El papel de la mujer en la sociedad y como coadyuvante del cambio social.

Desde todos los tiempos los hombres fueron convertidos, por los hombres, en el paradigma de lo humano, se instauró un sistema de patriarcado fundado en la superioridad del hombre sobre la mujer en el que, instituciones, como la Iglesia católica, han contribuido a través de la historia en la asignación de roles para uno u otro sexo, no sin antes descartar a la mujer de la vida clerical; le dice “formas parte de la estructura constitutiva de la iglesia” pero no puedes ser sacerdotisa. Es interesante como Juan Pablo II le hace un reconocimiento a la dignidad de la mujer, pero, le recuerda su vocación y misión primordial: la maternidad o floración carnal como dijera Jorge Woodbridge.

Ciertamente la mujer en la humanidad juega un papel importante, es la que genera más humanos, es la reproductora de la especie, pero también es más que eso. La maternidad es un aspecto de la vida que una mujer puede decidir desarrollar o no, y no por eso verse disminuida en su esencia. Si bien, tienen la capacidad de procrear y generar más vida, esta capacidad necesita estar acompañada del hombre en esa tarea desde el inicio, y posteriormente en el desarrollo de esa vida, es allí donde no nos convertimos hombres y mujeres en complemento del otro, sino en maravilla, en dos diferencias que se hacen iguales.
El reconocimiento de esas diferencias entre hombres y mujeres es por donde debemos comenzar para hablar de los papeles que cada uno jugamos en el desarrollo de nuestra sociedad y por consiguiente de la humanidad. Creo que la mujer, especialmente, tiene una capacidad socioeducativa muy valiosa y para desarrollarla no necesariamente tiene que ser madre, esa capacidad la puede desarrollar en cualquier ámbito de donde se desenvuelva.
Lamentablemente en nuestra sociedad las asimetrías en el trato dado a las mujeres, continúan siendo muy marcadas; se habla del principio de no discriminación, del derecho a la igualdad, pero estos no dejan de ser meras formalidades jurídicas cuando las condiciones siguen siendo desiguales entre hombres y mujeres. Que existan las normas no es suficiente, se requiere que estas sean reales y efectivas, que haya equidad y que se le dé valor a las diferencias que existen entre los hombres y las mujeres.

Socialmente no se le da el valor merecido a la mujer, se le valora como madre, se le puede reconocer en otras esferas pero sigue siendo importante el valor de la maternidad, ese sigue siendo el primordial valor reconocido por nuestra sociedad. Puede hacer lo que quieras pero sigue siendo considerada la protectora de la vida, por eso no se le permite decidir libremente sobre su cuerpo, por ejemplo, no se le permite el aborto; al varón se le acepta socialmente que sea un padre irresponsable pero a la mujer se le enjuicia, y no es que quieran ser como los hombres, que no podrían serlo jamás , sino porque socialmente no se valora en igualdad de condiciones.
“En la escuela, familia, iglesia y medios de comunicación se nos enseña cómo deben ser las mujeres ”, deben ser sumisas, bonitas, madres, la que cuida al hombre, la ama de casa , la que calla.

La que calla la violencia a la que es sometida constantemente en los diferentes ámbitos donde se desenvuelve, pero especialmente la del hogar, porque se sigue considerando que lo que pasa dentro del hogar es privado, porque los hombre aun consideran que pueden y tienen el derecho de “corregir” a las mujeres, que lo pueden hacer con violencia, y lo pueden hacer porque tienen el poder.

Se sigue necesitando en el mundo, normas que regulen y equilibren estas relaciones de los hombres con las mujeres, en Venezuela desde 1999 en la Constitución Bolivariana de Venezuela se consagra el principio de no discriminación y el derecho a la Igualdad, y para que sea real y efectiva permite la adopción de medidas afirmativas a favor de grupos víctimas de discriminación, marginados o vulnerables.

Las mujeres son un grupo discriminado más no vulnerable como nos lo han hecho creer, por esa razón hay una ley especial en materia de violencia contra la mujer, y todavía quedamos pendientes con el reconocimiento de los derechos y la protección debida de los grupos de orientación sexo diversa en el que estarían consideradas mujeres también, pero esto es tema de otra disertación.

Las mujeres tienen que empoderarse, empoderarse en sus derechos, conocerlos y exigirlos e identificar nuevos derechos que nos permita un desarrollo justo, digno y libre; debemos hacernos conscientes del papel que desempeñan en la sociedad mas allá del hecho de ser procreadoras, creo que la mujeres no solo paren hijos o hijas, sino también ideas y con ellas los cambios. Pero no podemos cambiar este mundo si las mujeres no cambian la forma de verse con los hombres y al mismo tiempo, si no le enseñan a mirarlas, a tocarlas y a quererlas de una forma distinta a la empleada hasta ahora; porque la lucha no es contra el hombre, es contra los formatos sociales que nos hemos impuesto y que nos ha traído discriminación, desigualdad e irrespeto.

El cambio social es responsabilidad de mujeres y hombre y las mujeres estan reclamando el reconocimiento de nuestras diferencias, y que sean esas diferencias las que nos garanticen el ejercicio pleno de la igualdad, para que, sentadas estas bases, construyamos juntos como personas, los cambios que sean necesarios para la humanidad.