El Hijo del Infortunio / Un Cuento Latinoamericanista

in #spanish7 years ago (edited)
Solo otra copa más y me largo, decía mientras trataba de olvidar los problemas que lo agobiaban tomando otra copa de licor. En realidad ya eran varias copas que se había tomado pero siempre decía que era la última de la noche. El bullicio y el ambiente de la tasca era contagioso así que decidió quedarse un rato más.

Observaba desde su mesa a las demás personas, sentía un poco de envidia al verlos tan felices compartiendo, platicando con los otros mientras soltaban unas carcajadas durante sus amenas conversaciones, risas y tragos, era un ambiente festivo. Todos parecían estar pasándola bien, menos él.

Mira su copa casi vacía y ordena otra más con el mesero. Sus pensamientos no lo dejaban tranquilo a pesar de encontrarse en aquel lugar donde cualquier persona olvidaría todos sus problemas, al menos por un buen rato.

Las cosas no le estaban yendo tan bien en su trabajo ni en su relación de pareja como antes, la economía en el hogar había comenzado a fallar y a raíz de esto comenzaron los problemas con su esposa. Eran 15 años de matrimonio y nunca habían podido concebir hijos a pesar de todos los intentos y los tratamientos a los que se sometieron. Habían pensado en adoptar pero no era opción para ellos, querían tener un bebé fruto de su amor.

Recordaba los momentos felices, los primeros años de casado y los contrastaba con su situación de pareja actualmente, sin duda estaba enfrentando un mal momento con su esposa. Aunque siempre le gustó la idea de casarse nunca creyó en aquella frase dicha por el el cura el día de su boda: "los declaro marido y mujer hasta que la muerte los separe..." ó hasta que los problemas nos separen, murmulló mientras tomaba otro trago de su copa y una leve sonrisa se marcaba en su rostro.

Luego de varias copas más decide retirarse de la tasca pero no sabe para dónde. Llegar a casa en estado de abriedad era tener segura una discusión con su mujer, pensó.

Toma su teléfono y revisa entre sus contactos, quería estar con alguien que solamente le oyera contar sus problemas. Quería desahogarse de tantas cosas que le estaban pasando. Se fija que tiene unas llamadas perdidas de su esposa pero decide ignorarlas.

Semanas antes había notado un pequeño cambio de actitud en ella, él sentía que su mujer quería decirle algo pero no lograba saberlo con certeza. A lo mejor se había decidio a pedirle el divorcio, era lo más seguro.

Se dirige a su carro para marcharse del lugar. Se sentía derrotado, su único alivio lo encontraba en el alcohol, así que era un asiduo visitante de la tasca.

Total ya no tenía nada que perder, su matrimonio de 15 años ya se acercaba a su fin y el deseo de tener un hijo nunca pudo lograrlo.

Se mete en su carro y mira su rostro en el espejo retrovisor percatándose que una lágrima recorre una de sus mejillas. Su deseo de tener una familia ya estaba desvanecido. Pensaba en lo diferente que hubiese sido todo con un bebé en casa para jugar con él, salir a pasear, llevarlo a la escuela, verlo crecer, vivirlo...

En realidad ellos seguían enamorados pero las circunstancias no eran las mismas de antes, cuando los problemas de pareja llegan es muy difícil superarlos cuando no hay comprensión entre las partes.

Decide fumarse un cigarrillo y abre la guantera de su carro para sacarlo, ya que allí los guardaba. En ese momento observa extrañado un zapatico de bebé, de esos que son tejidos.

-Debe ser el efecto del alcohol que me hacen ver estas cosas, se dice a sí mismo.

Había tomado mucho y a lo mejor se estaba imaginando cosas que solo existen en su cabeza, de esas cosas que muchas veces de tanto pensarlas sentimos que deliramos, aun más cuando estamos borrachos.

Mientras se fuma el cigarrillo sigue pensando en lo diferente que sería su vida si Dios les hubiese dado la dicha de ser padres. Estos pensamientos terminaban de frustrarlo mucho más. Por fin decide encender el auto y regresar a su casa, no tenía otra opción.

Al llegar a su hogar no quería despertar a su esposa así que se quita los zapatos y entra tratando de no hacer ruido a la habitación y observa a su esposa profundamente dormida acostada de lado con una almohada abrazada a la altura de su vientre.

Sonríe al verla de esa forma y decide dormir en la habitación que era la que estaba dispuesta para el bebé que nunca llegaron a tener. Tomó la llave de esa habitación que estaba en la gaveta de la mesita de noche donde su esposa la guardaba con recelo con la cual mantenía la habitación cerrada permanentemente.

Al abrir la puerta observa con asombro un cuarto muy bien adornado con juguetes de niños, móviles, peluches, globos y mucha ropita colocada sobre una cuna. Esa habitación siempre había permanecido vacía y bien cerrada. Nuevamente piensa que el alcohol lo está volviendo loco o es el deseo de siempre haber querido tener un bebé que lo hace imaginar estas cosas con mucha frecuencia los últimos días.

Cierra la habitación con mucho cuidado para no despertar a su esposa y se refugia en el baño principal de la casa a llorar y desahogarse. Sentía que ya estaba en el borde de la locura, la sombra de no haber podido tener un hijo lo perseguía por todos lados, las lágrimas se apoderaban de él mientras mucha impotencia recorría cada centímetro de su cuerpo. Se sentía cobarde ante esta situación, muchos pensamientos cruzaban en su mente en ese momento de confusión que se agravaban con los efectos del alcohol que había ingerido. Era el momento de ponerle fin a tanto dolor y sufrimiento y acabar de una vez por todas con toda esta tragedia.

Al amanecer su esposa se despierta y no lo ve durmiendo en su cama y trata de comunicarse con él llamándolo a su teléfono resultando infructuoso el intento. Ella había estado preparando todo para darle una gran noticia pero no sabía de qué manera hacerlo así que decidió ir dejándole algunas pistas y fue así como metió los zapaticos en la guantera de su auto y había comprado todo lo necesario para adornar el cuarto del bebé que venía en camino, la idea era que él vaya descifrando el mensaje. Ese día le vendaría los ojos a su esposo para que entrara al cuarto del bebé y darle la noticia que les cambiaría la vida a ambos ¡Por fin habían podido quedar embarazados!

El cambio de actitud que él había notado en ella se debía precisamente a esto.

Ella se levanta de la cama a darse una ducha para preparar el desayuno ya que ese día sería inolvidable. Se dirige hacia la sala de baño principal sin siquiera sospechar la desgracia que estaba por descubrir.

En el baño yacía colgado del techo el cuerpo de su esposo amarrado con una correa en su cuello. Aun el cuerpo se movía y tenía algún tipo de reflejo.

Ella impresionada ante impactante escena comienza a dar gritos desesperados pidiendo ayuda pero pareciera que los gritos no salieran de su garganta porque nadie la escuchaba. Corre hacia el cuerpo de su esposo e intenta descolgarlo pero no puede con tanto peso, comenzando una lucha infructuosa por bajarlo.

-Jorge no te vayas, le decía a su esposo envuelta en llanto y gritos de deseperación. No me dejes por favor ¿por qué has hecho esto? le decía insistentemente.

Él logra mover un poco una de sus manos como si pudiera oirla por última vez.

Ella se arrodilla colocando su cara sobre los pies que colgaban, dando gritos de dolor y desesperación.

-Quería darte una sorpresa, no puedes dejarnos solos, te necesitamos más que nuca. Dios nos ha bendecido con un hijo-le decía desconsolada a su esposo. Vas a ser papá...

En ese momento, Jorge aun consciente intenta abrir su mano para tocar la de ella pero termina quedando inmóvil con una sonrisa en su rostro.

Ya han pasdo 16 años de aquel terriblemente momento que le tocó vivir a mi madre, esto es solo parte de lo que ella me contó de mi papá. Hoy fuimos a llevarle flores al cementerio y aunque no nos conocimos se que él está muy orgulloso de mi así como yo de él. Dicen que por algo pasan las cosas en la vida y aunque no logro entender aun, se que soy hijo de un gran hombre. Lo que sí se es que los problemas debemos enfrentarlos antes que ellos logren ahogarnos a nosotros y puedan marcarnos en forma negativa por el resto de nuestra vida. He visto llorar mucho a mi madre en silencio pero ella dice que yo soy el vivo recuerdo de mi padre y en mi dice sentir su presencia.

Sort:  

Me encantó la historia. Lastima q terminara el la muerte del padre. Sigue así me gustó muchisimo

Quise colocar un final impactante a la historia. Gracias por el comentario.

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Excelente, en serio tienes buena pinta para hacer historias.
Tienes mi apoyo absoluto. Saludos.

Que historia. Se vale llorar :'( muy buena

Se vale todo XD

Buena lectura. Impecable como siempre hermano... felicidades

Muchas gracias por leerme. Saludos.

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