Conflictos. ¿Qué hacer?

Los seres humanos a diario nos enfrentamos a diferentes tipos de conflictos, uno de los más comunes son los conflictos familiares. La realidad es que los conflictos son una parte de nuestra existencia, estos se originan en parte por las diferencias que existen entre las personas, en su forma de pensar, de actuar, de amar, de expresar sus sentimientos, de gusto e ideas, en fin y otras razones. Sin embargo, el punto es que los conflictos en si mismos no son malos, el problema generalmente esta en la forma en que enfrentamos los conflictos y las consecuencias que se generan de la forma en que los enfrentamos.
Tratar de exterminar los conflictos es tratar de eliminar de nuestras vidas a las personas, ya que son diferentes a nosotros. La propuesta es aprender a administrar los conflictos, en primer lugar con una comunicación honesta (hablando en primera persona y expresando mis sentimientos), esta comunicación también debe ser respetuosa y abierta. Otro elemento importante es hacer un esfuerzo para ver las cosas bajo la perspectiva del otro con el fin de intentar comprender el punto de vista del otro.

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Un conflicto bien administrado pasa de ser un problema a un elemento que ayudará en el crecimiento mutuo de la familia, nos brindará la capacidad de comprender y aceptar al otro a pesar de las diferencias. Elementos como la humildad, madurez y buena disposición son elementos claves que nos ayudaran a ver las diferencias del otro como complementos de nuestras propias deficiencias.
Algunas sugerencias al enfrentar los conflictos: Use la voz tranquila, baja, Mantenga su sentido del Humor, No lo tome como algo Personal. Reconozca que todos los malos ratos son pasajeros. Responda con bondad, Sea paciente. Te recomiendo que en primer lugar practiques la regla de la prevención, en segundo lugar reconoces que todos cometemos errores y finalmente aprende a perdonar (es importante sanar las heridas).
Se entiende que la vida familiar y la relación matrimonial debe desarrollarse bajo el principio del apoyo o ayuda, también debe estar exento de la lucha por poder y de la imposición de la voluntad propia a la fuerza. En este sentido, en el ambiente familiar debe predominar la urgencia por negociar y ajustar las diferencias, hasta que se logre el acuerdo entre las partes. Éxito.