Audiolibro Novela | El Diario | Capitulo 1

-Imagino que debo presentarme – dijo en voz baja el muchacho, y la punta del lapicero acercó a la hoja vacía- Bueno, Mi nombre es Andrés Martínez Arismendi –escribió- tengo 16 años y voy a morir.

Levantó la pluma con un rápido movimiento, pausó y volvió a acercarla a la hoja.

-Discúlpame diario si sueno fatalista es sólo que… Cuando más sueños tengo ¡La vida me hace esta pasada! Sí, Ya sé, los que viven de sueños sólo pueden morir, eso decía mi papá, ¿Ya de serviría ese consejo? –Como si el diario le hubiese preguntado respondió- ¿Mi papá? No tengo la más mínima idea de donde estará, Mamá aún piensa que regresará ¿Yo? No sé, ya que creer, sólo sé que estoy aquí, sentado en esta silla, contando cada segundo que pasa y que será mi pasado, sabiendo que tal vez no podré besar una chica, que moriré virgen, que ni siquiera podré graduarme y vivir en esa casa con el jardín de rosas, con que mamá tanto sueña.

Rápido se levantó del escritorio, tomó el diario, con frustración lo cerró, arrojó al suelo y salió en dirección a la puerta del dormitorio, al girar el pomo de la puerta, se detuvo un segundo, suspiró, regreso y tomó nuevamente el diario. Luego atravesó la sala, se dirigió a la plazoleta construida frente a su casa.

Andrés se sentó en el banco gris de costumbre y cuidadosamente colocó el diario a su lado como un acompañante mudo ¿Cómo si un diario pudiera entenderme? –Se preguntó en voz alta viendo en dirección a la casa- Como salida de la nada apareció ella, estaba sentada detrás de un arbusto, se acercó al banco donde estaba Andrés sin que este siquiera llegará a darse cuenta;

-¿Y por qué crees que no puede? –Preguntó ella interesada en el tema.

Ella tomó el diario sin siquiera preguntar, abriéndolo de par en par, Andrés volteó rápidamente, asombrado ante la repentina aparición, miró a la chica; era simplemente hermosa, pelirroja de cabellos rizados, de piel blanca y brazos definidos.

-A lo mejor ¿Por qué es sólo papel? No puede escuchar, hablar o darme un maldito consejo -Respondió Andrés a modo de reproche, sin vacilar ella también contestó- Entonces ¿Yo sí puedo?

Continuará...