dibujos ahí mientras él retrocedía asustado. Se acercaban y eran muchos, ya la seguridad se había ido. La luz de la habitación se fue apagando por alguna razón desconocida y lo que habían sido dibujos alegres y amables se convirtieron en sombras espantosas que murmuraban una y otra vez su nombre: Miguel. Quería correr pero no sabía a dónde. “Despierta, Miguel. ¡Despierta!” pensó desesperado sin lograrlo. Miguel. Miguel. Miguel. Estaban tan cerca de él. “¡DESPIERTA!” Nada, aún escuchaba sus voces aterradoras. Era su fin, lo atraparían y nunca despertaría. Pensó en sus padres, en su familia, en sus amigos; nunca más volvería a verlos… Piii, piii, piii… La alarma lo devolvió al mundo real ¡Al fin despertó! ¡Estaba a salvo! Ninguno de sus dibujos podría salir nunca de las páginas y atacarlo. Jamás. Miguel sonrió y se levantó listo para el día que le esperaba, incluso en ese momento prefería enfrentarse al parcial de cálculo. Se preparó los más rápido que pudo y después de un gran y merecido desayuno se fue, dejando muy lejos sus sueños pero con unas enormes ansias de dibujar.
Saludos @remma1629 veo que tienes talento para escribir (: me gusto muchisimo la historia, espero traigas más contenido como este.
Queria aprovechar la oportunidad para dejarte una sugerencia y asi mejores este contenido que muestras.
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