Asistí a un curso de meditación de 10 días. Estuvimos aislados del mundo, sin celulares, sin contacto con el exterior, incluso; sin contacto entre nosotros mismos. ¿Qué hacíamos? Meditar, meditar, meditar unas 11 horas al día.

EL HORARIO

4:00 a.m Llamada para levantarnos
4:30 am a 6:30 a.m. Meditación
6:30 a 8:00 a.m. Desayuno y descanso
8:00 a 11:00 a.m. Meditaciones
11:00-12:00 a.m. Almuerzo
12 a.m.-1:00 p.m. Descanso y entrevistas con el profesor (estas entrevistas era si algún estudiante tenía alguna duda sobre la técnica o tenía algún problema)
1:00 a 5:00 p.m. Meditaciones
5:00 a 6:00 p.m. Merienda y descanso
6:00 a 7:00 p.m. Meditación en grupo en la sala
7:00 a 8:15 p.m. Charla del maestro en la sala
8:15 a 9:00 p.m. Meditación en grupo en la sala
9:00 a 9:30 p.m. Dormir

LAS REGLAS

El noble silencio.

Durante estos días estaba prohibido el contacto con el exterior y todo tipo de comunicación entre estudiantes. Esto incluía no hablar, no hacer gestos, evitar el contacto visual y físico, tampoco comunicarnos mediante escritos. Al llegar entregábamos nuestras pertenencias de valor, incluidos celulares, cámaras, libros, reproductores de música. Básicamente cualquier cosa que pudiera ser un distractor.

Esto se hace con el fin de lograr un ambiente completamente propicio para trabajar la técnica de meditación vipassana, y acercarnos al silencio mental. Esta regla considero es una de las más importantes para la efectividad de la técnica.

La segregación

Estábamos separados hombres de mujeres. Aunque en la sala de meditación todos meditábamos juntos (ellas en su lado y nosotros en el nuestro).

La abstención

Había otros preceptos por cumplir. Abstenernos de todo tipo de intoxicantes (cigarros, alcohol u otras drogas). No matar, no mentir (gracias al noble silencio era fácil cumplirlo) y abstenernos de toda actividad sexual.

La comida

Estaba prohibido comer fuera de las horas dedicadas para ello, tampoco llevar nuestros propios alimentos. La comida era vegetariana.

LA TÉCNICA

Cada técnica de meditación tiene su peculiaridad. Algunas utilizan cantos para concentrar la mente, o repetir sonidos como el ohhhmmmmmm, realizar visualizaciones, imaginar un lugar, la figura de un objeto, repetir afirmaciones, y así tantas más...

En vipassana se utilizan la respiración y las sensaciones del propio cuerpo para concentrar la mente y trabajar. Los primeros tres días nos enseñan una técnica de meditación llamada Anapana, que consiste en enfocar la atención en la respiración y en las sensaciones que produce el aire en la zona de la nariz y el labio superior. El propósito es el de agudizar la mente. Me pareció sorprendente, porque raras veces estamos conscientes de estas sensaciones, pero que siempre están allí.
FUENTE

MI EXPERIENCIA

El primer día fue realmente difícil. Me costaba un mundo lograr mantener la atención en la respiración siquiera durante un minuto, siempre llegaban pensamientos y me iba con ellos, de un pensamiento a otros, como un mono que salta de rama en rama, olvidaba por completo que estaba meditando. Pero la técnica enseña que es algo normal, y que el verdadero trabajo es que cuando me distraiga; volver a la respiración. Volver, volver, volver.

No solamente fue difícil por la mente, a mi cuerpo también le costó permanecer tanto tiempo sentado, y los dolores van produciendo distracción, aunque para el 3er/4to día ya no sentía el mismo dolor, y cuando lo experimentaba lo observaba y desaparecía.

Luego de aprender Anapana, ya la mente está preparada y agudizada para hacer Vipassana. Esta segunda parte consiste en mover la atención por todo el cuerpo, observando las sensaciones. La técnica nos enseña a mover la atención desde la cabeza a los pies observando las sensaciones, pero eso no es todo...

EL TRABAJO INTERIOR

Además de trabajar la atención y la concentración sobre las sensaciones del cuerpo, el propósito de Vipassana es experimentar la realidad tal como es, ver las cosas como son. Mediante la ley de la impermanencia. Todo está en un constante cambio. Una cosa es comprenderlo a nivel intelectual; sin embargo con vipassana se comprende a un nivel más profundo, en carne propia.

Mientras movía la atención por el cuerpo, ocurrían tres cosas:
1 Podía experimentar sensaciones muy sutiles que resultaban ser muy agradables
2 Había zonas donde no sentía absolutamente nada, como zonas en blanco.
3 Zonas donde tenía sensaciones burdas, pesadas y desagradables.

No obstante, la naturaleza de esas sensaciones es aparecer y desaparecer, son impermatentes, todas pasan. Aquí el trabajo psicológico se vuelve cada vez más intenso. Pues, cuando tenía sensaciones placenteras, sutiles como de fluidez; quería volver a experimentarlas, y cuando sentía sensaciones pesadas o dolor; quería que se fueran.

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Ahí es cuando comienza el trabajo de la ecuanimidad. Vipassana enseña que como todas las sensaciones poseen la misma naturaleza de aparecer y desaparecer: si mi reacción es sentir deseo por las sensaciones agradables, voy a generar apego por ellas; y si siento rechazo por las sensaciones desagradables, voy a generar aversión. Este tipo de reacción es la raíz del sufrimiento humano y la desdicha.

La ecuanimidad se va desarrollando con vipassana de forma práctica, al observar las sensaciones bien sean agradables o desagradables y ser consciente de que en ese momento esa es mi realidad, y que si genero apego o aversión estoy generando mi propio sufrimiento.

¿LO RECOMENDARÍA?

Sí, vipassana es una herramienta para desarrollar el arte de vivir, la paz, ampliar la consciencia, generar compasión y plenitud a niveles profundos, no de forma intelectual o con creencias, sino en el propio cuerpo. Los cursos son gratuitos, se mantienen por las donaciones hechas por los estudiantes que ya terminaron un curso de diez días. De verdad lo recomiendo. Es difícil, no les voy a mentir. Pero vale la pena por completo.

Gracias por leer mi experiencia. Más que diez días sin hablar, fueron diez días de transformación.

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Que seas feliz.