El espejo en que te miras.

Muchas personas, tanto hombres como mujeres, acostumbran a mirarse al espejo no con la objetividad reflejada por el espejo sino modificada por la imagen mental del sí mismo.

Veamos, un caso supuesto: una jovencita quinceañera, hermosa y hermosamente vestida, se siente insegura, se rechaza, porque un par de espinillas se inflamaron en su cara. Sus ojos sólo tienen miradas para esas terribles deformidades que afean su rostro, según su proyectada imagen mental en el espejo. Tal vez, alguno piensa, más bien imagen emocional; y de hecho lo es. Pero, las emociones también pasan por nuestra mente, por nuestras neuronas y las percibimos por nuestros sentidos, internos o externos.

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Otro caso supuesto: un entrenador del equipo femenino de beisból se mira al espejo, proyectando la imagen  que ha creado de sí mismo, feliz por las miradas de admiración de las integrantes del equipo; se ve muy atractivo, sin reparar en su demasiado gruesa nariz, sus piernas cortas y la calvicie incipiente.

En ambas situaciones, tenemos una alteración de la imagen "real" que daría el espejo. Ambos protagonistas, la quinceañera y el entrenador, se perciben, se observan dando importancia a hechos parciales de su realidad, pero les pregunto ¿cuál es más feliz? ¿cuál generará mayor atracción y simpatía a las personas que le rodean? Obviamente quien se percibe a sí mismo en una forma positiva, que potencia su capacidad de interactuar con las otras personas, sus niveles de comunicación y, en consecuencia, su atractivo.

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Pensemos en esto cuando la auto crítica nos descuadre. Debemos ser tolerantes con nosotros mismos, pero también exigentes para lograr nuestra imagen deseada; nuestros objetivos deseados.

¡Que tengan un hermoso nuevo día!Jejeje. Aunque sea lunes.