Aquella vez que morí (Prosa)

Aquella Vez que morí

La vida es una ruleta de premio otro día, sino juegas pierdes y si juegas también.

Terrible ver hermanos de lucha, perder.

Cuerpo cansado por luchar contra la causa perdida, vida te vas, déjame despedirme de lo que fuí,

 ya no puedo, siento frío, quiero descansar, hoy no juego más.

Delgado abismo de mi vida, ¿donde estas? Ahora te necesito, ahora te vas, espérame entonces para vivir sin vida,

donde sea que mi alma y mi espíritu esté,

como siempre quise como siempre fué, gracias te doy por dar vida, esplendor de mi alma que ya no es terrenal.

Hoy, ya no estoy, aún no se donde, 

ser  feliz un segundo valió la pena, ahora morir, estoy tranquilo, estoy  despierto solo veo mi cuerpo entre ríos de tristeza, mezclado con  ausencia, soy galán con mi mejor traje en mi última fiesta de gala.

Todos los invitados en negro, velas que queman mis pecados alumbran lo que queda de mi alma serena.

Promesas de amor, largos años de olvido me hicieron este día,

solo Dios es mi guía, después solo veo aquellos que espaldarazos me dieron, tratar de comer mi siembra en vida.

Solo el amor puro me salva, solo el amor puro me eleva, oh dios ayúdame, no dejes mi alma en pena.

Mi amor te quiero feliz,  mis letras se apagan, mi sueño se esfuma,

mis fuerzas se merman, quiero seguir en los globos de algodón en el cielo, observando a este mundo loco,

amándonos bonito, este efecto cíclico de sufrimiento, 

a veces corto, tal vez, causal pero no casual, nosotros somos paradigma fresco, no cabe la tristeza ni el temor.

Ahora soy lo que no fui, que no soy ahora. Ya, no tengo miedo.