Mes al Sagrado Corazón de Jesús - día 31

in #spanish7 years ago (edited)

Nuevo Mes al Sagrado Corazón de Jesús

#mesjunio-corazondejesus

Trígesimo primer año de la vida de Jesús

La oración que puede rezarse con utilidad todos los días antes y después de la meditación se presenta ahora en este otro link.

Compasión del Corazón de Jesús en nuestras desgracias

1. Imagina a Jesús, que considera el deplorable estado a que la culpa ha reducido a los hombres, y que derrama lágrimas, pensando en los males terribles que les amenazan.

2.Pídele a Jesús tu dueño, que no permita le obliguéis a llorar sobre tu alma que tanto ama; sino antes bien te comunique los sentimientos de amor y compasión que su corazón tiene para con los miserables.

I. Compasión del Corazón de Jesús para con los que padecen corporalmente

¿Quieres saber en qué se ocupó el Salvador del mundo durante los días de su vida mortal? El Espíritu Santo te lo manifiesta, resumiendo admirablemente Su vida en estas palabras: pasó dispensando beneficios y curando a cuantos se hallaban atormentados por el demonio (Act. X). ¿Quién en efecto puede contar los enfermos a quienes dio salud? Cuando una muchedumbre deseosa de oír su palabra, le siguió al desierto sin cuidarse del alimento, las entrañas de Jesús se conmovieron de compasión, al ver la necesidad que tantas personas estaban padeciendo: Lástima tengo de ese pueblo, dijo, el cual por seguirme, hace tres días no tiene que comer (Matt. 13), y para socorrerle no dudó hacer uno de los más estupendos milagros. Cuando se ofrece a su vista la viuda de Naim llorando la muerte de su hijo único, el Corazón de Jesús se enternece, y por otro milagro aun mayor vuelve a la desconsolada madre el hijo que había perdido. ¿No ves también al Salvador regar con sus lágrimas el sepulcro de Lázaro? ¿Por qué? Porque le amaba.

¿Amas tú, como Jesús amó? ¿Conmueven tu corazón los trabajos de los pobres? ¿Eres sensible a los dolores del enfermo y a las penas de los afligidos? ¿Tienes placer en consolar a los desgraciados? ¡Ah! un corazón verdaderamente christiano, no puede ser duro.

II. Compasión para con los enfermos espirituales

Otros males hay, que afectan más vivamente el Corazón de Jesús: y son las miserias del alma; las enfermedades espirituales de sus hermanos. “No es tal nuestro Pontífice”, dice el Apóstol, “que no sepa compadecerse de nuestras miserias habiendo experimentado todas las tentaciones, a excepción del pecado, por razón de la semejanza con nosotros” (Hebr. IV). ¡Oh! ¿Quién podrá expresar los sentimientos de Jesu-Christo, al considerar el infeliz estado de tanta muchedumbre de hombres a quienes veía extraviados? ¿Y cómo explicar lo que aun hoy experimenta su sagrado Corazón en la Eucaristía a vista de tantos christianos cuya conciencia está manchada con el pecado mortal? ¡Cuántas veces este divino Salvador ofreció a su Eterno Padre sus ruegos y lágrimas por la salvación de aquellos desgraciados! ¿Quieres saber lo que pasaba en el Corazón de Jesús? Un día hallándose cerca de Jerusalém, puso los ojos en esta desventurada ciudad, que por su obstinación debía pronto experimentar tan terribles castigos; y mirándola con tierno afecto, se puso a llorar diciendo: ¡Ah! si conocieras que gracias de paz y de salud te ofrece hoy el cielo! pero todo está ahora oculto a tus ojos (Luc. XIX).

Estos mismos son los sentimientos de Jesús actualmente al ver tantas almas infieles y rebeldes a su gracia. ¿Eres tú de este número? Pues también *Jesús podría decirte: ¡Si supieras apreciar las mercedes que te he hecho! ¡Si conocieras mi voz! ¡Si siguieses mis inspiraciones y correspondieses a mi amor! ¿Quién sabe si no le estás dando motivo para que llore sobre ti? Si por desgracia fuese así, apresúrale a consolar a Jesu-Christo con un doloroso arrepentimiento y con una constante fidelidad.

III. Compasión para con sus siervos en sus penas interiores

Cuanto más quiere Jesús a un alma, tanto más siente sus padecimientos. El Señor, dice el Profeta, está cerca de aquellas que sufren tribulación (Ps. XXXIII). Consuélense, almas fieles, que están interiormente atormentadas: oigan lo que les dice el Señor de toda bondad: ¿En quién pondré yo mis ojos, sino en el pobre humilde y contrito de corazón que oye con respeto mis palabras, temiendo ofenderme? (Is. LXVI). Oigan también las consoladoras promesas, dirigidas al alma y a la Iglesia: «Pobrecilla, combatida tanto tiempo de la tempestad, privada de todo consuelo; mira, yo mismo colocaré por orden las piedras, y te edificaré sobre zafiros (Is. LIV).

¡Oh dulcísimas palabras! Cesa pues en tu llanto, alma afligida: espera un poco: el consuelo no tardará. Pero mientras lo aguardas, aprovéchate de esta prueba; soporta valerosamente el rigor con que parece tratarte el Cielo. Dios está contigo, ten confianza en Él, pues llegará el momento en que le veas libre; a la humillación seguirá la gloria, y tu tristeza se convertirá en la más pura alegría (Ps. 90).

¡Oh! ¡Cuán bueno es, y cuán dulce, exclama san Bernardo, habitar en vuestro Corazón, oh buen Jesús! en ese templo, en ese santuario quiero adorar a mi Dios.

Lectura espiritual

Imitación de Cristo, libro III, capítulos 47 y 59 Disponible en este link.






Créditos:
Jesús llorando.
Texto: Nuevo Mes del Sagrado Corazón de Jesús o las principales virtudes de este adorable corazón, consideradas en treinta y tres meditaciones correspondientes a los treinta y tres años de la vida del Divino Salvador. Traducido libremente de la obra del P. Gautrelet, de la Compañía de Jesús (con menores adaptaciones).

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