fuente

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Hubo una vez una niña,
pequeña con labios de ebullición,
sus besos derretían las carnes que
invadía entre fuertes llamaradas.

Frente a su casa, otra casa
nunca abría sus ventanas,
noche a noche, un mulato
por tenerla cerca deliraba.

Él besaba la orilla de madera
por la ventana donde husmeaba;
ella en cambió, quemaba las pieles
de quien con pesos la visitaba.

el tiempo por las callejuelas
de esta historia transitó, y
el mozo de espaldas al sol
al fin con ella coincidió, fue tanta

su impresión, que en sus lagrimas,
pobre inocente un arcoíris miró,

En la acera de la infancia,
Sus amores adquirió, y
aquellos labios febriles,
caballo de Troya fueron,

murió de amor o de pobreza,
murió por amar sin protección.
Ella en cambió siguió su feria,
canjeando besos, por monedas.

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