La luna aparece y te recuerdo. ¿En dónde estás ahora? ¿En cuál espejo?
¿Cómo miras las estrellas desde el cielo? ¿Sabías que una parte de ti se quedó de este lado, en esta ciudad, en esta cama, en este mar que hoy veo? Soy yo ese barco que yace vacío, sin motor y sin remo.

¿En qué parte de tu enfermedad descubriste que eras valiente? La muerte te encontró sentado en este puerto, en silencio mirando hacia al cielo. Yo, callada a tu lado, te dije: no te vayas; sintiendo en mi centro el miedo. Apremiado por no sé qué cosa, te fuiste persiguiendo las sombras de tus antiguos muertos. No me dejes, te supliqué. Y tu nombre en la eternidad se convirtió en eco.

Ahora sé que vuelas alto, me lo han dicho los pájaros en un sueño. Ya coincidiremos en la siguiente vida, amor azul, amor del universo.