3er Concurso de Escritores del Proyecto Milkbox - Un Último Recurso

in #spanish6 years ago (edited)

  Eran cerca de las 20:00 horas. El aire de la casa apestaba a cigarro, el desagradable olor se concentraba aún más en la cocina. Donde, sobre la mesa, un cenicero se ubicaba con al menos diez colillas consumidas descansando sobre él.

  El fuerte grito de la madre de Darlene hizo que ella se tensara. Le asustaba cuando se ponía así.

  –Mamá– dijo Darlene, forzándose a hablar de manera comprensiva. Se apoyaba contra el marco de la puerta. –, sólo escucha y, deja que te lo explique mejor. Así podrás entenderlo.

  –¡No!– espetó la señora. –¡Lo que dices es ridículo! ¡Ahorita no tengo tiempo para eso!

  Darlene no podía entender esta reacción. Le estaba ofreciendo una solución muy factible para el problema que las estaba atormentando desde hace dos meses. Pero su madre no lo entendía, ella sólo creía que estaba dejándose manipular por falsas esperanzas o, peor…que le estaba tomando el pelo.

  Su madre se posó sobre el refrigerador y pasó las manos por su canoso cabello.

  –La policía vino otra vez esta tarde– comentó con voz quebrada. Así que eso era, se volvía irracional cada vez que los oficiales venían a darle la misma noticia de siempre. –. Dijeron que seguirán buscando.

  Darlene rodó los ojos con exasperación, hace tiempo que dejó de creer en la eficiencia de esos uniformados.

  –Confía en mí– le suplicó a su madre, se le formaba un nudo en la garganta. –. Estoy desesperada como tú, pero créeme estuve investigando con Russ, esto es real y, puede ayudarnos…– dejó de hablar, su voz empezaba a hacerse frágil.

  No sabía cómo reaccionar ante el comportamiento de su propia madre. Se sentía incomprendida y frustrada. ¿Por qué le era tan difícil entender?

  Su madre la miró con neutralidad, dejó de apoyarse sobre el refrigerador para acercarse a ella. Una vez que la tuvo tan cerca, Darlene pudo ver los ojos de su madre, reflejaban miedo y desesperación.

  –¿Acaso escuchaste lo que salió de tu boca?– se limitó a preguntarle. –Voy a repetírtelo, ¡para que así escuches las ridículas palabras que salen de tu estúpida boca!– Darlene prensó lo puños de impotencia, su madre apestaba a cigarrillo y ese olor le repugnaba. –¿Un proyecto dedicado a encontrar personas desaparecidas sin depender del sistema? ¡Me estás viendo la cara!– continuó. –¿Proyecto Milkbox? ¡Eso es para reírse!

  Darlene se mantuvo firme y le sostuvo la mirada. Para su madre era imposible que un proyecto así pudiera lograr lo que tanto deseaba. Pero para ella, era la esperanza más factible de encontrar a su pequeño hermano.

  Se mantuvo callada, sólo miraba a su madre con rabia y frustración.

  –Yo sé a qué se debe todo esto– la madre agarró la caja de cigarros sobre la mesa, encendió uno y tomó asiento. –. Esto es culpa de ese nerd que tienes de novio. Te llenó la cabeza con patrañas informáticas– dio una calada a su cigarrillo y expulsó el humo.– ¿Por qué no pueden ser como cualquier pareja normal y encerrarse en su cuarto para coger?– hizo una mueca burlona.

  Eso fue demasiado, había soportado suficiente los insultos de su madre, pero no iba a dejar que hablara de Russ, él estaba siendo un pilar para ella, mejor de lo que su madre lo había sido.

  Fue la gota que derramó el vaso, suficiente para sacarla de sus casillas. No toleraría eso, ni siquiera de su madre… así que estalló.

  –Por lo menos puedo dormir por las noches pensando en que estoy haciendo lo posible para encontrar a Nicky– espetó. –¿¿Tú, qué haces??– gritó. –¡Sólo te sientas aquí y fumas un cigarrillo tras otro– su madre dio otra calada y la miró severamente. –… Esperando morir porque no puedes afrontar que por tu culpa él está perdido!

  Su madre se levantó de golpe, la silla cayó al suelo haciendo un estruendo que le crispó los nervios a Darlene. Su madre se aproximó nuevamente, esta vez con una mirada fulminante. Darlene estaba temblando, tenía miedo, pero ya había decidido enfrentar a su madre, no iba a arrepentirse ahora.

  La miró a los ojos, contuvo las lágrimas y dijo:

  –Simplemente no quieres escuchar cuando te hablan– hacia un gran esfuerzo para no tartamudear. –. Ahora entiendo porque papá se fue.

Ni siquiera le dio tiempo de percatar el movimiento de la mano de su madre.

  Le asestó una cachetada que la hizo retroceder un paso. Se llevó la mano a la cara, la parte derecha del rostro le hormigueaba de dolor. Contuvo las lágrimas con todas sus fuerzas.

  Fue a su habitación sin decir nada, se encerró y lloró por horas contra la almohada.

  Al salir el sol, su mente estaba más clara, con su mejilla aún adolorida agarró su bolso, empacó ropa y otras cosas.

  Salió sin que su madre se diera cuenta. Le había mandado un mensaje a su novio para quedarse en su casa. Tomó la decisión de encontrar a su hermano por su cuenta y disponía de una herramienta con la cual podía empezar.

Escrito por: Cada imagen tiene link a su fuente y fueron editadas por la app PicsArt.
El logo para hacer el separador fue sacado de aquí.

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