Domingo 6 am, mis padres se levantaron temprano para ir al mercado; mi padre forzado por la situación y crisis en nuestro país ha convertido su carro en un taxi tan solo con un letrero de los que llevan encima los taxis que siempre vemos, mientras mi madre esta haciendo las compras dentro del mercado mi papá decide hacer algunos viajes en el taxi y coloca su letrero.

Unos minutos más tarde se le acerca un hombre junto con un niño de algunos 12 años, le pide que lo lleve a otro mercado en donde buscara unas cosas y lo lleve de vuelta al sitio donde estaban, mi padre sin malicia ve que son dos personas de apariencia normal y los sube al carro.

Al llegar al otro mercado el señor se baja del auto, y le dice a uno de los vendedores que le venda un fardo de arroz (un bulto) el vendedor se va a buscarlo; en la espera le dice a mi padre que si tiene una llamada que le regale porque el estaba esperando que le llevaran unas cosas a ese sitio y la gente no aparecía, mi padre accede y le regala una llamada.

En un parpadear el señor sale corriendo con el teléfono, mi padre grita ¡Ladrón, Ladrón!, todos ven como el hombre corre, ya es el tercer teléfono que mi padre ha perdido por causa de la inseguridad y robos en Venezuela, por suerte este solo salio corriendo con el teléfono, olvidando algo muy importante dentro del carro: El niño.

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Mi padre, desconcertado; ve que el niño intenta irse, para mala suerte de este las manijas del carro están dañadas por dentro, y no puede huir, mi padre le dice: ¡tu no vas a ningún lado, vamos a buscar a tu papá, que me acaba de robar!. El niño llorando, le dice no es mi papá, no lo conozco; mi papá por supuesto no le cree pues aquí ya tienen entrenados a los niños, una buena forma de demostrar como desde tan pequeños les muestran el camino equivocado de la vida.

Mi padre junto al niño se van en el carro en busca del ladrón y padre del pequeño, lo buscan por todo el mercado y no había rastro de el, mi papá trabaja en la gobernación del estado por lo que conoce algunos policías y jefes de policía, se va hasta su trabajo para pedir ayuda, pues ya no era cuestión de un simple robo de teléfono, era que le habían dejado un niño en el carro.

El jefe de seguridad ciudadana le dice, lleva el niño a la policía estatal, y allí sabrán que hacer; seguro llamar a su madre y aprovechas y pones la denuncia, algo poco común porque en mi país la denuncia por robo se pone en otra entidad, mi padre hace lo que le recomiendan.

Al llegar a la policía (la cual es literalmente cerca del mercado donde le robaron), entra y le dice al policía: "me acaban de robar el teléfono, pero me dejaron este niño en el carro", los policías lo mandan al sitio donde se hacen las denuncias, para llegar aquí debía rondar todo el edificio de policías hasta la parte de atrás. (Cabe destacar que este lugar donde esta la policía es un barrio bastante malo), mi padre llega toca la puerta y sale el policía, le cuenta lo sucedido cuando de repente mi papá empieza a gritar, justo en la calle de al lado va pasando el hombre que le robo el teléfono, el padre del niño. Inmediatamente mi padre corre a atrapar al señor junto con unos policías mientras que los otros sostienen el niño que no se escape. Efectivamente era el ladrón.

Lo metieron a la comandancia, lo interrogaron , lo revisaron, y al parecer ya no tenia el teléfono con el, el hombre negro el robo hasta que pudo, después de un rato ponen al niño a reconocerlo y el niño dice: si, si es, a lo mejor nervioso viendo a su padre prefirió admitir que si era el hombre que había robado a mi padre. El hombre le pide disculpas a mi papá y le dice que el teléfono lo tenia cerca de ahí, por lo que el junto con la policía se van al sitio donde lo dejaron, una casa; aparentemente donde hacen cambios de teléfonos robados, sale una mujer y le dice al policía: "el me cambio ese teléfono por comida y una bebida", el policía la mira y le dice: "Le aparece el teléfono al señor o busco una orden de allanamiento" , por supuesto que esto no le conviene a la mujer pues estoy casi segura que en ese lugar hay más de un teléfono robado. Minutos después arman el teléfono de mi padre, pues ya estaba desarmado; se lo entregan.

Regresan a la policía, mi papá decide no poner la denuncia pues recupero sus pertenencias y la verdad quería librarse de tanto procedimiento, al final el ladrón ya tenia bastantes problemas, abandonar un menor de edad, a su suerte, solo, el niño jamas dijo que era su padre, solo llego a decir: "mi madre me dejo ir con el", al final no supimos si era su padre o solo un conocido, pero quiero contarles la historia para que vean lo dañada que esta la sociedad Venezolana, abandonar un pequeño por cambiar el teléfono a lo mejor por comida o hasta drogas, nunca lo sabremos; lo cierto es que mi papá salio victorioso de este asunto, pero muchas personas en mi país han sido heridas, o incluso han muerto por resistirse a robos de cualquier tontería como un celular.

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El hombre que ha crecido en revolución:

Así le llamo a los niños que han crecido con este gobierno y serán hombres, con Chavez y Maduro, dos gobiernos llenos de pobreza y daño social, dos gobiernos que han llevado no solo a Venezuela sino a su población a convertirse en los peores maleantes, en personas malas, en personas resentidas, personas que se han acobijado bajo las facilidades de que les regalen cosas sino roban, un país de vagos, ladrones, traficantes, los niños ya no juegan sino aprenden a robar, observando desde el puesto de atrás de un carro, como lo vivió mi padre, esas son las enseñanzas para el nuevo hombre crecido en revolución. Con mucha tristeza cuento la historia, pues a lo mejor si querían comida, a lo mejor tienen días sin comer, pero no es la forma de obtener las cosas, este país esta en la peor crisis de todos los sentidos, espero que algún día esos niños que han aprendido a ser malos, logren salir de esto y se conviertan en hombres de bien, que se olviden de lo aprendido en revolución, para esto necesitamos una reforma social y cultural fuerte, un cambio urgente.

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