Aquel viajero, un recolector de almas atormentadas, hacia su recorrido nocturno, por diferentes pueblos, realizando la tarea encomendada por su superior; encontrar a seres presos de sus penas, dolores y traumas: seres oscuros, almas errantes; que son secuestrados y entregados como tributo a su amo, a "Su señor". Tributo que este último debía pagar para poder seguir reinando. De alguna manera, el mensajero los seducía para luego hipnotizarlos; llevándolos en medio de su trance a aquel oscuro y siniestro valle... Allí enloquecidos por sus culpas, sus pensamientos y los de los otros, que también escuchaban, y por las más desesperantes alucinaciones: fuego ardiente, figuras espectrales que los llaman y asedian; desesperados trepan a aquel inmenso árbol "El árbol de la muerte", tratando de escapar de ese infierno. Una vez arriba, son despojados de su alma y entregan dócilmente su cuerpo, que el viajero "recolector de almas" cuelga como frutos de ese árbol maldito, sirviendo de alimento para su subsistencia y la de su "Señor maligno"...