LA PRINCESA TEJEDORA.

Desde la llegada de la niña, cada amanecer aparecían hermosos tejidos multicolores en la choza, las hermanas le hacían creer al cazador que los hacían durante las noches en vela, mientras lo esperaban. Pero un día el cazador llegó más temprano de lo habitual (todavía había luz de luna) encontrándose con una hermosa doncella de largos y brillantes cabellos negros, ojos almendrados y tez bronceada de la que se enamoró enseguida. Mientras se acercaba a ella, vio asombrado como de su boca salían brillantes hilos de colores con los que con gran habilidad tejía: hamacas, tapetes, bolsos y guayucos para su protector; ante aquel descubrimiento quiso acariciarla, pero amanecía, y la doncella se convirtió nuevamente en niña.

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Así fue como el joven cazador se enteró de que aquella niña en realidad era una princesa presa de un hechizo por no haber querido casarse con un mal hombre, quien la condenó eternamente a ser niña durante el día y durante la noche una doncella que lo único que alcanzaba hacer era tejer y tejer hasta el amanecer, sin poder disfrutar nunca del amor de ningún hombre. La niña le rogó que no contase su secreto o algo peor le sucedería, pero el cazador hechizado por la belleza de la doncella y con la esperanza de poder desposarla no le obedeció. Al llegar de nuevo la noche se consiguió otra vez con ella e hipnotizado ante su exuberante belleza corrió a abrazarla, pero en sus manos solo quedaron tirones de telaraña, mientras veía correr hacia las ramas de un gran cují a una enorme araña…

La hermosa doncella quedó así transformada para siempre en una araña; pero justo antes antes de que esto sucediera, cansada ya de tantos maltratos y desprecios, convirtió en murciélagos a las hermanas del cazador. El pobre hombre triste y atormentado por lo sucedido recogió los tejidos que la doncella le había realizado y los entregó a las mujeres del pueblo para que aprendieran a hacer aquellos hermosos y coloridos trabajos, perpetuando así la memoria de su amada y apaciguando un poco su culpa…

Este relato está inspirado en la leyenda de un personaje mitológico llamado Walekerü, que significa en el idioma wayuu araña y explica el origen de los tejidos guajiros, artesanías de gran belleza y colorido y las más representativas de esta etnia, la más numerosa de nuestro país y la que más ha preservado su cultura. Participa en el STEEMZUELA VENTEST SEMANA N° 11, un interesante concurso de @freewritehouse; para mayor información has click aquí

El arte de tejer se transmite de generación en generación, de madres a hijas desde temprana edad. Sus tejidos están presentes en piezas utilitarias de su vida cotidiana: redes de pesca, mantas, mochilas y hamacas. El hecho de tejer está relacionado con el linaje de la familia y su prestigio. Cuántas más habilidades muestren las mujeres con los tejidos, más prestigio tendrán dentro del clan.