Aprender a despedirse

Muchas veces en la vida nos toca desprendernos, de objetos queridos, creencias, sueños e incluso personas, saber despedirse, saber decir adiós es un paso importante en cuanto a la salud mental se refiere.

Pero es que la sola idea de aferrarnos con todo con lo que podemos agarrar a alguna cosa suele ser dañino, en el mejor de los casos el único dañado serás tú, en otros puede incluso involucrar a otra persona.

Yo a tono personal nunca me he considerado apegado a las cosas, bueno a mi perro, y a mi madre, pero ¿quien no? volviendo al tema principal; sin querer queriendo, sin darme cuenta estaba muy apegado a una idea de lo que pudo ser, o de lo que yo quería que fuera.

Pero la vida es complicada, y muchas veces esos estados idílicos llenos de expectativa no se cumplen, y cuando no lo hacen nuestro mundo o parte de él se cae a pedazos, digamos que hay grados de severidad, va a depender de cuánto te dejes afectar por esa clase de sucesos fuera de tu control.

Yo lleve mi apego y mis expectativas hasta el final, sin darme cuenta una buena parte de mi cerebro y corazón concentran energías en creer que aquello podría ser, pero sin medias tintas y sin muchas explicaciones circunstancias de la vida crearon y zanjaron distancias y consigo vinieron varios pasajeros desconocidos he indeseados que terminaron de crear el panorama perfecto para el no cumplimiento de las expectativas.

Pero lo más sano es optar por el balance entre la pasión y la razón, dejar ir, dejar de ser egoísta y muchas veces abandonar aquellas expectativas con o sin fundamento de lado, yo lo veo muy simple,hay que evitar convertirse en una jaula que se convierta en la prisión de una bella guacamaya.

Si de verdad amas a alguien, lo mejor que le puedes desear es la felicidad, puede ser en tu jardín o donde sea, eso carece de importancia.

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