Te extraño

Por fin llegamos, después de caminar sin parar, llegamos. Después de decepcionarnos porque esto no era lo que nos habían prometido, después de un largo rato en la humedad de la noche, y después de asustarnos y casi morir en el intento, pero llegamos. Todo es mejor cuando estamos juntos, ¿o no?

Y en cierto modo, quisiera no haber llegado, porque eso significaría que podemos seguir juntos, sin máscaras, solo tú y yo. Pero ya que llegamos, creo que esto es otro adiós, nos tenemos que separar, fingiendo que no te importo y que no me importas.

Y ahora desde lejos te veo, riendo con tus amigos y yo finjo que no quiero estar ahí contigo, volteo mi mirada antes que se encuentre con la tuya, pero después puedo sentir como me miras.

Hacemos una fogata y cantamos. Estas personas no son tan malas, aunque me caerían mejor en otras circunstancias. Y déjame decirte que no fue para nada con en las fotos o en las películas, pero casi podría pensar que ellos son mi familia. Casi.

Ahora es que comienzo a darme cuenta de la experiencia que estamos a punto de vivir: ¡Vamos a acampar! E inmediatamente deja de ser emocionante porque aunque estés aquí, no lo estamos viviendo juntos, y te odio por robarme la alegría de vivir las cosas más simples, solo porque siempre tengo la necesidad de compartirlas contigo, de querer que estés allí y poder reírnos sin importar nada. Tú me enseñaste que todo es mejor cuando estamos juntos, ¿o no?

Lo que la gente no sabe es que nuestros corazones, o tal vez nuestras almas se asemejan a un imán, y aunque intenten mantenernos separados, más temprano que tarde, nos volvemos a unir. O eso quiero creer yo.

Estoy a punto de comenzar a dormir cuando escucho tu voz:

—Ven para que mires esto.

No lo dudo ni un instante y me muevo hacia donde tu estas.

—Mira el cielo. Está lleno de estrellas. It’s a sky full of stars —dices citando uno de nuestros chistes, de esos que nadie más entendería. No respondo pensando en lo irónica que es todo esto.— Ok, no es divertido. Pero realmente me gusta mucho esta vista.

—Es hermoso.

No digo más nada, y tú tampoco.

Todos se acuestan a dormir y pronto comienza a reinar el silencio, aunque la naturaleza nunca se calla.

Yo me volteo y tú y yo quedamos de frente. Y tu mirada se hace insoportable de mantener. Por momentos tengo que cerrar los ojos, pero no puedo dormir, no contigo mirándome.

—¿Aun me odias? —Susurras y ruego porque nadie más te haya escuchado, pero sonríes de una manera tan amplia y tan… juguetona. Es esa sonrisa que quiero pensar que solo me dedicas a mí. Te extraño, es lo único que puedo pensar. Sigues sonriendo. Me encanta tu sonrisa. Sonríe siempre, por favor.

—No, no te odio. —Y esas simples palabras te hacen sonreír aún más. Sonríe siempre, por favor.

Ambos sabemos que esa era la única conversación que necesitábamos tener. Tú tienes problemas para dormir, como siempre, y la naturaleza puede hacer más ruido de lo que cualquiera piensa y eso te inquieta. Cada vez que hay un ruido, te mueves.

—Eres demasiado cobarde —Te digo, riéndome un poco de ti. Estiro mi mano y la coloco sobre tu pecho, jalo tu camisa y espero que con ese gesto puedas sentir que estoy allí. Todo es mejor cuando estamos juntos, ¿o no?

Pronto mis parpados se hacen pesados y me molesto conmigo misma porque quiero disfrutar el momento. Y aunque ya estoy casi dormida, cada vez que te mueves, abro los ojos, de nuevo, espero que puedas descifrar que eso significa que estoy aquí y que siempre lo estaré. Creo que lo entiendes, porque a pesar del frío que hace, estiras tu mano, y contorneas cada parte de mi cara, empezando por mi frente, hasta llegar a mis labios, te detienes allí y luego la vuelves a guardar.

—Duerme, anda.

Y te obedezco. Todo es mejor cuando estamos juntos, ¿o no?

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¿Ya amaneció? ¿De verdad esto está sucediendo? Abro mis ojos y aun es de madrugada, me di cuenta que me desperté solo porque el frio se está colando en mis huesos, literalmente. Me volteo y estas ahí, no es un sueño, me siento un poco más cálida solo de verte dormir, es extraño, ahora me siento como una acosadora, y empiezas a moverte y sé que estas teniendo una pesadilla. Espero que no sea sobre mí, porque también sé que a veces estoy en tus pesadillas. Estas a punto de despertar y yo deberían voltearme o hacerme la dormida, no quiero que pienses que estoy loca. Aunque eso ya deberías saberlo. Por supuesto que no hago ninguna de las dos cosas, abres los ojos y te asustas, pero luego sonríes al recordar que solo soy yo. Estas demasiado adormilado como para decir algo, intentas volver a dormir.

—Tengo frío —te dije porque de alguna manera necesitaba explicar porque te estaba viendo dormir.

Te levantaste y me diste la mitad de tu cobija. Eso es amor, ¿no? Luego volviste y te dormiste de nuevo y nos pude imaginar así, dentro de 5 años, cuando la gente ya no se oponga y nuestros lados opuestos vuelvan a juntarse por la atracción que existe entre ellos.

Espérame, y por favor recuerda que cuando estamos juntos todo es mejor.