Disociado. Relato
Mark despertó como lo había planificado a las 2am, hoy sería el gran día que había esperado por casi 4 años. Planificar cada detalle, para escapar del infierno donde se encontraba, le tomó años.
En poco tiempo sería libre al fin. Podría caminar por las calles de nuevo. Mark tomó solo lo que fuera estrictamente necesario, y que le sirviera para huir.
Al abrir la puerta de su celda, notó que el enfermero que se encargada de suministrar las drogas a los pacientes, y el guardia que lo acompañaba en sus rondas, estaban dormidos en el cuarto de vigilancia. Mark pasó sigilosamente por debajo de la ventana que les permitía ver el pasillo de prisioneros considerados, “Incapacitados mentalmente para ser juzgados por los tribunales”. Prisioneros que, por sus atroces delitos, eran considerados por la sociedad como: psicópatas, sociópatas o dementes.
Mark pasó el primero de los obstáculos para lograr huir; luego de pasar por la garita de vigilancia, sabía que debía dirigirse hacía el consultorio del Dr. Paúl Soreson, el psiquiatra que lo había atendido por 4 años. La oficina del Dr. Paúl, tenía un ducto de ventilación que daba a la puerta de servicio de la lavandería. Si lograba llegar allí antes que se percataran que no estaba en su habitación tendría una oportunidad de escapar.
Al llegar a la lavandería, se escondió en el enorme cesto de lencería sucia, que cada miércoles pasaba a buscar el camión de la lavandería. Mark había sincronizado perfectamente los horarios de estos camiones durante años; desde la ventana de su cuarto podía verlos llegar y marcharse.
Mark debía permanecer quieto, y no moverse. Dentro del cesto de lencería podía escuchar a los enfermeros, y guardias que se apostaban cerca de la puerta de salida de los camiones a fumar y conversar.
Faltaba poco tiempo para que los camiones llegasen, Mark podía oír como su corazón latía rápidamente, y su nerviosismo aumentaba a cada momento, el tiempo era una tortura para él, parecía que pasaba en cámara lenta, y un minuto parecía una hora.
Finalmente escuchó al camión llegar, pero cuando pensó que estaba a punto de lograr su objetivo, se escuchó un alboroto que, por un momento hizo paralizar su corazón. Afortunadamente fue una falsa alarma, y los empleados de la lavandería comenzaron a cargar los cestos al camión.
Una vez en el camión, sintió alivió ya faltaba poco para salir de ese infierno. Al cerrar las puertas y poner en marcha el motor del camión, este dirigió a la salida de la “Prisión para Enfermos Mentales de Máxima Seguridad”.
A las 7am sonó la alarma en la prisión, uno de los más peligrosos criminales había escapado. Al llegar el Dr. Paúl Soreson, director de la prisión, fue informado del que el paciente Marlo Cohen, había huido del instituto. Se desconocía como había escapado, pero estaban investigando, se puso en alerta a las autoridades locales y al FBI.
El doctor estaba sacando el expediente de Marlo, para tenerlo listo para la policía, cuando tocaron a su oficina.
-¿Dr. Paúl Sorenso?, soy el agente Robert Moore del FBI. Me gustaría hacerles unas preguntas de su paciente Marlo Cohen.
-Estoy para ayudarlos, agente Moore. – respondió el doctor -.
-Doctor puede hablarme de Marlo, toda la información que nos facilite nos ayudará a encontrarlo y capturarlo más rápido.
– ¡Claro!,- respondió el doctor-.
Marlo Cohen llegó a nuestra institución luego de ser declarado culpable por el asesinato de una familia a las afueras de Montana. Cohen trabajaba para la familia Robertson, ayudando en el rancho con los animales. Nadie sabe que pasó en realidad, pero cuando al dueño del rancho no se le vio en el pueblo por unos días, comenzaron a sonar las alarmas. Así que unos vecinos decidieron ir al rancho, y lo que encontraron fue escalofriante.
Toda la familia estaba sentada alrededor de la mesa, como si estuviesen cenando, parecía una escena normal excepto que cuando te ibas acercando te dabas cuenta que estaban muertos, y en el plato se encontraban servidas partes de los órganos de las víctimas. Al padre (John), tenía en su plato, la lengua y sus testículos, a la madre (Laura) sus ojos y oídos, al hijo de 7 años (Cory), el cerebro y a la hija de 12 años (Mary), la lengua y los dedos de las manos.
A Marlo lo encontraron en el cobertizo trabajando como si nada hubiera pasado, se salvó de que el pueblo no lo linchara, porque la policía lo traslado a la ciudad. Desde que fue arrestado, alegó ser inocente y que su nombre era Mark, que no conocía a ningún Marlo Cohen.
Lo trasladaron aquí poco después de ser declarado por la corte culpable, y luego que la evaluación psiquiátrica demostrará que Marlo en realidad pensaba que era otra persona. Desde entonces lo estoy tratando, Marlo tiene una personalidad disociada, en otras palabras, tiene otra personalidad, muy diferente la una de la otra.
-¿Doctor?, - dijo el agente Moore-, quiere decir que Marlo es una especia de: ¿Dr. Jekill y el señor Hyde?
-Me temo que si – respondió el doctor-.
-Agente Moore, – dijo el doctor-, Dios se apiade del que se cruce con Marlo, en la calle. Si aparece esa personalidad tendrá un rastro de cadáveres que seguir.
-Gracias, por su tiempo doctor, -dijo el agente-. Lo encontraremos.
Cerca del mediodía el camión llego a su destino, y en la lavandería los camiones comenzaron a descargar los cestos. Mark espero que no hubiese nadie en los alrededores y salió de su escondite. Tomó de los lockers de los empleados, lo que encontró de ropa y dinero. Se vistió y se marchó sin ser visto.
Mark al fin era libre, nadie le creyó cuando alegó su inocencia ahora buscaría al que cometió los asesinatos y probaría que no mató a nadie.
Mark sentía mucha hambre no recordaba la última vez que había comido, así que al ver una cafetería en la calle se dirigió a ella, al entrar ordenó un café y unos huevos revueltos con tocineta, a la mesera.
Luego de comer, se dirigió al baño y al lavarse el rostro, no vio su reflejo en el espejo del baño. Vio a otro hombre muy diferente a él que le dijo: “Hola Mark soy Marlo, estuve esperando a que escaparas para aparecer de nuevo y tomar mi cuerpo. No iba a estar encerrado como tú en ese infierno de locos, me alegró que escaparas, es tiempo que regreses al cuarto oscuro... Es mi turno ahora de salir a divertirme y matar...”
