Además de disfrutar la narrativa, siempre tan fresca, fluida, agradable a la vista, me conmovió mucho la creencia, la cual comparto, que el señor Nerio acompaña a la Reina y a través de ella, acompaña de alguna manera a sus amados hijos.

Me agradó mucho la referencia, así haya sido tímida, por tu proverbial apego a la evidencia objetiva, a las capacidades especiales que tienen algunas personas, como fue el caso del párroco que visitó las villas, de percibir energía en niveles diferentes a los normales.

Y, me permito recordarte la experiencia, que sería interesante leer en tu maravillosa prosa, cuando retornábamos de la Universidad tras culminar el trabajo especial de Métodos Estadísticos al lado de Ricaurte Montilla a altas hora de la noche y a los tres se nos puso la piel de gallina ante un súbito silencio que se produjo entre en el trayecto entre la Emergencia y la entrada principal del Hospital Universitario.

Un fuerte abrazo.