Fugas de tempero | Cantos migrantes III
Una vez cantó el turpial, sentado en un sólo campo: Pirirí pi, piró. Pirirí pipí-piró.
Al norte del sur,
es el punto de partida
de la "fuga invernal".
Vuelan turpiales
huyendo de la estancia
ciclónica. Nubes cubren
el cielo de Dios, clima ideal
para nómadas andanzas;
buscan aliento, los recibe
el frío, se hacen masivos;
la implacable adversidad
carece tiempos de mengua.
Millones llegan a la siembra,
van como langostas,
campeando momentos
antes de seguir; temerosos
de espantajos e inmigración.
Juntaron billetes para el boleto,
sellaron salida y despegaron
de los amados seres. Nadie
esperaba ver tantos; invernantes
rostros de otra madera en
desconocidos campos,
mencionados sólo en libros
o viajeras historias.
-¡Ay! Llora la madre.
Quedó en el vuelo la niña,
desplomada del viaje;
"Murió en el intento", así reseñó
la prensa. Llegaron débiles
volando contra corriente, mejor
los que tuvieron cola al viento,
Diáspora huérfana de mundo;
Cuando el clima mejore, retornarán
y los mares que atravesaron,
contarán su inesperada visita;
cantos migrantes, vueltos al hogar.