Sagrado Corazón de Jesús – Oraciones para hacer durante la Misa

in #spanish7 years ago (edited)

Oraciones para la Misa

Ofrecimiento de la Misa

Dios eterno, y omnipotente, concededme la gracia de que me disponga dignamente a ofreceros con el sacerdote este augusto sacrificio. Os le ofrezco, Dios mío, uniendo mi intención a la de Jesu-Christo y de su Iglesia, para rendir a vuestra divina Majestad el homenaje que se os debe; para satisfacer por todos los pecados del mundo, y en particular por los míos; para daros gracias por todos vuestros beneficios, y obtener todas las gracias que necesito, por Jesu-Christo vuestro Hijo.

¡Oh Corazón de Jesús! dadme una atención continua, un profundo respeto, una fé viva, y una tierna devoción, mientras se celebra el Santo Sacrificio. Haced que mi corazón sea víctima de vuestro amor, a fin de que pueda unirse al vuestro, y participar de sus méritos.

Al “Yo pecador” o Acto penitencial

Aunque no necesitáis, oh Señor, de mi confesión para conocer mis pecados, pues están todos presentes a vuestros purísimos ojos; confieso no obstante en vuestra divina presencia, que os he ofendido con mis pensamientos, palabras y obras. Os pido perdón, y estoy resuelto a morir, antes que volveros a ofender. Corazón de Jesús, comunicad al mío una parte de aquel dolor, que os redujo a la más cruel agonía en el huerto de Getsemaní.

Santísima Virgen, ángeles del cielo, santos y santas que gozáis de la bienaventuranza, interceded por mí, y obtenedme el perdón de mis pecados.

A la Oración de entrada

Oh Padre eterno, yo os ofrezco el abrasado amor y los ardientes deseos del Corazón de Jesús, para suplir con ellos la ceguedad y tibieza de mi pobre corazón.

Amabilísimo Jesús, por los méritos de vuestro Corazón atravesado con la lanza, traspasad el mío con los dardos de vuestro amor, de manera, que ninguna cosa terrena halle en él cabida, antes bien quede lleno de la presencia de vuestra divinidad.

Al Señor ten Piedad

Tened misericordia de mí, Dios mío; tened piedad de mí. Esta súplica repetiré incesantemente, pues aunque os la dirigiera en todos los instantes de mi vida, aun no sería bastante, considerando el número y la gravedad de mis culpas.

Al Gloria (de haberlo)

No soy digno, oh Dios mío, de levantar mi voz a vuestro excelso trono; pero unido al sagrado Corazón de vuestro Hijo, os tributo adoraciones, acciones de gracias y alabanzas dignas de Vos. Honor, gloria y poder os sean dados, Señor, y al adorable Corazón de Jesu-Christo vuestro Hijo por los siglos de los siglos.

A las Oraciones

Recibid, Señor, las súplicas que os dirigimos, y concedednos las gracias y virtudes que la Iglesia os pide en favor nuestro. Mirad a Jesús vuestro Hijo unigénito, y considerando sus méritos, usad con nosotros de misericordia.

A la Epístola

Oh Dios mío, vuestras santas Escrituras nos enseñan que todos aquellos que no quisieren amaros serán condenados a tormentos eternos. Yo pues os suplico que en virtud del infinito amor que abrasó el Corazón de Jesús, llenéis el mío de un amor puro, fervoroso, perfecto y constante, a fin de que sólo en Vos pensemos, ni deseemos o busquemos cosa alguna fuera de Vos, y que de todos los corazones de vuestros siervos, unidos al Corazón de vuestro Hijo, se forme uno solo, para procurar el honor y la gloría de la Beatísima Trinidad por los siglos de los siglos. Amén.

Al Evangelio

Levantado y puesto de pie quiero, oh Dios mío, oír vuestro santo Evangelio, para manifestar que estoy pronto a defender aun a costa de mi vida las verdades que en él se contienen. Concededme la gracia de que sea tan fiel en cumplir vuestra divina palabra, como firmeza me inspiráis para creerla.

¡Oh adorable Corazón de mi Jesús! con el mayor ardor posible deseo que los corazones de todos los hombres se unan para alabaros, amaros y glorificaros eternamente. Deposito, encierro y oculto en esa amorosa llaga de vuestro costado mi alma con todas sus potencias, con todos sus afectos, pensamientos y deseos, y los de todos los pecadores.

Al Credo (de haberlo)

Creo, Señor; pero aumentad mi fé. Creo en Vos, Padre todo poderoso, que creasteis de la nada el Cielo y la tierra. Creo en Jesu-Christo vuestro único Hijo, que murió por mí. A su muerte preciosa me reconozca deudor de todas las gracias de que me habéis llenado, y de la principal de todas que es la de poder salvarme. Creo en el Espíritu Santo. Creo todo lo que habéis revelado a vuestra Iglesia, protestando que quiero vivir y morir hijo de ella, como lo soy vuestro.

Al Ofertorio

Aceptad, Señor, el sacrificio del cuerpo y sangre de nuestro señor Jesu-Christo, que os ofrecemos por nuestros pecados y por los de todos los hombres.

Eterno Dios y Señor todo poderoso, os suplico por la sangre y agua que manaron del Corazón de Jesu-Christo, que recibáis también con agrado, la ofrenda que os hacemos de nuestros corazones. Mirad, Señor, la satisfacción que Jesús os da en nombre de todos los pecadores; oíd las alabanzas que os tributa por ellos: aplacado con los homenajes divinos que vuestro querido Hijo os tributa, perdonadnos por respeto a él nuestras culpas y tened misericordia de nosotros. Convertid a Vos todos los pecadores del universo; reducid a todos los herejes, alumbrad a todos los infieles, santificad a todos los justos, y sed por medio de este sagrado Corazón, amado, servido y glorificado, como Vos queréis y merecéis.

Clementísimo Padre, os ofrezco junto con los méritos de nuestro señor Jesu-Christo, mi entendimiento, memoria y voluntad; mis pensamientos, palabras y obras; mis penas y trabajos, mis gozos y prosperidades y todos mis bienes, mi alma, mi cuerpo, mi vida y cuanto poseo o pueda poseer eternamente. Os lo ofrezco todo por medio del Corazón de vuestro divino Hijo, que es el único, que puede honraros como Vos merecéis; y por el Corazón inmaculado de María su santísima madre.

Al Lavatorio de manos

Lavadme, Señor, con la sangre del Cordero inmaculado; limpiad todas mis manchas, para que pueda un día ser admitido al convite que teneis preparado para vuestros escogidos en el Cielo.

Al Prefacio

Alma mia, elévate sobre todas las cosas de la tierra. En el momento en que el Señor de los ángeles y de los hombres va a descender a ese altar, es necesario que el corazón esté más en el Cielo, que en la tierra, y que los pensamientos suban hasta Dios. Unámonos a los espíritus bienaventurados, para adorarle profundamente, y decir con ellos: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos. Sea para siempre bendito, alabado, amado, adorado y glorificado, el santísimo, sagrado e inefable nombre de Dios en el Cielo y en la tierra, por todas las criaturas que han salido de sus manos, y por el Corazón de Jesús, en el Santísimo Sacramento del altar. Amén.

Al Canon romano

Dignaos, oh Padre Eterno, conservar y regir a vuestra Iglesia; santificadla y propagadla por toda la tierra; unid a los que la forman, en un mismo espíritu de fé y de caridad. Y Vos, clementísimo señor Jesu-Christo, amparad con la virtud de vuestro Corazón divino, a nuestro santísimo padre el Papa vicario vuestro, a nuestro Obispo, a los demás prelados y superiores que nos gobiernan, y finalmente, a todos los fieles esparcidos por todo el mundo, con los cuales estamos unidos con los vínculos de una misma fé y sacramentos.

Al primer Acuérdate o Memento

Oh Señor, que por vuestro Apóstol nos mandáis que roguemos los unos por los otros, acordaos de mis padres, parientes, amigos y bienhechores; de N. N. y de mis enemigos: dadles parte en el mérito de este divino sacrificio, colmándolos de bendiciones en esta vida y en la otra.

¡Oh misericordiosísimo Jesús! que os abrasáis en amor, de las almas, os pido fervorosamente por la agonía de vuestro sagrado Corazón, y por los dolores de vuestra inmaculada Madre, que purifiquéis con vuestra preciosa sangre, a todos los pecadores de la tierra que se bailan en este momento en la agonía, y han de espirar dentro de poco.

¡Oh María, madre de misericordia y refugio de los pecadores! os suplico por los dolores de vuestro compasivo corazón, y por la muerte de vuestro querido hijo Jesús, que alcancéis para todos los pecadores, y singularmente para aquellos, cuyos escándalos y malas doctrinas, arrastran a otros al pecado, la gracia de una verdadera conversión.

A la elevación de la Hostia

Oh Jesús, Salvador mío, verdadero Dios y verdadero hombre; creo que estáis realmente presente en esa sagrada hostia: me postro a vuestros pies, uniendo mis adoraciones a las que Vos tributáis en el retiro de vuestro Corazón a la santísima Trinidad. ¡Ojalá pudiera yo hallarme penetrado en este instante de los afectos de adoración, de amor y de agradecimiento, con que la Virgen María, y vuestros santos os honran y glorifican eternamente en el cielo!

A la elevación del Cáliz

Oh sangre preciosísima de mi señor Jesu-Christo, derramada en la cruz, para alcanzar misericordia en favor de todos los hombres; yo os presento mi pobre corazón con todos sus afectos, mi alma y mi cuerpo con todas sus potencias y sentidos, para que queden purificados de la inmundicia de tantas culpas. En este baño saludable espero quedar curado de las heridas de mis vicios y pecados. ¡Oh buen Jesús! trocad nuestro corazón por la virtud divina de esta vuestra sangre, para que santificados y unidos a Vos por la gracia, seamos salvos y merezcamos ser algún día coronados con Vos en la gloría.

Al segundo Acuérdate

Acordaos, Señor, de las almas que padecen en el purgatorio; y particularmente de aquellas, por las cuales tengo obligación de rogar.

Padre Eterno, compadeceos de sus penas por la sangre de Jesu-Christo vuestro Hijo, y usad con ellas de misericordia.

¡Oh sangre preciosa de nuestro salvador Jesús, que estáis viva en ese altar! rociad aquellas pobres almas, para que purificadas de todo resto de culpas y de penas, y libres del fuego del purgatorio, pasen al eterno descanso.

Al Padre Nuestro

Con el corazón lleno de confianza, oh Dios mío, os dirijo la oración que vuestro hijo Jesu-Christo nos ha enseñado, y con sus mismas palabras os digo: Padre nuestro que estás en los cielos, etc.

A la Comunión

Comunión espiritual

Oh Jesús, os adoro y creo que estáis presente, en el Santísimo Sacramento. Os amo, y os deseo: venid a mi corazón. Me uno, y quiero identificarme con Vos; no os separéis jamás de mí.

Oración de san Ignacio de Loyola
para después de comulgar espiritual o sacramentalmente

Alma de Jesús, santifícame.
Cuerpo de Jesús, sálvame.
Sangre de Jesús, embriágame.
Agua del costado de Jesús, lávame.
Pasión de Jesús, fortaléceme.
Oh buen Jesús, escúchame.
En tus llagas divinas ocúltame.
No permitas que me aparte de tí.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame venir a tí.
Para que en compañía de tus santos Te alabe por los siglos de los siglos.
Amén.

Otra oración de san Ignacio

Recibid, oh Corazón divino, el entero sacrificio de mi libertad. Admitid mi memoria, entendimiento y voluntad. Cuanto tengo, o poseo, lo debo a vuestra largueza; a Vos lo devuelvo, poniéndolo todo a disposición de vuestra soberana voluntad. Concededme únicamente vuestro amor y vuestra gracia, y me tendré por bastante rico, sin que os pida otra cosa más.

A las últimas Oraciones

Ya que Vos, Señor, queréis que oremos siempre, porque siempre tenemos necesidad de vuestros favores, y porque vuestros tesoros son inagotables, os suplico que me concedáis la dicha de habitar todos los días de mi vida en el sagrado Corazón de vuestro divino Hijo, y exhalar allí mi último suspiro.

Antes de la Bendición

Santísima y adorable Trinidad, con vuestra invocación hemos empezado este Sacrificio; justo es que os invoquemos también al terminarlo. Dignaos recibirlo con agrado, y concedernos vuestra santa bendición.

Al último Evangelio (si corresponde)

Verbo eterno por quien todas las cosas fueron hechas; que tomasteis carne mortal por nosotros por un efecto de vuestro incomparable amor y habéis instituido este Sacrosanto Sacrificio, recibid las alabanzas que los ángeles y los santos os tributan en el Cielo, y haced que principiemos a bendeciros y alabaros acá en la tierra, haciendo en todo vuestra santísima voluntad, para que seamos dignos de ver claramente algún día los misterios que ahora celebramos.

Después de la Misa

Oh Padre Eterno, yo os agradezco los favores de que me habéis colmado durante la celebración del santo sacrificio, y todo el tiempo de mi vida. Os ofrezco el Corazón de vuestro querido Hijo en pago de las deudas que he contraído con vuestra divina justicia, y en acción de gracias por todos los beneficios recibidos de vuestra soberana bondad.

Nuevo Mes al Sagrado Corazón de Jesús

#mesjunio-corazondejesus

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