Mi vida es una prisión, no estoy libre. Mi movilidad está limitada porque una cadena fuerte me rodea el cuello y al final, me ata a una tabla de madera a pocos metros de mí.

Puedo caminar sólo un poco porque todo lo hago desde aquí. La verdad no recuerdo muy bien si alguna vez mi vida fue distinta, si en verdad es posible caminar por el suelo sin que nada me detenga.

¿Es esto la vida? ¿Tan malo soy, como para que me aten?

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A veces por la rendija de las tablas de madera puedo ver otros como yo, corriendo por el suelo, yendo de allá para acá sin problemas. Entonces, ¿yo por qué no?

A veces quisiera ser un ave y volar, ser libre, correr y nunca quedarme en el mismo lugar... A veces lloro, pero no se inmutan. Luego reina en mí la rabia y enojo, molestándome si alguien pasa cerca. Y para mi sorpresa, que me vea enojado y amenazante les gusta. Dicen que "para eso sirvo".

La vida pasa ante mí, pero no me toca, no estoy vivo porque soy un prisionero. Tal vez hice algo para merecerlo y no lo sé o no lo recuerdo.

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Sólo espero que algún día me perdonen y al fin pueda ser libre, correr, para nunca quedarme en el mismo lugar. Vivir de verdad. Y nunca más llorar.