EL MISTERIO DEL BAR ( Relato- suspenso)

La ciudad, en otrora tranquila y poco acontecida, en los últimos días se encontraba agitada, todos comentaban acerca de las extrañas desapariciones y muertes de jóvenes mujeres, desde hacía poco menos de un mes. Al parecer la policía local inexperta en estas situaciones, no tenía ni una mínima pista valedera, encontrándose a la espera de expertos en criminalística de la capital; mientras tanto la habladuría popular condimentaba tales sucesos con sus propias interpretaciones añadiendo elementos extras propios de su imaginación. Este era el tema principal de conversación en el bar _{(y no podía ser otro)} sus clientes habituales debatían en la barra mientras tomaban unos tragos después de la jornada laboral o cerraban algún trato comercial, el perfil psicológico del asesino, disertando si se debía a un odio repentino por las mujeres o a traumas de la infancia: - “Dañar al niño, es dañar al hombre” - comentaban, dando todos por hecho que se trataba de un hombre, por la brutalidad evidenciada, además, solo uno tendría la fuerza suficiente para hacer desaparecer los cuerpos, otros explicaban que probablemente el asesino tenía un cómplice, así se iban tejiendo mil y una conjeturas...

El encargado del bar, un mozo risueño, fungía con frecuencia como moderador de aquellas discusiones y recogía los diferentes comentarios, terminando con un resumen que otro día seria nutrido con nuevos aportes, los clientes frecuentes se hacían acompañar por nuevos, en ocasiones especialistas o estudiantes de psicología o derecho, haciéndose el grupo más nutrido y las disertaciones más interesantes. El bar no era muy grande, tampoco muy pomposo pero gozaba de un ambiente agradable a jóvenes y adultos mayores, quienes se reunían por separado, sin embargo, estas tertulias los había llevado a congregarse sin distingo. El encargado era además poseedor de una memoria fotográfica, ubicaba y grababa rostros con mucha facilidad en medio de sus faenas de moderador y de su labor habitual de preparar y servir tragos, fue así que enseguida se fijó en aquel caballero de sombrero azul y traje sentado en un extremo del bar que se limitaba a escuchar las acaloradas discusiones y apenas si levantaba el rostro, mientras parsimoniosamente acababa su trago; una vez apagada la conversación y quedando pocos clientes, pagó y se marchó, era la primera vez que se aparecía por allí, tal vez atraído, como tantos otros, por las acaloradas charlas sobre los recientes asesinatos y desapariciones de mujeres, y no se equivocaba.

La siguiente noche, el bar se encontraba más concurrido de lo habitual, era viernes, pero la principal razón era una nueva muerte, una mujer había sido encontrada en un parque cercano estrangulada y golpeada, le faltaba solo un arete, no le habían robado nada más a pesar de llevar otras joyas y dinero en su cartera, esta vez la habían dejado elegantemente sentada en un apartado banco del parque. El asesino no violaba a sus víctimas, pero si las golpeaba y las despojaba de algún objeto, prenda de vestir o joya; todas _{(y con esta ya eran tres)} eran mujeres hermosas de entre 25 y 30 años, no teniendo, según decían, otra cosa en común. El bartender aseguraba haber visto allí a esa chica la noche anterior, señalando la fotografía del periódico y haciendo alarde de su excelente memoria, lo que añadió más sazón a la tertulia: - Esa mujer estuvo aquí anoche, así que debieron asesinarla al salir - la cercanía del parque, unas dos cuadras abajo daban veracidad a sus palabras. En efecto, aquella mujer había ido con dos amigas al bar y al salir había seguido sola su camino, ya que no vivía tan lejos. Fue la última vez que la vieron, caminando calle abajo...

Continuará...

Hola amigos, después de algunos contratiempos, aquí estoy de vuelta al ruedo, dejandoles la primera parte de un relato de suspenso que espero les agrade, los atrape y continúen su lectura...

La vida es misterio; la luz ciega y la verdad inaccesible asombra. (Rubén Darío)

_{Foto de Alex Knight en Unsplash.
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