“San Ramón Patriarca”

Anoche se nos fue Juan Ramón, nuestro querido “monche”, dejándonos una sensación difícil de expresar, tristeza por su partida, dolor por la pérdida de una persona amada, pero con una enorme emoción por haber conocido, compartido y recibido el amor de la persona más noble, desinteresada y absolutamente dispuesta a ayudar y ofrecer a manos llenas el afecto, la honestidad y el apoyo incondicional.

Fue durante todos los años un ciudadano ejemplar, con muchas historias que demostraban su grandeza, pero que no contó, historias que me llegaron por terceros y que hacían crecer mi admiración por él.

Siendo aún niño, en el lejano pueblo de Falcón donde vivía, decidió irse para buscar mejores horizontes y a los pocos meses buscó a su mamá y hermanos y los llevó a la ciudad, a Coro, donde hizo muchos trabajos, como repartidor de medicinas en una farmacia, pasando muchas duras pruebas que sólo hicieron aflorar esa alma noble que todos conocimos.

Fuimos bendecidos al tenerlo como guía, fuimos bendecidos al tenerlo como padre.

Durante la última conversación que sostuve con él, en la que se mostraba lúcido, se sentía deprimido por el nivel de deterioro que ya tenía su anciano cuerpo que “ya no le servía para nada”, que era un estorbo; en ese momento, como en muchos otros, le decía que todos los que estamos cerca de él le quedamos debiendo por la inmensa riqueza que nos proporcionó en amor, comprensión y sabiduría y que ya se había ganado todo y que en mucho le teníamos que agradecer, que él era nuestro patriarca, y fue entonces cuando se nombró “San Ramón Patriarca”. Esta idea le alegró el espíritu, en ese momento mostró su sonrisa que emanaba paz.

Aprendí de él la humildad, la tolerancia, la paciencia, el no criticar, el permitir a la vida continuar tomando de ella lo mejor, la espiritualidad, el amor al prójimo.

Te dejamos ir diciéndote que te amamos y que siempre, siempre serás el patriarca de esta familia que humildemente reconoce tu grandeza. . .