El sótano de Teresa McCourtney Parte VII
PARTE VII
El video se corta hasta allí, pero entonces Teresa aparece a mi lado en el sótano, presiona un botón en la grabadora y ahí más, Katherine baja con el cuerpo de Teresa, y lo arrastra por el pasillo, la pone en una bolsa, su marido llega, ambos llevan el cuerpo de mi hermana al auto, el marido se va, y ella me saca de mi escondite y me lleva a mi habitación. La información es demasiada para procesarla, me sentí mareada, me caí, Teresa me da una expresión preocupada, negué con la cabeza, diciendo - Estoy bien...lamento que hayas pasado por eso- las lágrimas vuelven otra vez, no lo soportaba, mi hermana me había protegido, y jamás fui capaz de hacer algo por ella, y si ella no me hubiese buscado, entonces habría vivido en la oscuridad todo ese tiempo, habría vivido con sus asesinos. Sentía el dolor hervirme la sangre, la rabia me dominaba, extrañaba a mis padres, extrañaba a mi hermana, y por éstos que se decían mis padres viviría sin ellos lo que me quedaba de vida, los maldije muchas veces, y comencé por planear mi venganza, ésto no se quedaría así, ellos pagarían, por mamá, por papá, por Teresa.
Volví a saltarme la cena, no quería nada de ellos, quería huir de aquella casa, pero antes, debía hacer algo, debía hacerlos pagar. Me reuní con Jessica al día siguiente en el mismo café de siempre, le conté lo de Teresa, una vez más me descontrolé en un llanto que no tenía fin, Jessica me abrazó y me dijo que todo estaría bien, que ella llamaría a la policía, que ellos encontrarían las pruebas y mientras, yo podría vivir con ella y su novio, podría darme una vida sin tanto sufrimiento. No dudaba de su palabra, pero la policía no encontraría las pruebas, ellos lo habían sepultado todo hace ya tantos años, y yo no quería que vivieran para ver la luz del sol de nuevo, los quería bajo tierra, los quería en el infierno que se merecían. La semana siguiente, un detective visitó la casa, les dijo que era un proceso de rutina dado que el caso había sido reabierto, sus caras al cerrar la puerta, estaban pálidos, temerosos, estaban intranquilos. En las noches escuchaba como Katherine gritaba y su marido iba por algo de agua para ella. Tres días más tarde, dos agentes de servicios sociales vinieron con Jessica a la casa, solicitaron mi custodia, mientras el proceso de llevaba a cabo, Katherine se rehusaba, como si le estuviesen quitando su más preciado tesoro, no entendía el porqué, pero al final decidí quedarme con ellos. La idea de poner fin a sus vidas había rondado mi cabeza, pero recordé la mirada de Jessica antes de dejarme ir, era como un -No hagas nada imprudente - en sus ojos vi la preocupación extenderse al punto de cobijarme, y entonces lo pensé; quizás Jessica había sido enviada por mis padres para impedir que cometiera algún acto que pudiera manchar mi nombre o los suyos, si ellos pensaban de esa forma, entonces no podía perder mi vida, la vida que ellos tanto amaron y que Teresa tanto protegió hasta el final, en lugar de asesinarlos, debía hacerlos hablar, si no había pruebas físicas, al menos tendría sus confesiones, y entonces pagarían con cárcel lo que habían hecho.
Un día más sola en casa, comencé por buscar pistas, algo había detrás de su actuación de madre devota, así que algo ocultaba, registré cada rincón, hasta que recordé el cuadro roto, lo busqué corriendo, y estaba en su buró, lo terminé de partir y allí estaban, eran las escrituras de la casa, mi abuela las había puesto a nombre de mi madre. Estaban las escrituras de la casa de mis padres, el seguro, todas sus propiedades, todas pasaban a mí después de su fallecimiento, así que para eso me había criado, para luego entregárselas, al final todo se trató de eso, de su codicia, de su asquerosa ambición. Pero les daría una probada de lo que ellos eran, debía hacerlos confesar, pero cómo lo haría, bajé al sótano, comencé por llamar a Teresa, pero no venía, quizás no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer, pero no tenía otra opción. Busqué por algunos minutos, hasta que encontré un frasco de veneno para ratas, una dosis muy alta los mataría, pero quizás algo pequeño podía dejarlos con vida, bastaría con que fuesen al hospital para que después de un simple lavado salieran caminando como si nada hubiese pasado, yo tendría mi confesión, y ellos estarían al día siguiente tras las rejas.
Continuará...