Metamorfosis: de un pétalo a una cereza.

No entraré en detalles, ni me disculparé por mi ausencia prolongada porque siempre he pensado que excusarse después de haber hecho las cosas es una verdadera pérdida de tiempo. En cambio, les invitaré a continuar leyendo mi blog porque, a partir de ahora, las letras que encontrarán aquí estarán fuertemente influencias por Pavel y Luna Bohemia; dos personas muy importantes para mí, compañeras de aventuras y a quienes les presentaré más adelante. Así que no se extrañen si algunos escritos están firmados con esos seudónimos.

Retomaré la publicación de las cartas, la guía de escritura y las reseñas de érase una vez. Sin embargo, esto tomará algo de tiempo pues debo organizarme con la universidad. De momento, me limitaré a subir algunos escritos y contar anécdotas interesantes de Pavel, quien tiene una historia prometedora entre sus manos.

A pesar de que el título de este post es Metamorfosis, yo siempre he sido partidaria de que las personas -en esencia- no cambian. Pero, aunque pueda resultar contradictorio con mi pensar, tengo que reconocer que en los últimos meses han acontecido una serie de cambios que me han hecho replantearme lo que soy y lo que quiero ser. Hoy puedo responder con total seguridad a esas dos interrogantes: soy Nadieyja, o Nadja para los amigos, y quiero ser siempre la mejor versión de mi misma porque aspiro que, con los años, pueda ver en retrospectiva y pensar cuán orgullosa se ha de sentir la niña que era entonces al ver la mujer en la que me habré convertido.

Sin reproches, sin arrepentimientos. Pues me parece un sinsentido lamentar las acciones que te han convertido en lo que eres; sería como querer tapar el sol con un dedo, sería como negar tu existencia... ¡sería repudiar tu destino! Sin embargo, he de admitir que no soy de las que creen que todo está escrito, al contrario, caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Ahora, tú, que me lees en este momento, dime una cosa: ¿eres -hoy- la mejor versión de ti?