Volver atrás. Relato Corto

Michel soñaba con visitar y vivir en “la capital de los sueños”, como llamaban a la ciudad de San Juan, una ciudad en donde tus sueños podían hacerse realidad y tenías acceso la tecnología más avanzada del mundo.

Michel era un chico humilde que vivía en un barrio de un pequeño pueblo a más de 12 horas de la capital y en donde los servicios básicos como electricidad y agua constantemente fallaban, pero a pesar de todas las dificultades su hogar estaba lleno de amor y en su barrio sus vecinos a pesar de ser humildes siempre tendían la mano al que lo necesitara.

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Michel siempre escuchaba las historias de sus amigos y en el colegio de lo maravilloso que era vivir en la capital; que las personas afortunadas de ir a vivir allí tenían una mejor calidad de vida.

Un día Michel se prometió así mismo que saldría del pueblo y se iría a vivir a la ciudad. Sus padres trabajan duro para que Michel y sus hermanos nunca les faltara nada. Se esforzaban por darle la mejor educación que podían pero para Michel eso no era suficiente, él deseaba salir del pueblo a como diera lugar.

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Una noche al cumplir 16 años Michel decidió que era tiempo de irse y le robo a sus padres los ahorros de toda su vida. Michel escapó a la ciudad con el dinero y comenzó su aventura en la capital que pronto se convirtió en pesadilla. Michel rápidamente fue presa de los estafadores y tahúres. En poco tiempo perdió todo el dinero y comenzó a deambular por la ciudad en busca de cobijo y abrigo. Durante días paso hambre y dormía en la calle. En las noches lloraba porque extrañaba su hogar, amigos y familia, pero no se atrevía a regresar porque pensaba que sus padres no lo perdonarían.

Michel de dio cuenta pronto que la capital no era como la imaginaba, la gente era indiferente y nadie ayudaba al prójimo. Poco a poco comenzó a valorar su pueblo y ver que a pesar de no tener todas las comodidades que podía tener en la capital, nunca debió haberse ido.

Michel deseo poder retroceder el tiempo y cambiar lo que hizo, pero no podía, debía asumir su castigo y pedir perdón a sus padres. Michel regresó a casa arrepentido y sus padres lo perdonaron, pero debía seguir estudiando y buscar un trabajo de medio tiempo para pagar lo robado.

Luego de muchos años que sus padres fallecieran y convertido ya un hombre Michel jamás olvidó que el amor de los padres y la familia es el mayor tesoro que se tiene.