En mi parecer sigue bien cuidado el espacio, bonito y verde. Algo que noté es que ya no había tanta gente como antes, quizás sea por la hora y la temporada en la que la visitamos. Me gustó mucho el hecho de que al comprar la entrada (costó 900bsF), también te dan las botas, antes era algo a parte, ahora está incluido y no es necesario ensuciar nuestros zapatos con barro, jeje. Lástima que ahora la cámara del silencio está cerrada y solo se llegue a los 820 metros, esperemos que la abran nuevamente para todo público.