De cuando lo material me deslumbraba...
En algún momento de la vida, cuando se es joven, se le da demasiada importencia al dinero y las cosas materiales. Te hace feliz comprar, los regalos caros, la ropa de marca, un buen celular, etc.
Existen dos casos opuestos que te enseñan cuánto valor tiene en realidad lo que no cuesta (no se puede pagar):
Cuando tienes todo el dinero y capacidades para comprar TODO lo que se te antoja, y un día, algo o alguién simplemente se hace inalcansable de la manera que estas acostumbrado a alcanzar las cosas porque ese algo no un tiene un precio que puedas pagar. Sólo espera una valoración sentimental, real, pura, lo que es muchísimo más dificil de lograr que el dinero. Porque no todo el mundo sabe realmente reconocer lo invaluable y hacerle sentir ese reconocimiento.
Y está el otro caso. El mío. Ese, cuando no tienes tanto, eres joven y aspiras conseguir muchas cosas dónde el 60% de estas son cosas materiales . Y lo anhelas, lo sueñas, trabajas en ello estudiando y preparándote. Y de repente, un día sin esperarlo ni soñarlo, conoces a alguién a quién le importa muy poco lo material. Alguién que prefiere crear momentos, porque sabe que muchos son invaluables, y lo poco materrial que tiene te lo da sin condiciones, y sabes que en realidad no le importa quedarse sin nada porque te tiene a ti. Entonces comienzas a darle más valor a los gestos, a la intención, al sacrificio, a la entrega y a LOS MOMENTOS. Y las cosas materiales comienzan a perder sentido.
Te das cuenta de que vivir no es cuestión de TENER sino de CREAR, y lo mejor que puedes crear para tu vida no necesitas pagarlo.
Tiene un valor sentimental infinito que alguién que no tiene mucho te de todo, sin condiciones. Y pocas veces, o pocas personas tienen la suerte de encontrarse con alguién así, alguna vez en su vida.