"Morando en la oscuridad" (Relato 2da versión)

Ella alguna vez vio los colores, las formas, el rostro de sus seres queridos; pero por un revés del destino, dejó de hacerlo. Su última visión quedó tatuada en su mente: una inmensa e incandescente luz que a toda velocidad se aproximaba hacia el vehículo donde viajaba. Desde entonces, sus otros sentidos se fueron agudizando, reaccionaba al menor ruido, podía reconocer personas por su aroma o por el sonido de sus pasos… Aquella nueva capacidad de percibir “espíritus” de sentir en su piel la energía que emanan y establecer comunicación con los mismos, era lo que más le atormentaba y le daba miedo. Algunos expertos buscaban explicación a esto, señalando que era una reacción producto del trauma causado por aquel horrible accidente, del cual sobrevivió de milagro. Su cercanía a la muerte había abierto un portal al mundo de lo “desconocido”, al “más allá”...

Por algunos años logró bloquear aquello, pero recientemente habían aflorado de nuevo esas sensaciones. Todo había sucedido muy rápido, el viaje a tierras lejanas, la operación para recuperar su visión, su estadía en este misterioso hotel _{(que no era un “cinco estrellas” precisamente)} y donde debía hospedarse hasta que llegara el momento de retirarle las vendas. Fue en este lugar donde pudo contactar varias “presencias”, unas más amigables que otras: una camarera que desesperada había saltado de la azotea y que se negaba a dejar el lugar, y una mujer enojada, que buscaba venganza en cada hombre que ocupaba el cuarto donde fue asesinada por su amante, eran solo algunas de ellas… Muchas eran las leyendas que rodaban por allí - Son solo habladurías - le habían comentado; ella sabía que era cierto; y mientras esperaba el momento de volver a disfrutar de la luz y el color debía soportar y convivir con aquellos "moradores fantasmas"...

En silencio, para no preocupar a su madre, soportaba aquellas “no gratas visitas”; sus voces, lamentos y enojos la afligían…- Falta poco - se alentaba, tratando de ignorar aquellas molestas presencias; pero no a todas les agradaba su reacción, algunas llegaron a golpearla, a romper lo que conseguían en la habitación… Muy preocupada por su actitud, su madre buscó ayuda: ¡Mi hija está enloqueciendo, doctor¡ Y así fue como salió de aquel cuarto de hotel creyendo zafarse del tormento, sin saber que iría a una casa de reposo, en donde ¡OH,NO! era recibida por nuevos "moradores de la oscuridad".