Cómo ser un Héroe: El chico del apartamento. (#1)
Ya hace un tiempo que hago esto, y no importa que tantas veces lo haga, me sigue haciendo sentir patético y avergonzado; pero la desesperación de conocer a una chica ya es muy grande; pues a mis 20 años, no he tenido mi primera novia; así que hoy, como todos los demás jueves a las 10:30 AM desde hace unos meses, he venido a visitar a un hombre que se hace llamar Empty (para no mencionar su verdadero nombre, porque a pesar de saber cuál es, creo que el preferiría el anonimato). Él es un... ¿Consejero? ¿O tal vez un guía? Bueno, creo que consejero es la mejor palabra. Su trabajo consiste en enseñarme como ser un rompecorazones y conquistar chicas; aunque suele explicar estas cosas basado en una metáfora, la cuál no sé si me hace sentir más cómodo o más ridículo... En fin, él desde hace dos meses, me ha estado enseñando cómo ser un héroe, aquél que salva el día, vence al villano; y lo más importante para mí, se queda con la chica.
No valía la pena escribir antes sobre estas cosas, pues me parecían sobretodo un montón de idioteces que decía un asocial al que le hicieron daño muchas chicas, por lo cual decidió no salir más de su casa. Empty tiene esa clase de aspecto y personalidad que atrae chicas, es algo sombrío y deprimente, pero muy inteligente (a veces demasiado para mi gusto); también podría llamarlo elocuente y un gran fanático de la ironía y el sarcasmo. Lo primero que pensé al verlo es que de verdad podría ayudarme realmente, porque él encaja perfectamente en lo que sería el sueño de una adolescente en plena pubertad que imagina al novio perfecto, algo gótico y pálido, pero de seguro el anhelo de más de una chica. Empty, es un chico apenas mayor que yo, de unos 24 años si mal no recuerdo; alto, delgado y sin músculos, de rasgos definidos, de cabellera de rulos negros, algo larga; y siempre con una barba de unos dos días, lo cual es ilógico pues no lo he visto afeitado más de una vez; tiene un pequeño tatuaje en el cuello que se extiende a su hombro por su clavícula sin saber hasta donde llega, el cual dice algo que no he podido detallar; de todas formas cuando le pregunté qué decía, me respondió con una sonrisa y seguido me dijo que son una serie de oraciones que necesitaré aprender a su tiempo. Bueno, para terminar de describir a mi peculiar amigo, este se viste siempre de tonalidades entre gris y negro, siempre con sudaderas y suéteres que cubren totalmente sus brazos (razón por la cual sospecho que su tatuaje es más grande de lo que imagino que es) y con jeans negros pegados, los cuales día tras día me hacen preguntarme si no lava su ropa y se pone el mismo pantalón siempre, pues son iguales todos.
Empty es todo un personaje, el cual contrasta completamente conmigo. También sería bueno decirles ciertas cosas sobre mí, pero por razones personales, he decidido no decir mi verdadero nombre, así que me pueden llamar... Mmmm... Fart, como me suele llamar Empty tras la anécdota de nuestro primer intento de que yo hablara con una chica; los que saben inglés, podrán imaginarse que sucedió; y para los que no, recomiendo que busquen lo que significa. Digamos que tuve un problema de nervios y otra parte de mi cuerpo quiso hablar por mí.
Soy de estatura promedio supongo, pelirrojo y agradecido por la genética de mi madre por eso, también algo pálido (no me gusta salir mucho de mi casa... o de mi cuarto). Empty me describe como inocente y optimista al punto de ser repugnante, aunque no lo veo así; y de la misma manera mi forma de vestir también le resulta muy alegre para su gusto, aunque yo creo que me visto muy normal.
Las primeras charlas o sesiones que tuve con Empty eran muy frías y algo incómodas; un amigo me había recomendado que hablara con él si quería conquistar mujeres, pero no encontraba la forma en que ese asocial amargado podría ayudarme en relacionarme con gente cuando la primera vez que toqué a su puerta me dijo textualmente "Tengo un arma y estoy apuntando directamente a tu cabeza, si eres el cartero de nuevo, ya te advertí que no volvieras más, no quiero tu asqueroso correo, sin importar de quién sea". Tras mencionar que me había mandado un amigo común, abrió la puerta, agarro el cuello de mi camisa y me jaló hacia dentro del apartamento que parecía una cueva oscura donde alguna extraña bestia o un viejo ermitaño caníbal viviría. Al estar adentro me dijo que me sentara en un cojín del suelo, y que explicara a más detalle quién me dijo su verdadero nombre y por qué debería ayudarme.
Fuente: Pixabay
Tras una explicación bastante extensa, la cual me hacía ver bastante desesperado (y patético), se rió fuertemente hasta las lágrimas. Me sentí molesto, y ridiculizado; quería salir de ahí, ese hombre no me iba a ayudar a hacer nada, fue una pérdida de tiempo. O eso pensé...
Continuará