Concurso de Escritura Fuerza Hispana | Relato de Terror | Marabunta

in #spanish6 years ago


Cuando las cosas van a ocurrir, el azaroso destino se abre paso. Suelo pasar 14 o 15 horas sentado plácidamente frente a la pantalla del ordenador, siempre hay muchas personas en mi casa, sobrinos, cuñados y cuñadas, la abuela y una que otra visita de familiares y amigos, el único habitante ajeno a la línea sanguínea soy yo, ellos, me adoptaron cuando me casé con Isabela, desde allí, he vivido en la gran casa que alberga a los Sulbarán.

El patio de la casa familiar es amplio, se acobija con la sombra de un gran árbol de mango, al fondo, yacen una serie de depósitos que anteriormente eran las casas de los primeros dueños, son una especie de ruinas modernas en pleno casco urbano de San Carlos.

Ese día la familia debió salir, un familiar lejano había fallecido, como no tuve siquiera la oportunidad de conocer al finado en persona, decidí no acompañar a los familiares. Fue realmente un giro inesperado, cuando descubrí que se llevaron hasta los niños, para que fuesen cuidados por la cuñada Mary.

Por primera vez en 10 años la casa estaba silente al mediodía, me levanté de la silla, que descansó de la silueta que mi pesado cuerpo le había dibujado, me desplace a la cocina en busca de algo para comer, hurgué algunas ollas, antes de levantar la mirada y percibir un extraño celaje pasajero, atravesar el patio en dirección a uno de los depósitos en ruinas, quedé un rato expectante, pensando que tal vez, era un ladrón que pudo haber entrado a merodear.

Tras unos minutos, asomado en la ventana de la cocina sin ver movimiento, desistí de la idea del ladronzuelo. Ya me dirigía de regreso a la silla, cuando una curiosidad inusitada revistió mi pensamiento, ¿Qué quedaría en esas ruinas? Movido por el deseo de exploración, caminé hasta el sitio, recuerdo haber separado algunas tupidas telarañas y ver la asombrosa hojarasca que el mango había almacenado en el suelo bajo las pútridas láminas de zinc.

Me adentré un poco en el depósito y sentí crepitar la hojarasca bajo mis pies, estaba húmedo y tenía un particular olor dulce. Por un momento sentí que alguien me observaba -recordé el celaje de hacía unos minutos atrás- giré bruscamente para ver quién podía estar acechándome, dado el impulso impregnado al giro, mi sedentario cuerpo cedió a su propia centrífuga y dejó caer todo el peso del cuerpo sobre mi rodilla izquierda, que traqueó haciendo una rotación externa anormal.

Mi grito pudo haberse recorrido toda la casa, pero nadie estaba para oírlo, me encontraba solo, tan adolorido que no podía siquiera respirar, empecé a sentirme nauseabundo y oír un pitido resonar en mi cabeza, de repente todo empezó a nublarse y sumirse en un negro inconsciente, estaba desmayado.

Pasaron varios minutos antes de reaccionar, al volver en mí, pude revivir el horrendo dolor de la fractura, instintivamente lleve ambas manos sobre la rodilla, armándome de valor intenté levantarme, pero no habiendo nada cerca de que asirme no pude hacerlo.

Respiré. Hondo y pausado.

Miré en todas direcciones, la pared me pareció la opción más lógica para intentar levantarme, con mis manos apoyadas en el suelo traté de empujar mi cuerpo hasta la pared, cada movimiento que realizaba, torpe y pesado, era acompañado por un grito agudo y desgarrador, nuevamente sentí nauseas, ganas de vomitar, sólo me había arrastrado centímetros, mi rodilla se había hinchado y tomado un violáceo color.

Fue allí donde pude darme cuenta que mi tormento apenas empezaba, cuando arrastré mi cuerpo por encima de la hojarasca, removí un grupo de marabuntas que se encontraban formando una pequeña bola, unidas pata a pata, mis gritos y movimientos habían alertado a las mismas, que algo estaba ocurriendo, una oportunidad para ellas y una desgracia latente para mí.

En instantes sentí un enjambre de filosas mandíbulas hincadas en mí, se extendían desde el nido marchando de tal forma, que daban la impresión de estar viendo una sombrilla desplegarse, cada vez que una se tropezaba con mi cuerpo, realizaba un feroz ataque. En segundos toda mi pierna estaba cubierta de guerreras negras que atacaban como millones de agujas encajándose en la piel.

-Auxilio, Ayuda –Grité repetidas veces.

Me sentí aterrado y solo ante mis atacantes, el dolor de la rodilla pasó a segundo plano. Hundí mis manos en la hojarasca para tratar de levantarme, el dolor era tal, que sentí asfixiarme, la horda marabunta, atacaba mis manos al punto de llegar adormecerlas. Había profanado su hábitat y ahora debía pagar.

Con las extremidades inutilizadas bajo el ataque, pude sentir la verdadera definición de hormigueo en el cuerpo, subían por debajo de mi ropa, por el abdomen, pecho y tráquea; sus mandíbulas no estaban hechas para romper mis carnes, pero si causaban hinchazón, por la ponzoña segregada al dejar sus cráneos enterrados en la carne, estos se desprendían de sus cuerpos en su intentó por devorar mis carnes.

Ya no sentí nada. Todo se silenció de repente, las náuseas volvían espasmódicamente, por un momento sólo mi olfato funcionó perfectamente, un revuelto hedor, dejaba escapar la hojarasca mezclada con mi sangre. En mi último grito, sentí el sabor de las patas negras y alargadas hormigas que se metían por la boca, era un muñón de carne devorado por la naturaleza. Las tropas ingresaron por mis orejas y segundos después empecé a convulsionar. Allí cesó el miedo, la angustia, el dolor.

Lo último que mis ojos llenos de patas negras pudieron ver, fue el intento de mi cuñado de quitar con un trapo la marabunta y mi esposa desesperada -moviendo los labios como gritando- atrapando a mi hijo que intentaba ir a mi encuentro. Antes de caer por completo, en la oscuridad del adiós que no pude decir, vi el sol colarse desde el techo carcomido, mostrándome la dueña del celaje, que ahora se hacía presente, acompañándome por la eternidad -fría, callada y silente- la muerte, mi dueña desde ahora, por siempre jamas.

El siguiente relato fue realizado como participación del concurso de escritura de la comunidad @fuerza-hispana, planteado inicialmente por @fandelkefir. Si desea conocer las Bases y condiciones del concurso haga clic aquí
Fuentes

Todas las imágenes son propiedad del autor, tomadas con cámara Samsung WB 100 y editadas con Gimp 2.8



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Llegue a tiempo para aportar un poco con mi humilde voto, colega.
Me gustó tu relato y la narrativa, y seguramente quien vea mis comentarios recientes dirá que miento al decir esto de la narrativa a otros participantes; pero no es así, pienso que gracias a este concurso se han dado a conocer muchos y han hecho aportes de mucha calidad.
Por cierto, mientras leía no pude dejar de pensar en «Miel silvestre de Horacio Quiroga», no sé por qué, pero así fue.
¡Buen trabajo! ¡Saludos!

Que bueno que te ha gustado, no tienes idea del valor que tiene un comentario para mi persona, espero seguir viéndote por mis escritos, yo por mi parte daré un paseo por tu blog a ver que pesco, Saludos y bendiciones.

"Antes de caer por completo, en la oscuridad del adiós que no pude decir, vi el sol colarse desde el techo carcomido, mostrándome la dueña del celaje, que ahora se hacía presente, acompañándome por la eternidad -fría, callada y silente- la muerte, mi dueña desde ahora, por siempre jamas." Mi parte favorita. Suerte en el concurso.

Que bueno que amantes de la lectura como tú puedan hallar interés en un texto escrito por mí, Gracias por la lectura y Saludos.

Que buen relato! deseo el mayor de los éxitos en el concurso amigo.

Gracias corazón, por la lectura y los buenos deseos, nada mejor para iniciar la faena. Saludos.

Éxitos... Ojalá ganes... Un abrazo, hermanazo...

Amen que estoy reuniendo granos en el buche de la gallina para los útiles escolares jajaja. Saludos.

Joder, qué horribleee! Aterrador y desagradable relato. Me encanta que no te hayas ido por el tradicional cuento de terror. Bravo, Juan.

Gracias ele, ya sabes que soy obsesivo compulsivo con salir de los estereotipos. Saludos.

Interesante relato te deseo suerte

Gracias Oscar, me alegra que te gustara. Es bueno escribir cuando te leen.

Extraordinaria prosa. Excelente relato. Un hecho o situación que tomado de la vida real, incluso, fue llevado intachablemente al formato de una narrativa, en el que además de lo leído, me resultó impactante, el formato en dos columnas del texto, que para los conocedores de la materia, debe recordar esas famosas joyas de la literatura, novelescas, que se encuentran en los anales de la historia.

Felicitaciones. Es encomiable tu trabajo. Suerte, éxito, saludos..!

He quedado enamorado de este comentario, mensajes así son los que hacen que quieras insistir en escribir, crear contenido y seguir explorando en el maquetado a pesar de todo, Saludos, he empezado a seguirte para conocer más de tus trabajos, Saludos.

Hermoso, palabras certeras para describir las sensación de perder la vida a pequeñas mordidas.

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