Sumérgete (Corto 11)

        Ven y toma mi mano. Demos otro salto sin retorno hacia esos parajes llenos de misteriosa magia. Prepárate y abandónate a la idea de mantener tu mente abierta, y sígueme en estas breves historias para ti y para mí. Una mezcla de fantasía, fábula y realidad, con pequeños toques a tu ser.

       Primero que todo, reciban un cálido saludo de corazón lectores de esta maravillosa plataforma. Espero que la estén pasando muy bien. Gracias por el apoyo, por sus comentarios y por seguir siendo parte de esta aventura. Sigamos entonces con otra entrega venida desde los profundos y recónditos lugares de la imaginación. Cualquier parecido con alguna realidad es sólo "coincidencia". 

Sumérgete

Fuente

      Había una vez una pequeña niña que le gustaba caminar por la playa. Disfrutaba en cada respiro su niñez. Se sentía tan afortunada de ser niña; poder expresar intensamente y sin reparos su sentir.

       Le fascinaba ver como las aguas borraban sus pequeñas huellas. Y le encantaba jugar con las olas a mar abierto. Claro, siempre que la mirada atenta de sus padres estuviera allí para cuidarla.

       Un día, descubrió que podía sumergirse más profundo. Y fue allí donde encontró una diminuta gema muy peculiar. Su color era como una especie de rosa bastante claro, que se intensificaba al ser tocada.

       Al principio, la mantuvo celosamente guardada entre sus dibujos, cartas y otras piedras, que eran sus cosas favoritas y que ella consideraba sus más preciados tesoros. Hasta que pasado un tiempo, decidió llevarla a todas partes consigo.

       A todos les decía que era la gema de su Alegría Amorosa. Esta gema, según ella, tenía una especie de magia. Siempre que la tenía presente la hacía sentirse contenta, y sólo los que se hicieran con una, podían darse cuenta de ese hecho.

       Los chicos de su edad querían ver si todo eso de la magia era cierto, tanto así que muchos querían quitársela, incluso había quien quería rompérsela.

       Por otro lado, los más grandes se imaginaron muchas otras cosas. Algunos adultos pensaban que, eso de la “alegría amorosa”, se refería a un futuro romance, y hablaban de las consecuencias de estar a esa edad pensando en ello, que la responsabilidad y bla, bla, bla. Otros se imaginaban que era algún tipo de cursilería, de esas que hacen las más pequeñas, y que ya ella estaba grandecita como para ese tipo de cosas.

       Sin embargo, a papá le gustaba pensar que por su temeraria acción de sumergirse y encontrar su gema, ella sería una especie de bióloga marina o exploradora del océano, y a mamá más bien le parecía que sería una romántica empedernida y se dedicaría a las artes.

       La niña, viendo todo ese revuelo provocado por mostrar su gema, se asustó, y decidió que era mejor esconderla y actuar como toda una niña "normal". Cavilaba que preferiría dejar de crecer. Era imposible ser grande, sabiendo que su niñez era tan preciada. Ella miraba su gema y no sabía qué hacer. Mientras el tiempo, sordo y testarudo, continuaba alargándola.

       Llegó un día, después de tantos días, donde ella regresaba a la playa con su gema rosada. Con la firme decisión de lanzarla, cuando vió a lo lejos a un pequeño niño que vagaba triste por la playa, era un pequeño huérfano; en ese momento comprendió sin saberlo, que todos deberían tener esa gema, y que encontrarla les daría más sentido a sus vidas.

       Miraba al niño sonriéndole con su mano extendida, para darle su atesorada gema. El niño se acercó hacia ella también con su mano extendida. Y al colocar su gema en la mano del pequeño, ella se percata de que su mano era mucho más grande que la del niño. ¿Cuánto y cuándo había crecido?

       El niño al tener la gema, inmediatamente, sintió la Alegría Amorosa, y ella, para su total asombro, también la pudo sentir,  tal era la Magia de la gema. 

Fuente

       A pesar que su cuerpo cambiaba, seguía disfrutando de la Alegría Amorosa, pues no dejó de ser la niña que gozaba ir a la playa y sumergirse en ella. Casi sin quererlo, con el pasar del tiempo, varios más se juntaron con ella y se lanzaron al mar, y para sorpresa de todos ellos, también encontraron sus propias gemas. Fin  

Para ti, mi bella Anji, cuya gema me enseña la alegría de ser

Gracias por la bondad de pasar por acá y regalarme un interludio de tu tiempo, un trozo de la aventura de tu vida. Son bienvenidos todos tus comentarios.