Laguna La Negra | El inicio.

Dos días para conseguir todo el efectivo necesario para sobrevivir un fin de semana largo en Mérida: se podrán imaginar lo poco segura que estaba de que todo fuese a funcionar.  El miércoles nuestro amigo Luismi ya estaba en Mérida, no lo podíamos dejar allá solo, había que ir sí o sí. 

Debíamos alcanzar el primer bus que sale de San Cristóbal hacia Mérida, el cual supuestamente salía entre las 5:30 y las 6:30 de la mañana; no había forma de que yo llegase al terminal antes de esa hora desde mi casa, así que había que idear algo.

 A Luismi se le ocurrió ofrecernos su casa, para que nos quedásemos allí y así poder salir juntos al terminal lo más temprano posible, sí, quedarnos en su casa mientras él no estaba, que disparate... pero a pesar de la pena lo hicimos, nos quedamos Vicente, Rafa y yo en su casa donde Majo nos recogería temprano para que nos dieran la cola y poder llegar antes de las 5:30 sin tener que gastar ni un centavo, si lo notan todo esto fue un conjunto de buenas acciones, let's appreciate nice people for a minute.

Pasamos la noche y parte de la madrugada reorganizando los bolsos y buscando información sobre la ruta que haríamos, tratando de hacer el menor ruido posible para no molestar aunque con las ocurrencias de esta gente pues no es fácil.

Finalmente Rafa y yo dormimos un par de horas pero Vicente no pegó el ojo en toda la noche, a las 4 empezaron a sonar las alarmas y el día había llegado, "carguen que nos fuimos".

Majo ya estaba afuera esperándonos y nosotros cepillándonos los dientes, que pena con la mamá, pero bueno, nos montamos en el carro y luego de un recorrido por las calles desiertas de la ciudad llegamos al -muy- oscuro terminal de pasajeros de San Cristóbal.

Hicimos la cola para subir al bus, guardamos las maletas y esperamos. Esperamos y esperamos durante una hora mientras un chamo contaba billetes, si, la cantidad de efectivo para poder cancelar el pasaje era tan absurda que tardaron una hora contando billetes, que locura.

El bus salió a las 7, creo... Dormimos como pudimos hasta llegar a Morotuto, parada obligatoria, la casa de las empanadas mas caras del mundo (o eso parece😂), aprovechamos para ir al baño y luego solo esperamos para volver a la carretera varios minutos más tarde.

Cuando el paisaje cambia a montañas áridas llenas de cactus uno sabe que está mas allá que acá, empecé a escribirle a Luismi porque se suponía que lo encontraríamos en el terminal para dejar algunas cosas en el carro de su mama y ahí si agarrar la buseta que sube hasta apartaderos, pero no contestaba y ya me estaba desesperando, innecesariamente como siempre pero así soy yo, ¿qué le vamos a hacer?... 

Al rato Luismi dio señales de vida, averiguó todo con respecto al transporte y quedamos en avisarle cuando entrásemos a la ciudad y así fue, llegamos al terminal pensando que él aún no estaba ahí y nos sentamos en unas sillas cerca de la entrada principal, manguareando mientras esperábamos, cuando por fin cayó la llamada nos dice que donde estamos que la buseta esta por salir, ¡recojan todo y corran! 

Lo conseguimos🙌, nos subimos y no le habíamos entregado nada a Katy (madre de Luismi), empecé a decirle histérica a los muchachos que le dejaran todo eso, que no nos podíamos llevar todo ese peso muerto a la montaña mientras ella recibía bolsas, bolsos y cosas sueltas en la puerta de la buseta, ¡pobre mujer!, se fue con una montaña de corotos en las manos.

Apenas arrancamos un grupo de muchachas me preguntó que a donde íbamos, les conté que el plan era llegar a la Laguna Negra y dijeron que nunca habían ido, que ellas iban a las termales de la Musuy, a donde nosotros esperábamos llegar al día siguiente.

El viaje dura unas dos horas, obviamente aprovechamos para dormir un poco más, para comer y para disfrutar de las vistas que ofrece la carretera. 

Luego de pasar la capilla de piedra, Luismi le saco conversa a una pareja que iba detrás de nosotros, resulta que el chamo es del centro del país pero ha recorrido gran parte de Sudamérica, nos contó un resumen de como es la movida en los distintos países y el tipo de trabajos que ha hecho para costearse el viaje, siempre es bueno hablar con personas que llevan mucho mas tiempo viajando, uno trata de absorber toda la información posible, el plan de ellos era conocer las lagunas pero no tenían equipo de camping, así que se quedaron en apartaderos para ver si podían alquilar algo y nosotros quedamos en avisarles si en Mucubají se podía alquilar también.

La buseta nos dejó en los restaurantes que están en la entrada del Área Recreativa Mucubají, nos bajamos y empezamos a caminar, la carretera está llena de ventas de dulces, bebidas típicas, recuerdos, gorros, guantes, jarabe de frailejon y muchas otras cosas con sello merideño.

Pasamos la entrada y nos dirigimos al puesto de INPARQUES donde nos recibió un guardaparques bien chévere, nos preguntó algunas cosas, nos dijo que si íbamos a buen paso en 45 minutos podíamos estar en la otra laguna, luego de darle nuestros datos y el monto de las unidades tributarias correspondiente, nos dio el recibo y su número de teléfono en caso de emergencia.

Seguimos caminando hasta llegar al famoso muelle de la laguna donde nos tomamos la respectiva foto que no quedo muy bien porque le pedimos el favor a una señora muy bajita 😅 luego nos sentamos en una loma cerca de la orilla para comer antes de empezar a caminar hacia La Negra que era nuestro verdadero destino.