Viaje al filo de la muerte (Relato Original de Carlos González)

Hola queridos Steemians;

    No  es el título de una película de ciencia ficción o de los mejores relatos  de Julio Verne, no señores, es el día a día que vivo cuando tengo que  ir a mi trabajo a través de varios estados de mi país Venezuela.

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     Hoy es domingo, entre sueños trasnochados de noches que pasan rápido y sin excusa, mi mujer arregla mis cosas para la semana que entra, mis  cosméticos, mi estomago, mi alma y mi ropita vieja; mañana lunes, muy  temprano en la madrugada, arropado por la penumbra de la noche antes del  amanecer, tengo que irme al terminal de pasajeros, para comenzar mi  viaje.

    Tranquilos aún es domingo, continúo descansando,  esperando el día que raudo pasa, ni da el tiempo para ver todo lo que  falta por ver en un día domingo.

    Dormir temprano ya es  costumbre, la hora de pararse llega sin compasión un poco más allá de  la media noche, para arreglar las cosas faltantes,y así, llegar al  trabajo a las 7:00am

    Suena el reloj, 3:30am, comienza  mi carrera contra el tiempo y contra el destino al filo de la muerte.  Rezando repetidas veces, me encomiendo a los santos y los Arcángeles,  para que proteja mi alma y mi cuerpo de los peligros que encierra la  noche y sus moradores terrenales, que llenan de intranquilidad mi alma.

     En la primera media hora, preparo mi desayuno y café, a su vez, me  ducho y afeito, envalo mi almuerzo y desayuno, listo para llevar a mi  trabajo. un poco antes de las 4:00am, estoy listo para, escurrirme entre  la noche y sus sombras para esperar junto al tronco de un gran samán y a  oscuras, el transporte público que me llevará hasta el terminal de  pasajeros. diferentes técnicas de evadir, dos carteras, con papeles y  otra con dinero, dos bolsos, para distribuir los equipajes livianos,  entre los brazos, pero menos que eso, imposible.

    Esperando que nadie se acerque, y si sucede, raudo cruzo la calle. para  no dar la oportunidad que nadie pueda llegar cerca. Por fin pasa el  trasporte público 4:15am. con cara de que esta haciendo un favor, por  pararse, mostrando en la cara de todos la frustración impotente de no  poder expresar la pena que sentimos los presentes.

   Al  llegar al Terminal de pasajeros, casi corriendo, ubico la fila de  abordaje para cruzar parte de Venezuela, en mi búsqueda de  fuentes de ingresos. Con suerte, logro montarme en el bus, Blue-Bird  (Recoge locos), de la tarifa más económica, para viajeros frecuentes, lo  cual añade un ingrediente adicional por la falta de control de las  personas que se montan y viajan en estos buses, lo cual, lo hace blanco  fácil de malhechores y fascinerosos.

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   Aragua, Miranda y  Distrito Capital, el bus recorre para llevarme a Caracas desde Maracay,  para trabajar de lunes a viernes. El colector con su bolso de lado va  recorriendo el bus cobrando el pasaje en el muy ansiado efectivo, por  aquí, por allá, cuenta y da vueltos a diestras y siniestras, con la luz  encendida para contar y recontar, así, no equivocarse. al terminar los  70 y pico puestos que lleva el bus, camina hasta en frente y apaga la  luz, para que los que quieran puedan dormir, ya que aún es de noche.

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   "Todos quietos y dame los teléfonos", ha comenzado el verdadero  encuentro con la muerte, caras en sombras por la noche, voces que no  conoces pero son comunes, de ese cualquiera que te pide en la calle un  pedazo de pan, o aquel que te ayuda con el ascensor para esperarte,  viene a mi mente ese estrago que sentí, antes de dormir, sin sueño, con  pesadillas inexplicables de desasosiegos sin razón de  vacios y sombras.

    Aproximadamente 9 jóvenes, entre mujeres y hombre, con cuchillos y  pistolas, arrebataron teléfonos celulares, carteras, bolsos, zapatos, y  cualquier otra cosa que pudieran llevarse, amenazando de muerte y gritos  a todos. Como puede moví los bolsos debajo del asiento, resguardando  mis pocas, casi nada pertenencias. Rezando por la invisibilidad que nos  da la sangre de nuestro señor Jesús Cristo, y pidiendo que se bajaran,  rápido, pensé en mis hijos, y de pronto se detuvo el bus y en medio de  la noche desaparecieron con todas las pertenencias de los pasajeros,  incluyendo las mías.

  El saldo, los llantos de unos, los  gritos de otros y el silencio de muchos, dando gracias a Dios por  salvarnos las vidas. Ya de mañana, llegue a mi destino, con el desdeño  de ser agredido física, moral y espiritualmente.

  Espero nunca, pasen por esta desagradable situación jamás.

   Gracias por leer mi post.

Yo en líneas...