Mes al Sagrado Corazón de Jesús - día 21

in #spanish7 years ago (edited)

Nuevo Mes al Sagrado Corazón de Jesús

#mesjunio-corazondejesus

Vigésimo primer año de la vida de Jesús

La oración que puede rezarse con utilidad todos los días antes y después de la meditación se presenta ahora en este otro link.

Vida Divina del Corazón de Jesús

1. Imagina a Jesús en esta edad, trabajando con san José. Nada le distinguía en su exterior; y no obstante sus operaciones eran divinas, su vida era divina, como que, la divinidad cubierta con las apariencias comunes, era la que obraba

2. Pídele a este adorable Maestro que asiente en ti su morada, haciéndote vivir su vida tan preciosa a los ojos de Dios, como poco conocida por los hombres.

I. El Corazón de Jesús vive de Dios

Jesús vive de Dios, porque en la divinidad toma su corazón, la vida, la santidad con todas las virtudes, que en Él admiramos, porque Dios es fuente inagotable de vida. Por esto se le da el nombre de Dios vivo, a diferencia de lo creado, que teniendo el ser como prestado, no goza de vida enteramente propia. Jesús, como Dios, es engendrado por el Padre: en este sentido, es Dios de Dios; y como hombre, recibe de la Santísima Trinidad todo cuanto tiene. Así es, que queda en una entera, perfecta y continua dependencia de la divinidad. ¿Quieres saber hasta qué punto llega esta dependencia? Atiende a lo que el Salvador nos enseña: Yo juzgo, dice, por lo que oigo (Jo. 5). Mi doctrina no es mía; sino de aquél que me ha enviado (Jo. 7). Yo sólo hablo en el mundo las cosas que le oí a Él (Jo. 8).

Aquí tienes la dependencia en que el Corazón de Jesús se ha mantenido constantemente respecto a la divinidad. Nosotros debemos al Corazón sagrado, lo mismo que Jesús debe a su Padre. De Jesucristo, hemos recibido la vida; por Él hemos sido hechos hijos de Dios, y somos miembros suyos, como los sarmientos pertenecen a la cepa (Jo. 18).

Por tanto, debemos depender de Cristo como el súbdito de su superior y como las ramas dependen del árbol. Debemos escucharle cuando habla a nuestro corazón, consultarle en nuestras dudas, seguir sus impulsos, vivir, en una palabra, de su misma vida, ya que se digna comunicárnosla. Yo he venido para que tengan vida (Jo. 10). ¿Es esto lo que hacemos?

II. El Corazón de Jesús vive en Dios

El Corazón de Jesús vite sin cesar unido intimamente a la divinidad, y como absorto en ella. Jesucristo en cuanto Dios, está en el Padre; y el Padre está en Él (Jo. 10). Esta inefable y misteriosa inhabitación de las personas divinas se reproduce en conveniente proporción, entre la humanidad y la divinidad del Salvador... Dios, está en el hombre, y el hombre está en Dios; Dios es para el hombre, y el hombre es para Dios, aunque de una manera diferente: todo es común, por decirlo así, entre uno y otro.

He aquí, alma fiel, el sublime modelo que debes imitar. Así como Jesús pertenece al Padre, tú perteneces a Jesús (I. Cor. 3); debes estar unido a Jesús, cómela rama lo está al árbol, si quieres tener vida y producir frutos de santidad (Joan. 15 j. Ya no eres tuyo sino de Jesucristo: a Él pues toca, vivir, obrar, pensar y amar en ti, o lo que es lo mismo: a Jesús corresponde comunicarte, por medio de la gracia, su vida divina y sus santos afectos; su corazón debe reinar en el tuyo. ¡Oh santo imperio! ¡Oh dichosa servidumbre! ¡Oh dependencia preciosa! Dime ahora ¿te dejas gobernar por Jesucristo con la fidelidad con que Él se dejaba conducir del Espíritu Santo? (Luc. 4). ¿Y es Él quien gobierna tus acciones, o por el contrario, son la naturaleza, la costumbre, el espíritu mundano o la pasión?

III. El Corazón de Jesús vive para Dios

Esto es lo que el Salvador nos ensena por estas palabras: Como el Padre que me ha enviado vive, así yo vivo por mi Padre; que escomo decir: la gloria de mi Padre es el único fin a que se dirigen mis palabras, mis acciones, mis penas y mi sacrificio. Así debe portarse el alma cristiana para con su divino Salvador. El que come mi carne, dice Jesucristo, vivirá por mí (Jo. 6). Ya que de Él recibimos la vida espiritual y cuanto bien tenemos ¿no será justo que a Él solo le devolvamos la gloria? Glorificar a Jesucristo, hacerle conocer, amar y servir, dar a conocer y hacer amar su corazón adorable; he aquí la gloriosa empresa a que somos llamados. Este divino corazón vive de Dios, en Dios y para Dios; y nosotros miembros vivos de Jesucristo debemos vivir de Él, en Él y para Él ¡Oh! Cuándo será que podamos decir con verdad: Para mí el vivir es Cristo (Phil. 1). Jesucristo es mi vida...

¡Ay! y sin embargo, todavía vive en mí el hombre viejo: (Imit.) ¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?... Nacido yo de Dios, y no de la carne, ni sangre, ¿cuándo empezaré a llevar una vida digna de mi Padre? (Los cuales son nacidos no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios, Jo. 1).

Lectura espiritual

Imitación de Cristo, libro III, capítulo 9 y 10 disponibles en este link.






Créditos:

Jesús trabajando con su Padre.
Texto: Nuevo Mes del Sagrado Corazón de Jesús o las principales virtudes de este adorable corazón, consideradas en treinta y tres meditaciones correspondientes a los treinta y tres años de la vida del Divino Salvador. Traducido libremente de la obra del P. Gautrelet, de la Compañía de Jesús. (con menores adaptaciones)

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