Ven, sube a estas frías montañas,
para que con mi cuerpo sientas mi calor,
al llegar oirás fuertes latidos,
que vienen de mi ardiente corazón.

Vamos juntos hacia el río
donde corre la pasión,
dame el cielo con tus besos,
hasta que hagas vibrar mi corazón.

Dentro del río y la fría montaña
ahora se nos pierde la razón,
insaciable el tiempo se detiene,
cuando llega al clímax nuestro amor.

Necesito recorrer el final del río,
sin medir la sed de mi cuerpo,
tener la necesidad de verte,
sin resbalarme en ningún obstáculo,
hasta alcanzar la meta de tus besos.

Quiero que me acaricie la luz de tus ojos,
en mis calidas mañanas,
la cárcel de tus brazos,
en tu dulce despertar.

Al final de este camino,
se que encontrare el océano de tus ojos,
navegaré sobre ellos hasta conseguir alma,
pura, encantadora y cautivadora,
que llene mi vida de gran calor.

Quiero sentir el calor de tus aguas,
quiero cubrirme de la arenas de tu piel,
mirar al cielo de noche donde vea la estrella,
que ilumina todo tu ser,
despertar bajo el sonido de las olas,
y que seas mi dulce amanecer.

Mi alma vive en un penar,
esperando tu regreso,
que llegue el barco de infinito océano,
donde traiga la esperanza que despierte mis sentidos.

Despertare entre el aroma,
donde el mar me cubra de grandezas,
del frondor de las retamas,
y entre áridos pedregales,
recorre fantásticos mares,
hasta conquistar el reino de tu amor.