Para comprender qué nos hace “querer tener la razón” plantearé lo siguiente, porque lo he vivido y cuando sucede digo que no me interesa tener la razón, el tenerla o no tenerla no te aporta nada, al contrario, puede causar un conflicto con otra persona y aún mayor contigo mismo.

¿De dónde viene esto de querer tener la razón?

          Esa necesidad surge de imponer nuestras verdades al mundo, es decir, aquello que nosotros creemos, pensamos, sentimos, vivimos en algún momento resulta algo propio y “valioso”, tan valioso que es difícil declinar o aceptar que otro piense que no es así.

          Lo que sucede de esta situación es válido para nosotros mismos, pero cuando involucras a “otra” persona, pues se trata de otra persona, un sistema diferente al tuyo, porque cada quien tiene su verdad, cada quien tiene su razón y como ya sabes cada cabeza es un mundo.

          No se trata de una lucha, ni de convencer al otro de algo que no quiere, en algún momento te has detenido a pensar que, si esa persona piensa así. . .

¿Es porque quiere hacerlo? ¿Quién eres tú para querer cambiar lo que ella crea?. . .

         Sin necesidad de caer en un debate para tener o no la razón puedes comunicar tu punto de vista, si la otra persona está “abierta” a ello, pues mejor, sino es su decisión.

3 Consejos para evitar un enfrentamiento por la razón

      1.  Comprender antes de ser comprendido, es un hábito de las personas altamente efectivas, sé flexible y piensa que aporta la otra persona, recuerda que no se trata de una lucha, es cuestión de tomar lo positivo de cada experiencia.

Para ello recuerda esto. . .

“Cuando hablas repites lo que sabes, pero cuando escuchas puedes aprender algo nuevo”, como bien dije antes es un sistema diferente al tuyo y la diversidad nos hace únicos.

      2.  Si te abordan de manera grotesca alzando la voz y agitando el cuerpo mantén la calma, recuerda que es más fácil cambiarse a sí mismo que cambiar a los demás.

Una amiga me dijo que “cuando pierdes la cordura, pierdes la razón”, piensa entonces. . .

¿Qué tiene de razonable que otro imponga su verdad a gritos tanto con el cuerpo como con su voz?

          Mi recomendación personal es que no te sientas aludido, “no le des el gusto” por así decirlo, espera un poco unos 20-30 minutos o más tiempo si prefieres, luego puedes decirle que por “más razón” que tenga o no, no es la manera de decir las cosas.

      3.  No hay verdades absolutas, por más convencido que estés de algo tu punto de vista puede cambiar, eso no quiere decir que esté mal o que no hayas tenido razón entonces, solo quiere decir que has crecido como persona y piensas diferente.

Por ejemplo:

          Antes pensaba en verme a mí mismo como lo mejor, si me convencía de eso sentiría más confianza y hasta orgulloso de ser quien soy.

          Ese pensamiento dejó de mantenerse cuando un amigo me dijo “trata el prójimo como a ti mismo”, esa frase desmontó por completo la “razón” que tenía, ahora pienso que tanto otros como yo somos personas, sin hacer juicios ni comparaciones de quien es mejor o no, solo aceptando que cada quien es como es.

          Si alguien cambia su punto de vista es válido, si no piensan igual que tú o tú de ellos también lo es, las cosas son como son por convicción, no es nuestra labor andar “chocando las verdades de otros”

          Hace poco leí que la felicidad es algo tan simple. . . como estar a gusto consigo mismo, cada quien decide que pensar y como estar, y recuerda. . .

Es más fácil cambiarse a sí mismo que cambiar a los demás. . .

Espero que te haya sido de ayuda.

¡Gracias por leer!

Y gracias al equipo de Cervantes por su ardua labor con la comunidad, me llena de mucha ilusión estar con personas tan humildes y entregadas a los demás.